domingo, 31 de marzo de 2019

EL MONTE, MURALLA NATURAL DE VILLAMURIEL

En España, si bien es el estado el que tiene la competencia exclusiva en legislación básica sobre el medio ambiente, son la CCAA las responsables y competentes para establecer las normas adicionales en materia de gestión y protección forestal, revitalizando el papel de los Ayuntamientos mediante una mayor participación en la toma de decisiones sobre sus propios montes, reconociendo con ello su papel de principales propietarios públicos.



LA GEOGRAFÍA

La esencia geográfica de cualquier territorio reside en su formación geológica (composición y estructura, tanto interna como superficial) y tectónica (plegamientos, deformaciones y fallas de la corteza terrestre y fuerzas internas que los originan) que es la que lo modela, y de donde brota el paisaje; clima, roquedo, vegetación y topografía, en todas las combinaciones posibles, originan cada paisaje diferente. Y es la ciencia geográfica la que da entrada al paisaje como elemento geográfico de primer orden tanto en la caracterización geomorfológica como en la clasificación de la flora y vegetación y en la división de los paisajes humanos del hábitat urbano y rural.


EL PATRIMONIO FORESTAL

Es Patrimonio forestal, toda la infraestructura verde natural de un territorio y sus recursos.


 Incluye aspectos hidrológicos, paisajistas, biodiversidad, flora, fauna, erosión del suelo, gestión sostenible, aprovechamiento... Un capital importante por tres pilares fundamentales: el ecológico, el económico y el social; por su consideración y protección dispone de todo un compendio de conceptos y normativa. En el contexto económico actual, es éste un asunto comunitario e internacional. 




EL MONTE 

Se define monte a la elevación natural del terreno, generalmente más pequeño que una montaña. El concepto general de monte o fracciones de monte que están incluidos en espacios naturales protegidos y las vías pecuarias que atraviesan o lindan con ellos se rigen por una legislación específica recogida en La Ley de Montes que engloba a los terrenos en el que vegetan especies forestales, arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sea espontáneamente o procedan de siembra o plantación y cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras, productoras, culturales, paisajísticas o recreativas. Terrenos yermos, roquedos o arenales y las construcciones e infraestructuras destinadas al servicio del monte en el que se ubican. Terrenos agrícolas abandonados cuando adquieran signos inequívocos de estado forestal y enclaves forestales en terrenos agrícolas  y superficie determinada.



En la Edad Media, de los bosques, es decir, una parte de los montes, lo que se pretendía era posibilitar la caza a los reyes y nobles; otros intereses generaron la deforestación con el fin de defender a la ganadería y la agricultura.


Fue la dinastía borbónica, de origen francés y reinante en España desde 1700, la que exportó la tradición francesa de proteger los bosques por medio de la imposibilidad de labrarlos, al menos todos aquellos que fueran comunes. Junto a esta prohibición se exigía además que fueran los propios vecinos los encargados de mantenerlos limpios o realizaran la plantaciones de en un número determinado de árboles.


Es a partir del siglo XIX cuando en España se aborda en serio un modelo de sistema forestal para proteger los montes. En 1848 nace en Madrid la primera Escuela de Ingenieros de Montes y en mayo de 1893 la Ley de Montes, derogada por la de junio de 1957 y desarrollada por el Reglamento de 22 de febrero de 1962. En 1941 se había creado la Ley de Patrimonio Forestal del Estado, leyes que han pasado por sucesivas y profundas reformas y su buena dosis de controversia. En vigencia, los textos de la Ley de Montes y Reglamento, 21/2015 de julio.


EL MONTE DE VILLAMURIEL


Dar a conocer desde un punto de vista histórico y  costumbrista, y a escala social lo que el Monte ha representado para Villamuriel forma parte de la tradición oral por lo que no hemos encontrado demasiadas referencias. Nos limitaremos a textos histórico-geográficos (mapas) que reproducen a escala sus formas, su geografía y toponimia. Gracias a los progresos de la técnica y de la ciencia podemos conocer en la actualidad y con exactitud todos los conceptos geográficos de cualquier lugar que se manifiesta en el paisaje, que es su expresión externa y figurativa.


El Monte de Villamuriel de Cerrato se sitúa al Oeste de su término municipal. Comparte elevaciones con el Monte de Palencia y el Monte de Dueñas y confinado entre ambos, describen una gran curva paralela al Canal de Castilla. Villamuriel descansa sobre terreno terciario medio o mioceno (formación marina que terminó hace cinco millones de años). Las depresiones castellanas están formadas por masas tabulares llamadas páramos, que dan una altura media de 800  a 900 metros. El tipo de bosque mediterráneo es el que tiene su hábitat en Villamuriel de Cerrato.



Recién estrenada ésta primavera, el color del monte ha tornado más vivo, su vegetación más rica y su aspecto irregular, más hermoso. Es un buen lugar para la observación. Muralla natural de Villamuriel coronada por encinas y añejos robles, páramos y cuestas que limitan el valle y ponen al descubierto en algunas partes grandes canteras de calizas, algunas de areniscas, yacimientos de yeso (antaño explotados y apreciados) y una flora autóctona que le confiere forma, color y olor,  notas cromáticas que tapizan y cubren sus suelos y no cansan en su diversidad. A sus faldas crecen los cultivos de los pagos agrícolas y se abren un buen número de caminos y senderos muy valorados por senderistas y ciclistas.




TOPONIMIA  DEL MONTE DE VILLAMURIEL

Mirando a Villamuriel, algunos de los nombres que señalan términos, caminos y pagos que son historia y están cerca de nosotros. Nombramos los que hemos encontrado en los mapas, aunque es posible que lugareños y habituales del monte conozcan algunos más. Entre ellos vive el Roble, árbol sagrado de los celtas, la Encina, tan resistente ella a la sequía y que se sustenta bien en suelos pobres, el Pino, que vino a reemplazar a los que se perdieron, El Matorral, vegetación típica de la España seca que da cobijo y alimento a la caza, los Prados y sus cultivos...


Caminos y Sendas

Cº del Melgar - Senda del Colmenar - Cº del Cascarón - Cº del Peral - 
Cº de Autillo - Cº del Cigarral - Senda de los Caleros - Cº del Monte o del Páramo - 
Cº de Santa Cecilia del Alcor - Senda del Mirón - Senda de Santa Catalina - 
Senda de Valbuena - Cº de la Estrella - Cº del Mojón Gordo - Cº de la Espina - 
Cº de la Vega - Senda de Colmenar - Cº de Carromonte... y los que falten.

Los caminos de Villamuriel a Paradilla, de Villamuriel a Paredes del Monte y de Villamuriel a Santa Cecilia del Alcor cruzan todo el monte.


Pagos

Las Arrolladas - La Ballesta - La Boquilla - La Cañada - El Rábago - El Melgar 
La Francesa - El Cascarón - El Cigarral - El Páramo - El Colmenar - Las Cuevas
La Carrasca - El Pedracho - Los Vallejuelos - Los Pilones - El Carpintero - El Valdiré - El Mojón Gordo - El Corral - Los Carriones - Santa Olalla - Las Arrolladas La Espina - El Bu - Doña María - La Estrella - El Gallego - Guindalera el Pito
La Lucía - Matagalgos - El Merino - La Mesilla - Miraflores - El Mirón - El Moro 
Las Pedreras - El Peral - Piejín - Raposera - Rocadero - Santa Olalla - La Senara
La Tiñosa - Valdeñoga - Los Valles - La Vega - El Vito.


Los Vallejuelos comprende los terrenos que bordean el Monte mirando hacia Villamuriel; está limitado por el Camino Gordo y término de Encinales. Por él cruza la Senda de Valbuena que parte de la Casa Grande (Palencia) y llega al Pozo de Vallejuelos; comprende una serie de pequeños valles (de ahí el nombre de doble diminutivo: vallejo+ -uelo = vallejuelos); este paraje es uno de los más bonitos del monte y otrora, ocupado por numerosos y extensos viñedos (quedan unos pocos).
Se celebra en Villamuriel una prueba deportiva muy reconocida que lleva su nombre "TRAIL VALLEJUELOS" que celebraba recientemente su VI edición.


El Cigarral o Valle del Cigarral es un profunda vaguada con pendientes laderas a cada lado. Desde el Monte de Palencia se accede siguiendo el Camino de los Agustinos, lugar de gran belleza donde abundan las encinas centenarias y también, de luctuoso recuerdo por el asesinato en 1855 de un guarda del monte. El paraje pertenece en su mayor parte al término de Villamuriel. 
Su punto más alto corresponde al Beato de 867 metros de altura y limita con los términos de La Francesa y El Páramo. Desde el Cigarral y en dirección a la Casa Grande (Palencia) se llega a Carropluma, lugar donde se encuentra la llamada Cantera del Agua que recoge el agua de lluvia y sirve de habitual bebedero de aves y de hábitat a pequeñas especies acuáticas. 


LomasPicos y Barrancos
Loma del Beato - Pico del Cascarón - El Mirón - Barranco del Carpintero - Barranco de Valdire - Barranco de Salguedo - Barranco del Rubial... entre otros.


En la cima del Mirón está instalado el repetidor de señal de telecomunicaciones que dejo de emitir en analógico en el verano de 2009 para ser el primero en dar a la provincia la cobertura de la TDT (Televisión Digital Terrestre).



Fuentes consultadas:
Geografía de España. Espasa-Calpe
Apuntes de Archivo de Villamuriel 
Fotografía. Montse Blanco



viernes, 22 de marzo de 2019

LA POBLACIÓN DE VILLAMURIEL ANTE LA MUERTE Y EL PURGATORIO



EL MIEDO AL PURGATORIO: LAS MANDAS PIADOSAS        POR SU ALMA

1.- LAS NORMAS DE LA IGLESIA Y SU                                                      INCUMPLIMIENTO:  LOS PECADOS

En los siglos pasados la población de Villamuriel y de cualquier pueblo de España era católica y la influencia de la Iglesia sobre ella era muy fuerte a lo largo de toda su vida.

Desde su nacimiento  iban recibiendo los Sacramentos, empezando por el Bautismo y acabando por la Extremaunción, cuya recepción era registrada por los curas párrocos en los diversos Libros Sacramentales.
Los cristianos debían cumplir con las normas fijadas por la Iglesia en los 10 Mandamientos y otras normas de menor rango.  Su incumplimiento suponía caer en el pecado mortal o venial, que debía ser perdonado por el sacerdote a través del Sacramento de la Confesión o Penitencia.   Para conseguir el perdón de sus pecados debían hacer examen de conciencia,  arrepentirse de ellos, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia impuesta por el sacerdote.

Pero los pecados mortales dejaban una especie de mancha en el alma, una pena temporal que no se quitaba  con la Confesión, sino por medio de las Indulgencias (parciales o plenarias) que la Iglesia concedía durante la vida en circunstancias especiales (por ejemplo, con las peregrinaciones, veneración de reliquias)  y sobre todo  debía ser limpiada en el Purgatorio después de morir.     Además,  no siempre se cumplían bien las penitencias impuestas en la Confesión, por olvido o desidia.

"Memento mori ": "Recuerda que has de morir"

2.-  CIELO, INFIERNO O  PURGATORIO:

Cuando morían, el cuerpo quedaba en la Tierra, pero el alma se separaba del cuerpo y podía tener 3 destinos: el CIELO,  el INFIERNO o el PURGATORIO.


El Cielo o Paraíso es el lugar al que se accede después de la muerte, si se han cumplido los preceptos divinos y se muere en gracia de Dios. 
El Catecismo de la Iglesia católica dice que el Cielo "es la vida perfecta con la Santísima Trinidad, la comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados. El Cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha".

El Infierno es el  lugar al que van las almas de las personas que mueren en pecado, sin haberse arrepentido de sus faltas, para sufrir toda clase de penalidades.


Representación del Purgatorio

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica​ dice que el Purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios,  pero necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la Tierra pueden ayudar a las almas del Purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía (que se realiza en la Santa Misa), pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia. 


En la mente de esas poblaciones, donde era frecuente la escasez de alimentos para una gran parte de la población por las malas cosechas o los impuestos y donde las enfermedades habituales y las epidemias periódicas hacían que la mortalidad fuera muy alta y la esperanza de vida muy baja, se había instalado un miedo a la muerte que acechaba constantemente y una obsesión por garantizarse una vida feliz y sin sufrimientos en la otra vida al lado de Dios en el Cielo, que les compensara por las penas y calamidades sufridas en la Tierra.

3.- MEDIOS EMPLEADOS EN VIDA PARA IR AL CIELO:

En vida, procuraban cumplir  las estrictas normas marcadas por la Iglesia y confesarse por los pecados cometidos (era obligatorio cumplir, al menos anualmente, con los Sacramentos de la Penitencia y la Comunión).
Ofrecían la Comunión: cuando comulgaban, podían ofrecerlo por  las almas a las que les faltase algo por purificar.
Realizaban en vida una serie de limosnas a favor de la Iglesia y de obras de misericordia para ayudar a los pobres de sus pueblos y ofrecían diversas oraciones para ganar méritos ante Dios y hacerse dignos de ir al Cielo.
Ingresaban en Cofradías dedicadas a la Virgen o a los santos para que después intercedieran por ellos ante Dios o en las Cofradías de Ánimas que luego encargaran misas por las almas de sus cofrades difuntos.
Acudían en peregrinación a ciertos lugares sagrados (Roma, Santiago, Jerusalén…), veneraban las reliquias de los santos, se enrolaban en las Cruzadas contra los infieles para conseguir indulgencias que les libraran de la pena temporal por los pecados.



La Virgen del Carmen con los ángeles que sacan a las almas del Purgatorio


4.- LOS  SUFRAGIOS  PARA SALIR DEL PURGATORIO:

Como solo los santos o personas consideradas justas por Dios entraban en el Cielo a gozar de una vida feliz al morir, para los condenados al Purgatorio era muy importante asegurarse una ayuda desde la Tierra, cuando muriesen, para que Dios les permitiera salir del mismo  y entrar en el Cielo lo más pronto posible.

En Villamuriel, en siglos pasados, era obligatorio dejar 1/5 parte de sus bienes al morir para las mandas piadosas, lo cual se recogía en el testamento.  Y si morían sin haber hecho testamento, los clérigos del lugar se encargaban de que los herederos entregaran a la Iglesia esa parte de los bienes del difunto para dicho fin.

En sus testamentos, realizados ante los notarios reales o los secretarios del Ayuntamiento, mandaban que la ceremonia del entierro fuera oficiada o asistida por uno o varios sacerdotes y frailes y que se les enterrara en la iglesia o en la catedral (mejor cuanto más cerca estuvieran del altar mayor) o en el cementerio parroquial, al lado de la iglesia, para que las plegarias por sus almas llegaran más fácilmente a Dios. 

También a veces mandaban que se les enterrase en algún convento de monjas de clausura para que las plegarias de las religiosas surtieran efecto en favor de sus almas. 
J. Mª Pérez, "Peridis", en su novela “La reina sin reino”, pone en boca de Dª Berenguela (reina de Castilla, que ingresó al final de su vida en el monasterio de las Huelgas de Burgos) hablando a su hijo Alfonso (hermano de Fernando III el Santo) lo siguiente: “Lo que hacemos las hermanas del convento es cantar las alabanzas a Dios, orar, meditar y trabajar. Orar por todos vosotros para que sigáis el camino recto y también por nosotras mismas para el perdón de nuestros pecados y sobre todo para sacar del purgatorio a todos nuestros antepasados”.


Sepulcro de Dª Leonor de Castilla, fundadora del convento de las Claras 
(Convento de Sta. Clara de Calabazanos)

Con ese objetivo, Gómez Manrique y su mujer Juana de Mendoza y otros miembros de la familia Manrique se enterraron en la iglesia de monjas Clarisas del convento de Sta. Clara de Calabazanos.  A cambio, les nombraban herederos de todos o parte de sus bienes, aunque algunos ya les habían hecho donaciones de dinero  en vida para ganarse su favor al morir.
Y, sobre todo, en los testamentos dejaban registrados numerosos encargos de misas (un número concreto de misas, las misas gregorianas durante 30 días seguidos o una memoria perpetua de misa) por sus almas y las de sus antepasados o descendientes ya muertos e incluso por las almas del Purgatorio en general y otras mandas piadosas, que los clérigos locales se encargaban de hacer cumplir estrictamente a los testamentarios y herederos.

La cofradía de Ánimas también ayudada a sus cofrades en este aspecto y así en el artículo 9º de los Estatutos  se señalaba lo siguiente: “A cada hermano o su mujer, siendo hermana, que muera se le mandará decir una misa por cuenta de la Hermandad y para ello cada hermano deberá dar un real”.
Y para que los cofrades muertos pudieran disfrutar de más plegarias, en el artículo 11 se señalaba que “a los entierros de los hermanos difuntos y misas que por estos mande celebrar la Hermandad,  asistirán todos los hermanos, bajo la multa de un real por cada una de las funciones que falte,  a no probar hallarse legítimamente impedido o que haya pedido permiso al Capitán”.

Jesucristo intercediendo por las almas del Purgatorio (Iglesia Sta. Mª de Villamuriel)

A partir de finales del s. XIX y principios del s. XX ya no solían realizar mandas pías en sus testamentos y delegaban lo piadoso (lo relativo a su entierro, misas) en algún familiar (marido, esposa, hijos). 

5.- LAS MANDAS PÍAS  DE ALGUNAS PERSONAS 

     EN  VILLAMURIEL:

A continuación recojo las disposiciones testamentarias  de algunos hombres o mujeres, laicos o clérigos, de Villamuriel de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y principios del XX, donde se señalan las mandas pías (evidentemente, más cuantiosas cuanto más ricos eran los difuntos) que  ordenaron para asegurarse la pronta salida del Purgatorio.


Libro 4 de Testamentos de Sta. Mª de Villamuriel


A.- MARÍA DE CALABAZANOS, que  falleció en 1597

Era mujer de Pedro Gutiérrez ( vº de Villamuriel) y prima hermana de D. Diego de Calabazanos, cura propio de Sta. María de Villamuriel.
Hizo testamento ante el  escribano Juan Espina en 1597.  Nombró testamentarios a su marido y al cura Calabazanos.

En el testamento dispuso:
Mandó novenas mayores de 9 días y honras y cabo de año de 9 liciones con capas y cetros.
Mandó las misas siguientes: 300 misas rezadas por su alma en la iglesia de Nª Señora de la villa, 40 misas por las almas de sus padres, 15 misas por las almas de sus hermanos, 20 misas por las almas de su tío Alonso de Calabazanos y su primo Juan de Calabazanos, 10 misas por las almas del purgatorio y personas que algún cargo tuvieren.
Mandó añal todo un año cumplido: cada día cuartal y medio de pan cocido.      Realizó otras mandas.

B.-  DOMINGO PASCUAL, que falleció en 1596

Vº de dicha villa, era marido de Francisca Gutiérrez, 
Hizo testamento ante Juan Espina, escribano de la villa, en 1596.  Dejó por testamentarios a Joan de Jijón Ayala (vº de Calabazanos) y a su mujer, Francisca Gutiérrez.

En el testamento dispuso:

Mandó novenas de 6 días, honras y cabo de año de 6 liciones.      Mandó en ofrenda medio cuartal de pan cada día de todo el año después de su muerte.

Mandó las misas siguientes: 100 misas rezadas por su alma, 25 misas por Catalina de los Mozos, su 1ª mujer, 25 misas por sus padres y deudos, 8 misas por las almas del Purgatorio y personas que algún cargo fuere.
Hizo otras mandas a familiares.


C.-  FRANCISCO DEL BARRIO GAMA, que falleció en1699

Tenía 60 años. Era sacristán de la parroquia de Sta. María.  
Antes de morir recibió los Santos Sacramentos de la Penitencia, Eucaristía y Extremaunción.    Se le dio sepultura eclesiástica en la 2ª hilera de sepulturas en medio del coro, que está junto al púlpito y enfrente del altar de las Ánimas.

Debido a la falta de escribano, hizo testamento ante el cura y dejó por testamentarios a su mujer Mª Dorado y a Pedro Monedero, capellán de esta parroquia.


En el testamento dispuso:

Mandó se le dijesen 40 misas rezadas por su ánima y 10 misas rezadas por las penitencias mal cumplidas y otras 40 misas por las ánimas de sus padres y algunas obligaciones.
Y mandó que todas las misas se dijesen en esta parroquia y por los Beneficiados de ella.

D.- JOSÉ DIEZ NÚÑEZ,  que falleció en 1746 

Tenía 46 años.  Era marido de María Martín Obejero. Era familiar del Sto. Oficio de la Inquisición,
Antes de morir recibió los Santos Sacramentos: Penitencia, Comunión y Extremaunción.
Otorgó testamento en 1746 ante el escribano de Palencia Andrés de Vergara, poniendo por testamentarios a su mujer María Martín Obejero, al cura D. Francº García Casado y a otros 2 vecinos.

En el testamento dispuso:

Que se le enterrase en la iglesia parroquial, en la tumba de su padre (Antonio Diez Quijada), al lado de la Epístola, en la capilla de s. Pedro.
Que se le hiciese entierro doble de 3 ministros (cura y beneficiados) y misa de cuerpo presente y que después de Pascua se le hiciesen 8 funciones con sus misas, en la misma forma que el entierro.
Que por 1 año se ponga ofrenda sobre su sepultura con 2 hachas, 2 velas de media libra y 1 librillo de cera tirado y 1 pan cocido de 2,5 libras todos los días feriados y no feriados.
Que acabado dicho año se diga por su alma otra misa y vigilia, como la del entierro, por el cura y beneficiados.
Que por su alma e intención se digan 800 misas rezadas, con limosna de 2 rs. cada una:  160 misas de funeral en la parroquia, 300 misas por los religiosos del convento del Carmen de Palencia  y 340 se celebren a voluntad de los testamentarios.
El cura señala que se ha cumplido todo lo señalado en el testamento y lo firma.

E.- D. MIGUEL GARCÍA ALONSO, que falleció en 1874

Natural de Carrión de los Condes, era presbítero cura propio de esta villa y arcipreste de Dueñas.  Recibió los Santos Sacramentos: Penitencia, Viático y Extremaunción.     Fue enterrado en el camposanto de esta parroquia. 
Hizo testamento ante D. Julián Rojo, notario de Palencia, en 1874.  Nombró por testamentarios a D. Gervasio Manuel Salazar, Antonio Meneses y Romualdo del Barco, naturales y vecinos de esta villa.
En el testamento dispuso:

Que se celebre entierro doble con asistencia de 8 sacerdotes y cabo de año al día siguiente en la misma forma. 
Que después de su fallecimiento se celebre en esta parroquia un novenario por su alma y obligaciones.
Mandó a las monjas de Calabazanos 1.000 reales para que celebren otro novenario por su intención.
Mandó que se celebre una memoria en las parroquias de San Mamés y Espinosa de Villagonzalo, con limosnas de 50 rs.
Que durante 4 años se cubra su sepultura en la iglesia de esta villa con 2 luces mayores y 2 menores, dándose de responsos 2 cuartos diarios y que se pague por una vez a la fábrica de la iglesia 4 ducados.
Mandó que al concluir cada uno de los 4 años se haga un cabo de año por sus obligaciones.
Mandó se celebren 200 misas por su alma, a 6 rs. cada una.
Mandó que, después de haberse satisfecho  diversas mandas, el importe de la mitad del remanente que quedare se emplee en misas de a 5 reales cada una por las almas en general y especialmente por las de sus obligaciones, a determinar por el Obispo.

Hizo una serie de mandas sociales:  1.000 reales de limosna a los pobres de Villamuriel, 1.000 rs. a los pobres de S. Mamés y 500 rs. a los pobres  de Espinosa de Villagonzalo y  limosnas a los pobres que residan en Palencia, una carga de trigo en pan cocido a los pobres  de la villa el día de su entierro y el día siguiente, 2 cuartos a cada uno de los niños y niñas de la escuela el día de su entierro.

F.- MÁXIMO BRAVO RODRÍGUEZ, que falleció en 1898

Era marido de Vicenta de la Fuente.   
Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Viático y Extremaunción.
No otorgó testamento, dejando lo piadoso a disposición de su mujer Vicenta de la Fuente, quien mandó se le hiciese entierro mayor.

G.- DEOGRACIAS SALVADOR DEL POZO, que falleció en 1901 

Tenía 73 años.  Era viudo de Mauricia Fernández. 
Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Sagrado Viático y Extremaunción.
Otorgó testamento, dejando señalado lo piadoso: entierro menor, cabo de año y 20 misas de 5 reales, y por disposición de sus hijos se cumplió.

6.-  MATERIALES UTILIZADOS

Libros de testamentos y defunciones de Sta. María de Villamuriel
Estatutos de la Cofradía de Ánimas de Villamuriel
Diversas páginas de Internet para los aspectos generales del artículo
Fotografías de diversa procedencia: del autor del artículo del blog Zacarías Diez, del convento de Sta. Clara de Calabazanos, de  Internet





sábado, 9 de marzo de 2019

LOS CEMENTERIOS DE VILLAMURIEL



DE LA IGLESIA Y EL SANTO PRADILLO 

AL CEMENTERIO MUNICIPAL


1.- ASPECTOS GENERALES

A.- EN EL MUNDO ANTIGUO

Desde tiempos remotos en todas las sociedades se ha practicado un culto a los muertos, traducido en darles un lugar de reposo digno y seguro, en el cual se depositan ciertos objetos  queridos o usados por el difunto y al que se acude con cierta periodicidad para hacer algunas ofrendas y no romper los vínculos afectivos creados en vida con esas personas.
En la España prerromana, los pueblos celtas y celtíberos enterraban a sus muertos en necrópolis, situadas fuera de los núcleos de población, pero próximas a ellos, para poder acudir a ellas con facilidad y dotar de cierta seguridad a las sepulturas.
Los romanos también enterraban a los suyos en cementerios columbarios y panteones situados a los lados de las vías de acceso a las ciudades.
Los primeros cristianos los enterraban en las catacumbas (galerías de antiguas minas abandonadas) o en cementerios creados en fincas proporcionadas por correligionarios ricos. 


TUMBAS EN LA VÍA APIA DE ROMA

B.- EN ÉPOCA MEDIEVAL

En la España medieval, el Fuero Juzgo visigodo (654) y las Partidas de Alfonso X  (1318) prohibían enterrar los cadáveres en la iglesia e incluso en cementerios situados en los núcleos urbanos e indicaban que estos se establecieran en las afueras de los mismos.
Pero se permitió que algunas personas ilustres se enterrasen dentro de las iglesias o en el atrio, costumbre que se extendió a otras personas durante la Edad Media por motivos religiosos y económicos: se creía que así los sufragios por los difuntos eran más efectivos al estar cerca de los santos y al facilitar a los vivos la memoria de sus muertos y a la vez la Iglesia obtenía dinero de los enterramientos y de los sufragios por los muertos.       Así los cristianos se enterraban dentro o cerca de las iglesias parroquiales, catedrales, conventos, ermitas.
SEPULCRO DE Dª INÉS DE OSORIO (Catedral de Palencia)
                           
Dentro de la iglesia las personas con más poder ocupaban los espacios mejor situados (capillas, criptas o nichos de las paredes).  La nave central se reservaba para miembros de la familia real y dignidades eclesiásticas.  El resto de personas se enterraban en el espacio libre de la iglesia o en el atrio adosado a la iglesia.  
El precio de las sepulturas era más alto en las ciudades y pueblos grandes que en los pequeños e iba descendiendo desde la capilla mayor hacia los pies del templo.

C.- EN ÉPOCA MODERNA

Debido a los malos olores que salían de tumbas mal cerradas y la falta de higiene con peligro de provocar epidemias, los higienistas del s. XVIII denunciaron la insalubridad de los cementerios eclesiásticos.
En 1787 una Real cédula de Carlos III prohibía los enterramientos dentro de los muros de la población y ordenaba la construcción de cementerios fuera de las ciudades y pueblos, aunque admitía todavía el entierro en las iglesias de personas destacadas por su virtud o santidad.
En esta Real Cédula, la construcción de los cementerios debía hacerse por los párrocos mediante el dinero de las fábricas de las iglesias.
Se señalaba que los cementerios se dividan en áreas (adultos, párvulos, clérigos) y que se rodeen de un muro de 2 metros de alto y con puertas de hierro para evitar que sea profanado por personas o animales.
Se establecía  que su capacidad fuera suficiente para albergar los muertos de 1 año,  calculando 2 cadáveres por sepultura y un período de 3 años para la descomposición de los restos.

La Ordenanza de Carlos III fue más teórica que práctica y a lo largo del s. XIX (1806, 1833, 1834, 1840) se vuelven a dar  Ordenanzas Reales recordando la prohibición y dando facilidades económicas para su cumplimiento.
En 1833 se fijó un control mixto de los cementerios: el municipio era responsable de la construcción y las autoridades religiosas eran las responsables de su custodia.
En 1857 se volvía a prohibir los enterramientos en las iglesias o dentro de las poblaciones, pero todavía en España había 2.650 poblaciones sin cementerio (más de la mitad de los pueblos de España).

2.- LOS CEMENTERIOS DE VILLAMURIEL


CRONOLOGÍA DEL USO DE LOS CEMENTERIOS
DE VILLAMURIEL

    AÑOS
    IGLESIA
PARROQUIAL 
STA.  MARÍA
CEMENTERIO
DE  LA IGLESIA
(Sto. Pradillo)

 ERMITA DE
S. SEBASTIÁN
  ERMITA DE 
Nª Sra. de  LAS
  ANGUSTIAS

CEMENTERIO
DE LA VILLA
  Antes de
     1680

       SI




  De 1680
   a 1700

       SI




  De 1700
   a 1750

       SI




  De 1750
   a 1804

       SI

         SI
  (algunos)


  De 1805
   a 1812

       SI




        SI
  De 1813
   a 1831

       SI




  En 1832
   y 1833

       SI

       SI



  De 1834
   a 1863


       SI

        SI
  (algunos)

  De 1864
   a 1875


       SI



         SI
   De1875 
    a 1999
 Desde 1999




SI (Cº viejo)

SI (Cº nuevo

 

A.- EL CEMENTERIO EN LA IGLESIA

Desde el s. XIII y hasta finales del s. XVI la iglesia-fortaleza de Villamuriel fue residencia de los obispos de Palencia, mientras que el pueblo tenía su iglesia parroquial de San Sebastián en la parte baja del pueblo.
Como en esos siglos fue habitual enterrar a los  muertos en la iglesia o cerca de ella, lo normal es que los enterramientos de los vecinos se realizasen en dicha iglesia de S. Sebastián (desmantelada en el s. XIX), pero actualmente no hay documentación ni estudios arqueológicos que lo confirmen.
Sí está documentado en los libros de Defunciones de Santa María que entre mediados del s. XVIII y  principios del s. XIX se enterró a algunas personas en la iglesia de San Sebastián o iglesia de abajo. Estas personas eran pobres transeúntes que habían fallecido durante su estancia en el hospital de la villa o pobres de solemnidad forasteros.

EDIFICIO ESPACIO JOVEN, 
DONDE ESTUVO LA IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN

Desde finales del s. XVI  Santa María, iglesia del palacio episcopal, pasó a desempeñar también la función de iglesia parroquial del pueblo y S. Sebastián se convirtió en iglesia subsidiaria, por lo cual los enterramientos debieron realizarse ya en Santa María.



IGLESIA DE STA. MARÍA  -  Atrio

IGLESIA DE STA. MARÍA  - Nave central

En los libros de testamentos y defunciones de finales del s. XVI y de los ss. XVII, XVIII y primeras décadas del s. XIX los párrocos de Sta. María señalan en las partidas de defunción las personas que se enterraban dentro de la iglesia, indicando casi siempre el lugar exacto de la misma en que estaba enterrada cada una.
Las sepulturas eran abiertas en el suelo y estaban cubiertas con losas, para no dificultar los actos de culto y evitar la salida de olores al exterior.        Se les solía enterrar envueltos en un sudario, sin ataúd (más utilizado a partir del s. XVIII), los adultos boca arriba, los niños de lado.




Las sepulturas y el suelo no debían  estar en buenas condiciones y, por ello, en 1757 el Obispado firmó un contrato con el constructor Manuel López para abrir 102 sepulturas dispuestas en 10 filas desde al ábside  hasta la zona del coro, tanto en la nave central como en las laterales,  y enlosar el resto del suelo de la iglesia de Sta. María, siguiendo el proyecto del arquitecto Ventura Padierne.


                                      PLANO DE LAS TUMBAS EN LA IGLESIA DE STA. MARÍA


En el contrato se señalaba que las sepulturas tenían que tener 7 pies de largo de luz y 2,5 pies y 2 dedos de ancho de luz, con 2 largueros, 2 cabeceros y sus crucetas en los 4 ángulos, y los adoquines de las paredes debían ser de 1 pie de ancho por el fondo que puedan dar las canteras de piedra de Paredes de Monte.       Sobre dichos adoquines iban apoyadas 3 losetas de medio pie de grosor en cada sepultura, una de las cuales debía tener un agujero para poder levantarla con una llave de hierro.  Se indicaba que todo ello debía ir bien labrado y ejecutado a satisfacción de los peritos nombrados por el cura mayor de la parroquia.
De acuerdo con las tarifas indicadas en el libro de defunciones en 1743, las más caras eran las que se situaban en las 10 filas de la nave mayor, cuyo precio iba de 33 a 66 reales, según la proximidad al altar mayor.  Las sepulturas de las naves laterales eran más baratas, porque desde ellas no se veía el altar mayor.  Estas eran las de las capillas de Nª Sra. del Rosario, san Pedro, san Roque, santa Catalina, el Santo Cristo.  A los párvulos les enterraban en la zona de las dos primeras capillas.

B.- EL SANTO PRADILLO O CAMPOSANTO DE LA IGLESIA

Hasta 1833 se siguió enterrando en la iglesia de Sta. María, pero ya en 1832 se empezó a enterrar en el Camposanto de la iglesia o Santo Pradillo, en el cual se seguirá enterrando hasta 1875.
Debió ser la epidemia de cólera de 1833-34, que originó una gran mortalidad y un pánico general al contagio, lo que propició el inicio de los enterramientos fuera de la iglesia.
También en las décadas de 1840 y 50 se entierran algunas personas en la ermita de Nª Sra. de las Angustias o de Eugenio García, situada extramuros, en la salida del pueblo hacia Dueñas, a la izquierda.
El Camposanto eclesiástico se situaba en todos los pueblos al lado de la iglesia, en una zona del atrio o anexa al atrio.        En Villamuriel,  no hay constancia de que hayan aparecido enterramientos en el atrio, cuando se ha realizado alguna obra en el mismo.


 CAMPOSANTO DE LA IGLESIA EN C/ EMILIO MENESES


CAMPOSANTO  DE LA IGLESIA EN C/  PALACIO

El Camposanto parece que estuvo situado en la zona de la  rampa de la C/ Emilio Meneses (al oeste de la iglesia), donde sí han aparecido enterramientos de niños y adultos, a varios niveles, cuando se han realizado las obras de urbanización de esa rampa hace algunos años.
También han aparecido enterramientos en la C/ del Palacio (al sur de la iglesia), cuando se han realizado obras de pavimentación y alcantarillado en esa calle.
El problema de enterrar en la C/ del Palacio se produce al tener en cuenta que ahí estuvo el palacio del obispo desde el s. XV hasta mediados del s. XIX, en que fue desamortizado y desmantelado.   Tampoco hacían referencia a ello los arquitectos que describieron y tasaron el palacio para su desamortización en 1842.           Tal vez, al escasear el espacio en el Camposanto de la zona oeste de la iglesia, se aprovechó la zona del patio del Palacio (anexo a la iglesia), a raíz de su venta y demolición a mediados del s. XIX

C.- EL CEMENTERIO MUNICIPAL ANTIGUO

Es difícil conocer la fecha exacta de su construcción, porque las Actas de las sesiones del Ayuntamiento conservadas comienzan en 1846 y la documentación anterior a las primeras décadas del s. XIX conservada en el Ayuntamiento es muy escasa, por haber sido destruida por los franceses a principios del s. XIX durante la invasión napoleónica (así se señala en algunas de dichas Actas).
Francisco Simón Nieto en su Estudio sobre Villamuriel de 1886 indica que el Cementerio Municipal se construyó a finales del s. XVIII, pero no concreta la fecha.       Lo que sí está documentado por las partidas de defunción de la iglesia de Sta. María es que los primeros enterramientos en el Cementerio de la villa se realizaron en 1805, lo cual indica que en esa fecha ya estaba construido.
El cementerio se construyó en una finca propiedad del municipio, situada al norte del pueblo, a unos 20 m. del mismo, al final de la C/ del Castillón y comienzo del camino del Campo hacia Palencia.
En este Cementerio municipal se enterró de 1805 a 1812, año en que se volvió a utilizar la iglesia como cementerio, continuando con esta práctica hasta 1833, en que los enterramientos ya se realizaron sólo fuera de la iglesia, en el Santo Pradillo.
En 1854,  en el Acta de la sesión municipal del 9 de septiembre, se recoge la aprobación de alargar el cementerio de la villa (además de alargar la escuela y construir un matadero).     El cementerio era muy pequeño, insuficiente para albergar todos los cadáveres debido a la elevada mortalidad de la época (en este año murieron 57 personas, varias de ellas por una nueva epidemia de cólera).
La ampliación del cementerio no se hizo y no se volvió a utilizar hasta 1864, aunque  a la vez se siguió enterrando durante varios años en el Santo Pradillo de la iglesia, casi por partes iguales en ambos cementerios.
Desde 1875  el Cementerio de la villa será el único lugar de reposo de nuestros difuntos.

FACHADA PRINCIPAL DEL CEMENTERIO VIEJO
Simón Nieto, en el citado Informe, se quejaba de las malas condiciones del Cementerio municipal.  Decía que por su proximidad al pueblo, por la calidad del terreno (una arcilla dura y poco permeable) y por sus reducidas dimensiones (30 ms. de largo por 15 de ancho) debería desaparecer y ser sustituido por otro más grande, más distante y construido en otro terreno que acelerase más la descomposición de los cadáveres.
El cementerio se mantuvo en el mismo lugar y en 1901 (fecha en la que el Ayuntamiento sacó a subasta la obra de cercamiento del cementerio) todavía seguía teniendo las dimensiones que le asignaba Simón Nieto en 1886, o sea, unos 600 m2.     Según el pliego de condiciones para cercarlo, la longitud de dichas tapias era de 90 a 100 m., los muros de las tapias (que eran 6) habían de tener 2 ms. de alto, ser de ladrillo y estar calicastradas por fuera,  los cimientos debían ser de piedra mampostería (1,2  m. enterrados y 0,4 m. descubiertos, pero revocados con arena y cal).
En ese pliego de condiciones no se dice nada de cómo debía ser la portada, por lo cual deduzco que sería la ya existente, construida a fines del s. XVIII, y que ha llegado hasta nuestros días. Es una portada sobria, pero de mejores materiales, ya que el primer cuerpo lo forman sillares de piedra, que enmarcan el vano de la puerta, cerrado por una verja de hierro y rematado en un arco apuntado de ladrillo.  La portada se remata con un frontón y una cruz (hoy ya no existe), ambos de ladrillo. 


PLANO DEL CEMENTERIO VIEJO

En la 2ª ½ del s. XX el cementerio se amplió hasta las dimensiones que ha tenido hasta finales del s. XX, unos 2.400 m2.   La  ampliación se realizó con terrenos situados al este y al sur, alrededor del antiguo cementerio.  La nueva cerca se construyó con bloques grises reforzados cada cierta distancia con viguetas de hierro en H.
Pasada la puerta había una calle de 2,5 m. de ancha y unos 10 m. de larga, que acababa en una cruz de piedra, levantada sobre un basamento hexagonal del mismo material, delante de la cual se colocaba el ataúd para que el sacerdote diera el último responso al difunto.  A su alrededor se levantaban varios cipreses, presentes en todos los cementerios  (el ciprés simboliza la inmortalidad, porque, al  ser  un árbol que siempre está verde y  apunta al cielo. se piensa que ayuda a las almas de los muertos a elevarse en esa dirección, aunque en algún  país es símbolo de la muerte).
Este cementerio no tenía una distribución determinada para las tumbas, sino que se iba enterrando en las zonas vacías o en las tumbas compradas previamente por las familias.               Los panteones se situaban sobre todo en la zona próxima a la entrada  o alrededor de la calle central y el resto de las tumbas eran en tierra.          La sala para depósito de los cadáveres a los que había realizar la autopsia para determinar la causa de su muerte primero estuvo instalada  en el ángulo sureste y más tarde en la zona noroeste  del mismo. 
Dejó de utilizarse en 1999, fecha en que el Ayuntamiento decidió dejar de enterrar en el mismo para empezar a utilizar el nuevo cementerio.     En los 10 años siguientes ha estado abierto al público para poder hacer visitas a las tumbas de los seres queridos y se ha podido trasladar sus restos a otras tumbas del cementerio nuevo.


                                               PORTADA DEL CEMENTERIO VIEJO
A partir de 2009 se ha cerrado totalmente el cementerio, se han subido los restos no trasladados por los familiares a una fosa común del nuevo cementerio y a principios de 2018 se  han demolido los muros, dejando solamente la portada y un ciprés de la entrada     Este ciprés ya no existe, porque el fuerte viento lo arrancó y tumbó en marzo de 2018.       Finalmente se ha allanado el solar, con la idea de construir una zona ajardinada al lado de la ya existente.


D.-  EL CEMENTERIO MUNICIPAL NUEVO


                          PLANO GENERAL DEL CEMENTERIO NUEVO


PLANO DE LA ZONA DE SERVICIOS



Fue proyectado por los arquitectos Juan Carlos Sanz Blanco y Gabriel Gallegos Borges y se construyó por la empresa Río Mayor en 4 fases entre 1996 y 1999, dentro de los Planes Provinciales de la Diputación, empezando a utilizarse en 1999. Su coste ascendió a 100 millones de pesetas. Tiene una superficie de 11.000 m2, de los cuales 767 son ocupados por las edificaciones.

Es uno de los edificios funerarios más destacados de España, habiendo merecido los elogios de la crítica y alcanzado el accésit en la categoría  “EDIFICACIÓN DE NUEVA PLANTA: EDIFICIOS PÚBLICOS Y ADMINISTRATIVOS”, en el III Premio de Arquitectura de Castilla y León.   
También participó en 2012 en la exposición “Arquitectura Española (1975-2010 + 35 años construyendo democracia”, organizada en Madrid por el área de Difusión y Calidad de la Arquitectura del Ministerio de Fomento, en la que entre las 200 obras seleccionadas solo había  12 proyectos de Castilla y León, siendo uno de ellos el cementerio de Villamuriel.

Se construyó en 2 parcelas del pago de las Pedreras, próximas a la zona de Miraflores (una de 0,5 ha, plana,  y la otra  de 1,5 ha, con fuerte pendiente), a 1 km del pueblo, a la derecha del camino de subida al páramo.            Al ir subiendo la cuesta apenas se divisa una cruz de hierro, en lo alto del espigón, que  anuncia su existencia, pero, una vez alcanzada la cima, se le contempla en toda su extensión en el fondo de un pequeño valle abierto hacia el norte en las faldas del páramo.



VISTA GENERAL DEL CEMENTERIO











                         
 EDIFICIOS DE SERVICIOS EN TORNO AL PATIO


Por el empleo de hormigón armado sin revestir para construir las dependencias y la cerca se le sitúa en el estilo llamado brutalismo arquitectónico, que resulta frío a la vista, pero por la adaptación e  integración del conjunto en el medio natural (muros del mismo color que el suelo gredoso-arcilloso, localización en un valle rodeado de vegetación, espléndidas vistas sobre el valle del río Carrión) se le puede considerar también arquitectura orgánica.
Además su proyecto revela una gran maestría en el diseño de los diversos elementos del edificio, que busca sorprenderte mediante el contraste, utilizando la geometría, el hormigón, algunos metales (cubierta de plomo) y la madera.
El acceso peatonal se realiza a través de una galería monumental en rampa, que reduciendo progresivamente su altura y anchura te lleva de la luz de la vida a la penumbra de la muerte.
Pero, una vez pasada la puerta, se accede a un patio porticado, lleno de luz y serenidad, con un estanque  y un jardín en el centro, alrededor del cual se disponen las dependencias que albergan los servicios funerarios (en un lado, la capilla-oratorio con un pequeño patio que le proporciona luz natural por una pared acristalada; en el opuesto, la oficina, los servicios, la sala de autopsias, el tanatorio y un horno crematorio de restos no humanos) y por el tercero, amplios vanos adintelados que nos permiten pasar a las zonas de las sepulturas.
                                           GALERÍA DE ACCESO AL CEMENTERIO


                                          PATIO PORTICADO CON ESTANQUE

La zona de enterramientos es muy amplia, disponiendo de 2 sectores para los panteones y otros tantos para las sepulturas en tierra, reservando los lados del recinto para la colocación de los nichos y columbarios (los nichos más antiguos están adosados al muro sur y hay algunos más recientes en el muro norte, además de una pequeña  zona de columbarios en el muro oeste), quedando un amplio espacio libre  en las zonas norte y este para necesidades futuras.


ZONA CON NICHOS  -  EN EL MURO SUR

ZONA  CON  COLUMBARIOS, EN EL MURO OESTE

El acceso para los vehículos funerarios se efectúa por un portón abierto en el lado este y los movimientos por el interior se pueden realizar por una amplia calle que circunvala las zonas de panteones y sepulturas en tierra.
La zona de acceso está embellecida con jardines, bien cuidados y provistos de árboles y arbustos, jardines que luego aparecen también en diversos espacios del interior, cuyas flores y arbustos alegran la vista y los ánimos al desplazarnos por las zonas de las sepulturas.
Fuera, en la finca de la cima del espigón, se ha dispuesto una amplia zona de aparcamiento para vehículos, que  necesita un firme  mejor acondicionado.

3.- DOCUMENTACIÓN UTILIZADA

 --  Libros de defunciones de la iglesia de Santa María de Villamuriel


-- Actas de las Sesiones Municipales de Villamuriel


 --  Simón Nieto, Francisco: ”Estudio Médico-Topográfico de Villamuriel de Cerrato”, realizado    en    1886. 


 --  Memoria y planos del proyecto de construcción del cementerio nuevo de Villamuriel, de Juan            Carlos Sanz y Gabriel Gallegos .
   
--  Sánchez, Jose Luis y Viguri, Miguel de: “Arquitectura en la Tierra de Campos y el Cerrato”      (Archivo de la catedral de Palencia, sección Provisorato, legajo 39).




--  Varias páginas de Internet para la introducción sobre los cementerios.     

--  Información oral de personal encargado del cementerio     
--  Fotografías tomadas por el autor del artículo, Zacarías Diez García, excepto la fotografía de tumbas en iglesia de Sta. María, que procede del libro de Jose Luis Sánchez y Miguel Viguri.