LOS RETABLOS PERDIDOS DE VILLAMURIEL
1.- INTRODUCCIÓN
Hasta las
desamortizaciones del s. XIX la fábrica de la iglesia (el edificio de culto)
tuvo sus propios recursos, procedentes de las rentas de sus tierras y de parte
del diezmo, y la Iglesia pudo hacer frente a la conservación de los edificios y
de los diversos objetos utilizados para el culto y adquirir nuevos elementos
para el mismo.
Ya en el s. XX, a
raíz de la Guerra Civil y las penurias económicas de la posguerra, el deterioro
de los edificios y ciertas obras de reparación de los mismos, obligaron a los
párrocos a vender retablos y otros objetos litúrgicos para costearlas.
En casi todos los
pueblos de la provincia de Palencia se vendieron retablos y otros objetos de
las iglesias y conventos, generalmente a los anticuarios, los cuales se
encargaban después de revenderlos a compradores particulares o museo
nacionales, incluso de fuera de España, y a veces a iglesias de otras
provincias que habían perdido sus retablos durante la Guerra Civil.
EXPEDIENTES DE ENAJENACIÓN DE RETABLOS DE VARIOS PUEBLOS
Para poder realizar la venta, el párroco de cada localidad solicitaba al Sr. Obispo la venta del objeto en cuestión y la razón de la necesidad de venderlo. Entonces, el Obispo presentaba el expediente de venta al Deán y Cabildo de la Catedral para que resolviera sobre el mismo y, con su acuerdo, el Obispo adoptaba la resolución que procediese.
CAPILLA DE AZUCARERA EBRO, EN VENTA DE BAÑOS
Así, por ejemplo, en 1947 se vendieron las 6 tablas del retablo mayor de San Lázaro de Palencia , obra de Juan de Flandes, por 300.000 pts. para arreglar la iglesia que estaba en estado ruinoso, y en 1943 se vendió por 30.000 pts. el retablo mayor plateresco de la iglesia de S. Miguel de Becerril de Campos (para poder arreglar las otras iglesias del pueblo) a la Compañía Ebro para colocarlo en la nueva capilla de la Azucarera de Venta de Baños.
2.- EL RETABLO MAYOR DEL S. XVI
La iglesia de
Santa María, como templo del palacio episcopal, debió tener retablos de calidad
en los siglos XV y XVI, encargados por los obispos.
Uno de ellos fue el retablo mayor, obra de
Felipe Bigarny (1475-1543), maestro escultor y tallista borgoñón, uno de los
más destacados del Renacimiento español, que trabajó en las catedrales de
Burgos, Palencia y Toledo.
En su testamento e
inventario de bienes se señalan las obras pendientes de concluir o de cobrar y
se citan varios retablos, hoy desaparecidos, como los de Villamuriel de
Cerrato, Haro, Peñaranda de Duero.
El retablo lo
contrató Bigarny, pero lo dejó en manos de algunos oficiales de su taller
(Sebastián de Salinas y Juan Vizcaíno), al no poder realizar personalmente
todos los encargos. También encargó su
policromía a artistas burgaleses por importe de 40.000 maravedíes (más de 100
ducados).
Por este retablo Bigarny había recibido 400 ducados en 1538, lo que indica que le faltaba parte del dinero por cobrar. ¿El retablo fue un encargo del obispo Cabeza de Vaca, obispo de Palencia de 1537 a 1550?
Por este retablo Bigarny había recibido 400 ducados en 1538, lo que indica que le faltaba parte del dinero por cobrar. ¿El retablo fue un encargo del obispo Cabeza de Vaca, obispo de Palencia de 1537 a 1550?
ACTUAL RETABLO MAYOR DE SANTA MARÍA DE VILLAMURIEL
¿Cómo era el retablo de Bigarny? Es muy difícil saberlo, porque no se sabe dónde está, si es que todavía se conserva, no se conoce ningún dibujo o grabado que lo reproduzca ni hay constancia del contrato firmado entre el maestro escultor y el promotor del mismo.
Sería un retablo de estilo renacentista, con esculturas y relieves, y de un cierto tamaño por las dimensiones del ábside central de la iglesia y por el precio concertado entre Bigarny y el promotor.
Al cambiar los gustos estéticos, con la llegada del Barroco, este retablo debió ser sustituido por el actual retablo mayor, realizado a fines del s. XVII y principios del S. XVIII, y tal vez vendido a otra parroquia de menor categoría que necesitase para su iglesia un retablo de 2ª mano y, por tanto, más barato que uno nuevo.
Sería un retablo de estilo renacentista, con esculturas y relieves, y de un cierto tamaño por las dimensiones del ábside central de la iglesia y por el precio concertado entre Bigarny y el promotor.
Al cambiar los gustos estéticos, con la llegada del Barroco, este retablo debió ser sustituido por el actual retablo mayor, realizado a fines del s. XVII y principios del S. XVIII, y tal vez vendido a otra parroquia de menor categoría que necesitase para su iglesia un retablo de 2ª mano y, por tanto, más barato que uno nuevo.
3.- LOS RETABLOS Y OTROS BIENES VENDIDOS EN EL S. XX
En 1950, en la
iglesia de Sta. María de Villamuriel había 8 retablos, repartidos por los
diversos espacios del templo: el retablo mayor de la Virgen del Milagro en el
ábside central, el del Cristo de la Misericordia en el ábside de la Epístola
(ábside izquierdo), los de San Roque y
Nª Señora del Rosario en ambos lados del crucero, el de S. Sebastián o
Santa Catalina de Alejandría en la nave del Evangelio (lado derecho), los de la
Virgen del Carmen, San Pedro y la Purísima, en la nave de la Epístola (lado
izquierdo).
La mayor parte de
estos retablos fueron realizados e instalados en el s. XVIII, pero había 2 que
fueron ejecutados en el s. XVI, en estilo plateresco, que tenían mayor valor
artístico.
Fueron encargados
por la propia parroquia de Sta. María o por alguno de los obispos de Palencia y
tal vez alguno procedía de la antigua parroquia de San Sebastián y había sido
trasladado a la iglesia principal, Sta. María, una vez que ésta se convirtió en
iglesia parroquial en el s. XVI.
En ese contexto de
falta de recursos por parte de las parroquias se sitúan las ventas de varios
de los retablos y otros bienes de la parroquia en los años 40 y 50 del s. XX,
siendo párroco D. Florentino Rebollo (fue párroco de mayo de 1946 a abril de
1968).
Las obras de mayor
valor vendidas por la diócesis en la parroquia de Santa María de Villamuriel
fueron los retablos de Santa Catalina de Alejandría y San Pedro, ambos obra de
Juan de Villoldo, del s. XVI, y el retablo de la Purísima, obra de Gregorio
Portilla, del s. XVIII.
RETABLO DE SANTA CATALINA: BANCO Y PRIMER CUERPO
Pero además se vendieron otros objetos, también de cierto valor y en uso en esos momentos en la parroquia: el órgano del coro, obra de Domingo Galarza, del s. XVIII, la campana grande o María, del s. XVIII, los 14 cuadros del Viacrucis, la imagen de la Virgen del Rosario del retablo del mismo nombre, la verja que separaba el presbiterio del crucero, de bronce, y otras piezas menores.
Entre los
feligreses del pueblo se produjo un malestar por las numerosas obras vendidas
por el párroco, por considerarlo excesivo para las obras a realizar en la
iglesia, pero en aquellos años pocas o ninguna protesta se podía realizar o no
eran atendidas.
La venta de los
retablos fue autorizada por el Sr. Obispo, pero planea una sombra de duda y
sospecha sobre el conjunto de las ventas y el destino de lo ingresado, sobre
todo por no haber cuentas de la parroquia de esos años ni un inventario de los
bienes de la parroquia en los años 50.
4.- EL RETABLO DE LA PURÍSIMA
A.- ¿CÓMO ERA EL RETABLO?
El primer retablo
que se vendió fue el denominado de la Purísima en el inventario de la iglesia
de 1915, por tener en el nicho central la imagen de la Purísima, y llamado de
Santa Catalina en el inventario de 1937, tal vez por tener en ese momento en el
nicho central la imagen de Santa Catalina de Alejandría.
Este retablo y el
de la Virgen del Carmen (hoy dedicado a San Isidro), fueron encargados por la
parroquia a Gregorio Portilla, un maestro ensamblador palentino, al que en 1749
se pagaron 7.550 reales por el trabajo en ambos retablos.
En 1750 y 1751 se
pagaron también 11.500 reales a Andrés Carazo y Felipe Reoyo por el dorado y
estofado de los dos retablos.
RETABLO DE LA VIRGEN DEL CARMEN,
EN LA IGLESIA VIEJA DE NUEVA MONTAÑA QUIJANO
El retablo de la
Purísima se componía de: banco (en cuyo centro estaba el Sagrario), un cuerpo
central dividido en 3 calles (con La Purísima en el nicho central, San Antonio
de Padua y, más tarde, Santa Catalina en el derecho, San Francisco de Asís en
el izquierdo) y el ático (con San Miguel Arcángel).
B.- LA VENTA DEL RETABLO
En mayo de 1950,
el sr. Obispo, D. José Souto Bizoso, remitía al sr. Deán y Cabildo de la
Catedral de Palencia el expediente incoado a instancia del cura ecónomo de la
parroquia para la venta del último retablo del lado de la Epístola de su
iglesia parroquial para que manifestase lo que estimase conveniente.
Acompañaba
tasación pericial, en la que se apreciaba el valor en venta de dicho retablo en
30.000 pesetas, como mínimo, y procurando obtener lo más que se pudiese en
beneficio de la Iglesia.
La causa alegada
era la necesidad de fondos para obras de reparación extraordinaria de dicha
iglesia parroquial.
El expediente de
venta fue informado favorablemente por el Cabildo y su venta autorizada por el
Sr. Obispo, porque el retablo se vendió directamente o a través de algún
anticuario, a la empresa Nueva Montaña Quijano.
C.- ¿DÓNDE SE ENCUENTRA ACTUALMENTE?
Nueva Montaña
Quijano es una empresa metalúrgica santanderina instalada en la bahía de
Santander desde 1899. A su lado
habían ido surgiendo varios barrios para sus obreros y en 1952 se había
construido una iglesia para el culto de sus habitantes, dedicada a la Virgen
del Carmen, en cuya cabecera se instaló el retablo de la Purísima de
Villamuriel, al que se añadió una imagen de la Virgen del Carmen, encargada a
la Escuela de Olot, que fue colocada en el nicho central como titular de la
parroquia.
IGLESIA VIEJA DE LA VIRGEN DEL CARMEN -
EN NUEVA MONTAÑA QUIJANO
EN NUEVA MONTAÑA QUIJANO
En 1987 la empresa santanderina fue absorbida por el grupo catalán Celsa, que consiguió del Ayuntamiento de Santander la aprobación de un nuevo plan urbanístico para construir pisos derribando las casas bajas de los antiguos barrios en torno a la fábrica.
En ese proyecto también entraba el derribo de la iglesia de 1952, que fue sustituida por otra moderna en un nuevo emplazamiento cedido por el Ayuntamiento, inaugurada en 2011, a donde se trasladó el retablo de la Virgen del Carmen, pero al que tuvieron que quitar el basamento y gran parte del banco para poder instalarlo en una iglesia de menor altura.
Al mismo tiempo el
retablo fue sometido a un costoso y salvador proceso de restauración, por
importe de más de 30.000 €, para consolidar su estructura e imágenes, muy
afectadas por la humedad y la carcoma, que habrían acabado con el retablo en
pocos años.
En ese proceso el retablo se instaló en una capilla lateral, se cambió de hornacina a Santa Catalina y se quitó del mismo a la Virgen del Carmen para colocarla en el altar mayor, como patrona de la parroquia.
En ese proceso el retablo se instaló en una capilla lateral, se cambió de hornacina a Santa Catalina y se quitó del mismo a la Virgen del Carmen para colocarla en el altar mayor, como patrona de la parroquia.
SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA,
EN EL RETABLO RESTAURADO DEL CARMEN
EN EL RETABLO RESTAURADO DEL CARMEN
5.- LOS RETABLOS DE SANTA CATALINA Y SAN PEDRO
A.- SU HISTORIA ANTERIOR
Esteban García
Chico dice que ambos procedían de la iglesia de San Sebastián y fueron
trasladados después a la de Santa María.
Desconozco las razones para esta
afirmación (tal vez por estar la imagen de San Sebastián en el nicho central
del retablo de Santa Catalina).
Sin embargo, por el escudo (decorado con la cabeza de un toro, sostenido por un niño desnudo) que aparece en el retablo de Santa Catalina, perteneciente al obispo Luis Cabeza de Vaca, es más probable que fueran encargados por dicho obispo para colocarlos en la iglesia del Palacio Episcopal, no en la del pueblo.
Sin embargo, por el escudo (decorado con la cabeza de un toro, sostenido por un niño desnudo) que aparece en el retablo de Santa Catalina, perteneciente al obispo Luis Cabeza de Vaca, es más probable que fueran encargados por dicho obispo para colocarlos en la iglesia del Palacio Episcopal, no en la del pueblo.
ESCUDO DEL OBISPO LUIS CABEZA DE VACA,
EN EL RETABLO DE SANTA CATALINA
Ambos retablos ya
son citados, como dedicados a Santa Catalina y San Pedro, en la visita que en
1721 el representante del Obispo de Palencia hace a la iglesia de Santa María.
En los inventarios que hacen los párrocos de los bienes de Santa María de 1908 y 1937 se recoge la existencia de 2 altares, de estilo plateresco, uno dedicado a San Sebastián y otro a San Antonio de Padua, con algunos cuadros de algún mérito.
Estos son los
retablos citados en 1721, con la diferencia de que se habían quitado las
esculturas de Santa Catalina y de San Pedro de la hornacina central de ambos
retablos para colocar a San Sebastián y San Antonio de Padua en su lugar y
trasladar aquellas a los retablos hechos por Gregorio Portilla (una al de la
Purísima, hoy de la Virgen del Carmen, en Santander, y la otra al de la Virgen
del Carmen, hoy de San Isidro, en Villamuriel).
Según Esteban
García Chico, en 1952 ambos retablos estaban en la iglesia, el de Santa
Catalina en la nave lateral del Evangelio (a la derecha, según se entra desde
el atrio) y el de San Pedro en la nave lateral de la Epístola (enfrente del
anterior).
Pero en 1966,
cuando Jesús María Caamaño hizo su atribución como autor a Juan de Villoldo, ya
no estaban en la iglesia. Es que habían
sido vendidos en 1954.
B.- LA VENTA DE LOS RETABLOS
En marzo de 1954
el Obispo D. José Souto Bizoso presentaba al Deán y Cabildo de la Catedral el
expediente de venta del retablo de escuela castellana, del s. XVI, con escenas
pintadas de la vida de San Pedro, tasado en 60.000 pesetas, incoado por el
párroco de Villamuriel, y le pedía que le comunicase su decisión para poder
adoptar la resolución que procediese.
El documento
relativo al expediente de petición de venta del retablo de Santa Catalina no
está actualmente entre la documentación consultada en el archivo de la
Catedral, pero sería en términos similares a la de San Pedro.
El Cabildo informó
en sentido favorable a la venta y en el mismo mes de 1954 el obispo autorizó la
venta de 2 retablos, no necesarios para el culto y en peligro de perderse,
tasados en 50.000 pesetas cada uno.
Su importe debía
ser ingresado en la cuenta parroquial, a nombre de la parroquia.
BANCO DEL RETABLO DE SANTA CATALINA: SANTA LUCÍA, LA MAGDALENA Y SANTA MARGARITA (de izquierda a derecha)
BANCO DEL RETABLO DE SANTA CATALINA: SANTA LUCÍA, LA MAGDALENA Y SANTA MARGARITA (de izquierda a derecha)
En la solicitud
del párroco se decía que con el importe de la venta se pretendía restaurar la iglesia,
carente de medios económicos para ello.
Una parte de su importe se destinó a picar la cal de las naves de la
iglesia y sellar las uniones de los sillares, por valor de 70.000 pesetas, y el
resto tal vez a arreglos de los tejados.
Las iglesias se encalaban
por razones limpieza y sobre todo de higiene, cuando se había producido alguna
epidemia, de peste o de cólera, especialmente desde 1787, cuando Carlos III
ordenó encalar las iglesias y sacar los cementerios de las poblaciones al
exterior de las mismas para evitar los contagios de sus moradores.
C.- ¿CÓMO ERAN LOS RETABLOS?
La autoría de los
ambos retablos ha sido atribuida a Juan de Villoldo por J. Mª Caamaño Martínez
en el Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología de la Universidad
de Valladolid, t. XXXII, de 1966.
Juan de Villoldo
(1516-62) fue un pintor manierista español, seguidor de Alonso Berruguete, que
pintó 2 retablos para la catedral de Palencia y varios retablos para iglesias
de pueblos de Valladolid.
El retablo de
Santa Catalina de Alejandría está dedicado a esta santa de los ss. III-IV, que,
tras superar diversos tormentos, fue decapitada por orden del emperador romano.
Se compone de:
sotobanco con adornos platerescos, banco con 3 tablas pintadas de santas, 2
cuerpos divididos en 3 calles y un ático, en los que se distribuyen 6 tablas
pintadas sobre la vida de Santa Catalina alrededor de una hornacina central
donde se colocó la escultura de la santa titular.
La imagen de Santa
Catalina no fue vendida con el retablo ni tampoco la de San Sebastián, que
ocupaba el nicho central cuando se vendió el mismo. En su lugar, Caja Burgos encargó una Sagrada
Familia moderna para el nicho central vacío.
RETABLO DE SANTA CATALINA,
EN EL PALACIO DE SALDAÑUELA
EN EL PALACIO DE SALDAÑUELA
MILAGROSA LIBERACIÓN DE STA. CATALINA DE LAS RUEDAS
APARICIÓN DE CRISTO A SANTA CATALINA EN PRISIÓN
La arquitectura
del retablo podría ser obra de Juan de Cambray, al que el obispo Cabeza de Vaca
encargó el púlpito colocado junto al trascoro de la Catedral de Palencia, donde también aparece el escudo del obispo.
Del retablo de San
Pedro se sabe que está compuesto por 9 tablas pintadas sobre la vida de San
Pedro. Es similar al de Santa Catalina,
por lo que tiene un sotobanco, un banco con 3 tablas y 2 cuerpos divididos en 3
calles con otras 5 tablas y la estatua del santo titular en la hornacina
central, rematando en un ático con una tabla.
La arquitectura del retablo tiene los mismos elementos que el de Santa
Catalina.
RETABLO DE SAN ROQUE, CON
SAN PEDRO EN EL ÁTICO
Lo normal es que la escultura sedente de San Pedro (hoy en lo alto del retablo de San Roque), estuviera en el nicho central de este retablo, pero en el s. XX se había colocado en su lugar a San Antonio de Padua, tal vez por la preferencia de algún párroco por el santo franciscano del s. XIII. Sin embargo, ambas imágenes se conservan en Sta. María de Villamuriel, lo que indica que el retablo se vendió sólo con las tablas pintadas.
D.- ¿DÓNDE SE ENCUENTRAN ACTUALMENTE?
El retablo de
Santa Catalina se encuentra en el palacio de Saldañuela, a pocos km. de Burgos.
Se trata de un bello palacio renacentista del s. XVI. El palacio era propiedad de Caja Burgos, que
lo adquirió en 1951, y ahora pertenece a la Fundación de Caja Burgos
(independiente de la Caixa, banco que absorbió a Caja Burgos).
Lo mandó construir
Isabel de Osorio, amante de Felipe II.
(Mari Pau Domínguez ha novelado su historia en “Una diosa para el
rey). Cuando abandonó la Corte, compró
al Consejo de Hacienda el señorío de varios pueblos, entre ellos Sarracín y
Saldaña (cerca de Burgos), donde construyó el palacio.
PALACIO DE SALDAÑUELA - PATIO RENACENTISTA
La Caja de Burgos
debió comprar el retablo a un anticuario en fechas cercanas a su venta por la
diócesis y lo colocó en el ábside de una pequeña capilla del palacio, donde se encuentra junto a otras obras de su colección de arte.
Después encargó una laboriosa
restauración del retablo en la misma capilla, tanto de las tablas de pintura, que estaban muy sucias y se veían
mal las imágenes, como de la parte arquitectónica del mismo, afirmando sus
piezas, limpiándolas y tratándolas contra los insectos,
Este palacio y su
capilla son visitables, los viernes por la mañana, con cita previa. Es una visita muy recomendada, por la belleza
del palacio, sobre todo de su patio, y por las obras de arte que guarda, entre
ellas el retablo de Villamuriel.
El paradero del
retablo de San Pedro es desconocido. Si estuviera en algún museo importante de
España, algún historiador del Arte o algún aficionado a visitar museos hubiera
podido verlo o saberlo por otras fuentes y darlo a conocer. Tal vez esté en algún museo o en alguna
colección de Arte particular o institución extranjeros.
6.- OTRAS OBRAS VENDIDAS o PERDIDAS
De la mayor parte del resto de obras
vendidas no he podido ver la solicitud de su venta por parte de los párrocos al
Sr. Obispo. Tal vez se hizo la solicitud, pero no se
conserva el documento en el Archivo de la Catedral, o se vendieron sin permiso
de la diócesis, que sucedió a veces en esos años del s. XX.
EL ÓRGANO había sido construido en 1728 por Domingo Galarza, maestro del arte orgánico, sustituyendo a otro órgano viejo. Se le habían pagado 6.000 reales de vellón, más el órgano viejo. En 1729 había sido pintado por Manuel Aparicio, maestro pintor de Palencia.
En el inventario
de 1937 se decía que en el coro había un órgano de octava corta y 3 registros,
en muy mal estado y sin uso.
No se sabe a quién
y por cuánto fue vendido ni dónde se puede encontrar o si fue desguazado para
reparar otros órganos similares.
CORO, DONDE ESTABA EL ÓRGANO DEL S. XVIII
En la torre había 4 campanas, UNA MUY GRANDE O MARÍA, que servía para dar las horas del reloj, y las otras 3, más pequeñas, que se volteaban para llamar a las diversas funciones religiosas. Todas en buen estado.
La campana grande se instaló entre 1.787 y 1.789, siendo su autor el
maestro campanero Alejandro
Ballesteros, ayudado por su hijo el Manuel Diego Ballesteros.
El coste de la misma
ascendió a 3.760 reales, de los cuales el maestro campanero cobró 2.938 y por otros trabajos
complementarios se pagaron 822 reales. La mayor parte del dinero salió de
los ingresos de la fábrica de la iglesia, ya que el Concejo de la villa sólo
aportó 250 reales.
La campana grande
fue vendida en esos años, descolgándola desde la torre, para colocarla en otra
iglesia o para fundirla en un taller y fabricar otras campanas u objetos de
bronce. No se conoce a quién se vendió ni su precio.
CAMPANA DE 1949,
TAL VEZ LA SUSTITUTA DE LA GRANDE O MARÍA
El retablo de Nª
Sra. o del Rosario es un retablo rococó, de buena calidad, mandado realizar por
el obispo Andrés de Bustamante y terminado en 1761. No se sabe quién fue su
autor, pero su estilo se relaciona con los Bahamonde, que realizaron retablos
en Valladolid.
El retablo
presenta un banco con medallones, un solo cuerpo dividido en 3 calles, con un
nicho en la calle central en el que estaba colocada la Virgen del Rosario y
medallones sobre la vida de la Virgen en las calles laterales, y rematado por
un ático con la imagen de Santo Domingo.
En este retablo falta LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO, titular del mismo, que fue sustituida por una Sagrada Familia moderna de escayola. Tampoco se sabe a quién fue vendida ni dónde se encuentra actualmente.
Esta Virgen tenía
un ajuar de joyas de plata o plata Meneses y de ropa de seda o terciopelo, tan
variados como los de la Virgen del Milagro, aunque de menos calidad y valor.
Desconozco si se ha conservado para utilizarlo en la Virgen del Milagro o
también fue vendido.
RETABLO DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
En el inventario de 1937 había UN VIACRUCIS, colgado en las columnas de la nave central, con 14 cuadros pintados al óleo, con marco de madera, con 2 brazos de bronce en cada uno. Había sido donado a la parroquia por D. Narciso Rodríguez Lagunilla.
También fue vendido, pero se desconoce su paradero actual. En su lugar se colocaron 14 cruces de mármol, que existen actualmente.
NAVE CENTRAL CON LAS CRUCES
DEL VIACRUCIS EN LAS COLUMNAS
Para separar el presbiterio del crucero había UNA VERJA, de estilo neogótico, de bronce con pasamanos de caoba y atriles de bronce, regalo de D. Emilio Meneses. Fue desmontada y se colocó encima del muro que cerraba el nuevo baptisterio, situado en la nave derecha junto al coro. Más tarde se volvió a desmontar, al quitar el baptisterio en la última reforma del acceso al coro, y se debió vender a algún anticuario o para fundir el bronce.
NAVE CENTRAL,
CON EL PÚLPITO Y LA VERJA DEL PRESBITERIO
En la nave central, adosado a los soportes colocados entre el crucero y el primer tramo de la nave, estaba colocado EL PÚLPITO DE HIERRO pintado, con el tornavoz de madera. También fue desmontado, al no ser ya utilizado para predicar el sermón, que era realizado desde el altar. Se desconoce su destino. Tal vez fue a la chatarra, ya que tenía poco valor.
En el inventario
de 1937 en la sacristía había UN CUADRO de escuela flamenca, pintado sobre
tabla, REPRESENTANDO A NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS, de cierto mérito. Ya no existe en la actualidad.
En el inventario de 1915, en el baptisterio había UN CUADRO, CON LA IMAGEN DE SAN JUAN, pintura de escuela flamenca, procedente de un retablo. Tal vez sea la que se documenta en 1944: el obispo Javier Lauzurica solicitaba al Cabildo su examen para la venta de una tabla suelta de retablo, pintada, de la parroquia de Villamuriel, por la que ofrecían 5.000 pesetas. Se señalaba que la razón de la venta era de verdadera utilidad para la parroquia.
En el inventario
de 1915 se recoge la existencia, en la antesacristía, de UNA IMAGEN DE LA VIRGEN, de estilo gótico, de algún mérito.
Esta imagen ya no consta en el inventario de 1937, lo que indica que
había sido vendida en el intervalo de ambas fechas.
En los inventarios de 1915 y 1937 se recoge la existencia en la sacristía de UN ALTAR DE PINO, CON UN CUADRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE, donación de D. Félix Diez-Quijada, oidor (juez) del Tribunal de Méjico (el tribunal más alto de la Corona española en el virreinato de Nueva España, que tenía su sede en la ciudad de Méjico). Esta obra todavía existía en el inventario de 1968, pero hoy ya no se encuentra en la iglesia.
Y, para finalizar la relación de pérdidas, hay que señalar la de un objeto, tal vez con poco valor material, pero sí de gran importancia espiritual, sentimental y de la historia del pueblo: 2 DE LAS 4 MEDIAS HACHAS DE CERA, guardadas en sus urnas, que habían sido utilizadas en la procesión del milagro de la Virgen de 1601.
Estas se habían conservado en la iglesia durante casi 350 años y se ponían a los lados de la imagen en las andillas por la fiesta de la Ascensión. Consta su existencia en el inventario de 1937, pero ya no aparecen en el inventario de 1968, de lo que deduzco que habían desaparecido por descuido o por desidia.
7.- DOCUMENTACIÓN UTILIZADA
- Libro de Inventarios de la Parroquia de Villamuriel, del Archivo Parroquial de Sta. María.
- Libros de Cuentas de Sta. María de Villamuriel, del Archivo Parroquial de Sta. María
- Cuentas, oficios y documentos 1942-50 y 1950-60, del Archivo Catedralicio de Palencia
- Guía de Sta. María la Mayor de Villamuriel de Cerrato, de Clementina Julia Ara Gil, editado por la Diputación Provincial de Palencia, 1992.
- Artículo “Juan de Villoldo”, de Jesús Mª Caamaño Martínez, en el Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, t. XXXII, 1966.
- Artículo “Felipe Bigarny a la luz de su testamento e inventario de bienes” de Luis Vasallo Toranzo, volumen 92, nº 366, pp. 145-160, Madrid, 2019.
- Fotografías del retablo de Santa Catalina, realizadas por el autor del artículo y autorizada su publicación en el blog por gentileza de la Fundación de Caja Burgos
- Fotografías del retablo de la iglesia del Carmen de Nueva Montaña (Santander) cedidas por D. Jesús Arce, de la Orden Salesiana, que fue párroco en la citada parroquia del Carmen de Santander.