EL MIEDO AL PURGATORIO: LAS MANDAS PIADOSAS POR SU ALMA
1.- LAS NORMAS DE LA IGLESIA Y SU INCUMPLIMIENTO: LOS PECADOS
En
los siglos pasados la población de Villamuriel y de cualquier pueblo de España
era católica y la influencia de la Iglesia sobre ella era muy fuerte a lo largo
de toda su vida.
Desde
su nacimiento iban recibiendo los Sacramentos, empezando por el Bautismo y
acabando por la Extremaunción, cuya recepción era registrada por los curas
párrocos en los diversos Libros Sacramentales.
Los
cristianos debían cumplir con las normas fijadas por la Iglesia en los 10
Mandamientos y otras normas de menor rango.
Su incumplimiento suponía caer en el pecado mortal o venial, que debía
ser perdonado por el sacerdote a través del Sacramento de la Confesión o
Penitencia. Para conseguir el perdón de
sus pecados debían hacer examen de conciencia,
arrepentirse de ellos, decir los pecados al confesor y cumplir la
penitencia impuesta por el sacerdote.
Pero
los pecados mortales dejaban una especie de mancha en el alma, una pena
temporal que no se quitaba con la
Confesión, sino por medio de las Indulgencias (parciales o plenarias) que la
Iglesia concedía durante la vida en circunstancias especiales (por ejemplo, con
las peregrinaciones, veneración de reliquias) y sobre todo debía ser limpiada en el Purgatorio después de
morir. Además, no siempre se cumplían bien las penitencias
impuestas en la Confesión, por olvido o desidia.
"Memento mori ": "Recuerda que has de morir"
2.- CIELO, INFIERNO O PURGATORIO:
Cuando morían, el cuerpo quedaba en la Tierra, pero el alma se separaba del cuerpo y podía tener 3 destinos: el CIELO, el INFIERNO o el PURGATORIO.
El Cielo o Paraíso es el lugar al que se accede después
de la muerte, si se han cumplido los preceptos divinos y se muere en gracia de Dios.
El Catecismo de la Iglesia católica dice que el Cielo
"es la vida perfecta con la Santísima Trinidad, la comunión de vida y de
amor con ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados. El
Cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del
hombre, el estado supremo y definitivo de dicha".
El Infierno es el
lugar al que van las almas de las personas que mueren en pecado, sin
haberse arrepentido de sus faltas, para sufrir toda clase de penalidades.
Representación del Purgatorio
El Compendio del
Catecismo de la Iglesia Católica dice que el Purgatorio es el estado de
los que mueren en amistad con Dios, pero
necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
En virtud de la comunión de
los santos, los fieles que peregrinan aún en la Tierra pueden ayudar a las
almas del Purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular
el sacrificio de la Eucaristía (que se realiza en la Santa Misa), pero también limosnas, indulgencias y obras de
penitencia.
En
la mente de esas poblaciones, donde era frecuente la escasez de alimentos para
una gran parte de la población por las malas cosechas o los impuestos y donde
las enfermedades habituales y las epidemias periódicas hacían que la mortalidad
fuera muy alta y la esperanza de vida muy baja, se había instalado un miedo a
la muerte que acechaba constantemente y una obsesión por garantizarse una vida
feliz y sin sufrimientos en la otra vida al lado de Dios en el Cielo, que les
compensara por las penas y calamidades sufridas en la Tierra.
3.- MEDIOS EMPLEADOS EN VIDA PARA IR AL CIELO:
En
vida, procuraban cumplir las estrictas
normas marcadas por la Iglesia y confesarse por los pecados cometidos (era
obligatorio cumplir, al menos anualmente, con los Sacramentos de la Penitencia
y la Comunión).
Ofrecían la Comunión:
cuando comulgaban, podían ofrecerlo por las almas a las que les faltase algo por
purificar.
Realizaban
en vida una serie de limosnas a favor de la Iglesia y de obras
de misericordia para ayudar a los pobres de sus pueblos y ofrecían diversas
oraciones
para ganar méritos ante Dios y hacerse dignos de ir al Cielo.
Ingresaban
en Cofradías dedicadas a la Virgen o a los santos para que después
intercedieran por ellos ante Dios o en las Cofradías de Ánimas que luego
encargaran misas por las almas de sus cofrades difuntos.
Acudían
en peregrinación a ciertos lugares sagrados (Roma, Santiago, Jerusalén…),
veneraban las reliquias de los santos, se enrolaban en las Cruzadas contra los
infieles para conseguir indulgencias que les libraran de la pena temporal por
los pecados.
La Virgen del Carmen con los ángeles que sacan a las almas del Purgatorio
4.- LOS SUFRAGIOS PARA SALIR DEL PURGATORIO:
Como
solo los santos o personas consideradas justas por Dios entraban en el Cielo a
gozar de una vida feliz al morir, para los condenados al Purgatorio era muy
importante asegurarse una ayuda desde la Tierra, cuando muriesen, para que Dios
les permitiera salir del mismo y entrar
en el Cielo lo más pronto posible.
En
Villamuriel, en siglos pasados, era obligatorio dejar 1/5 parte de sus bienes
al morir para las mandas piadosas, lo cual se recogía en el testamento. Y si morían sin haber hecho testamento, los
clérigos del lugar se encargaban de que los herederos entregaran a la Iglesia
esa parte de los bienes del difunto para dicho fin.
En
sus testamentos, realizados ante los notarios reales o los secretarios del
Ayuntamiento, mandaban que la ceremonia del entierro fuera oficiada o asistida
por uno o varios sacerdotes y frailes y que se les enterrara en la iglesia o en
la catedral (mejor cuanto más cerca estuvieran del altar mayor) o en el
cementerio parroquial, al lado de la iglesia, para que las plegarias por sus
almas llegaran más fácilmente a Dios.
También a veces mandaban que se les enterrase en algún convento de monjas de clausura para que las plegarias de las religiosas surtieran efecto en favor de sus almas.
También a veces mandaban que se les enterrase en algún convento de monjas de clausura para que las plegarias de las religiosas surtieran efecto en favor de sus almas.
J. Mª Pérez, "Peridis",
en su novela “La reina sin reino”, pone en boca de Dª Berenguela (reina de
Castilla, que ingresó al final de su vida en el monasterio de las Huelgas de
Burgos) hablando a su hijo Alfonso (hermano de Fernando III el Santo) lo siguiente: “Lo
que hacemos las hermanas del convento es cantar las alabanzas a Dios, orar,
meditar y trabajar. Orar por todos vosotros para que sigáis el camino recto y
también por nosotras mismas para el perdón de nuestros pecados y sobre todo
para sacar del purgatorio a todos nuestros antepasados”.
Sepulcro de Dª Leonor de Castilla, fundadora del convento de las Claras
(Convento de Sta. Clara de Calabazanos)
Con
ese objetivo, Gómez Manrique y su mujer Juana de Mendoza y otros miembros de la
familia Manrique se enterraron en la iglesia de monjas Clarisas del convento de
Sta. Clara de Calabazanos. A
cambio, les nombraban herederos de todos o parte de sus bienes, aunque algunos
ya les habían hecho donaciones de dinero
en vida para ganarse su favor al morir.
Y, sobre todo, en los testamentos dejaban registrados numerosos encargos de misas
(un número concreto de misas, las misas gregorianas durante 30 días seguidos o
una memoria perpetua de misa) por sus almas y las de sus antepasados o
descendientes ya muertos e incluso por las almas del Purgatorio en general y
otras mandas piadosas, que los clérigos locales se encargaban de hacer cumplir estrictamente
a los testamentarios y herederos.
La
cofradía de Ánimas también ayudada a sus cofrades en este aspecto y así en el
artículo 9º de los Estatutos se señalaba
lo siguiente: “A cada hermano o su mujer, siendo hermana, que muera se le
mandará decir una misa por cuenta de la Hermandad y para ello cada hermano deberá
dar un real”.
Y para que los cofrades muertos pudieran disfrutar
de más plegarias, en el artículo 11 se señalaba que “a los entierros de los
hermanos difuntos y misas que por estos mande celebrar la Hermandad, asistirán todos los hermanos, bajo la multa
de un real por cada una de las funciones que falte, a no probar hallarse legítimamente impedido o
que haya pedido permiso al Capitán”.
Jesucristo intercediendo por las almas del Purgatorio (Iglesia Sta. Mª de Villamuriel)
A
partir de finales del s. XIX y principios del s. XX ya no solían realizar mandas pías en sus
testamentos y delegaban lo piadoso (lo
relativo a su entierro, misas) en algún familiar (marido, esposa, hijos).
5.- LAS MANDAS PÍAS DE ALGUNAS PERSONAS
EN VILLAMURIEL:
A
continuación recojo las disposiciones testamentarias de algunos hombres o mujeres, laicos o
clérigos, de Villamuriel de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y principios del XX, donde se señalan las mandas pías (evidentemente, más cuantiosas cuanto más ricos eran los
difuntos) que ordenaron para asegurarse
la pronta salida del Purgatorio.
Libro 4 de Testamentos de Sta. Mª de Villamuriel
A.- MARÍA DE CALABAZANOS, que falleció en 1597
Era mujer de Pedro Gutiérrez ( vº de Villamuriel) y prima hermana de D. Diego de Calabazanos, cura propio de Sta. María de
Villamuriel.
Hizo
testamento ante el escribano Juan Espina
en 1597. Nombró testamentarios a su
marido y al cura Calabazanos.
En
el testamento dispuso:
Mandó novenas mayores de 9 días y honras y cabo de año de 9 liciones con capas y cetros.
Mandó las misas siguientes: 300 misas rezadas por su alma en la iglesia de Nª Señora de la villa, 40 misas por las almas de sus padres, 15 misas por las almas de sus hermanos, 20 misas por las almas de su tío Alonso de Calabazanos y su primo Juan de Calabazanos, 10 misas por las almas del purgatorio y personas que algún cargo tuvieren.
Mandó
añal todo un año cumplido: cada día cuartal y medio de pan cocido. Realizó
otras mandas.Mandó novenas mayores de 9 días y honras y cabo de año de 9 liciones con capas y cetros.
Mandó las misas siguientes: 300 misas rezadas por su alma en la iglesia de Nª Señora de la villa, 40 misas por las almas de sus padres, 15 misas por las almas de sus hermanos, 20 misas por las almas de su tío Alonso de Calabazanos y su primo Juan de Calabazanos, 10 misas por las almas del purgatorio y personas que algún cargo tuvieren.
B.- DOMINGO PASCUAL, que falleció en 1596
Vº de dicha villa, era marido de Francisca Gutiérrez,
Hizo
testamento ante Juan Espina, escribano de la villa, en 1596. Dejó por testamentarios a Joan de Jijón Ayala
(vº de Calabazanos) y a su mujer, Francisca Gutiérrez.En el testamento dispuso:
Mandó
novenas de 6 días, honras y cabo de año de 6 liciones. Mandó
en ofrenda medio cuartal de pan cada día de todo el año después de su muerte.
Mandó
las misas siguientes: 100 misas rezadas por su alma, 25 misas por Catalina de
los Mozos, su 1ª mujer, 25 misas por sus padres y deudos, 8 misas por las almas
del Purgatorio y personas que algún cargo fuere.
Hizo
otras mandas a familiares.
C.- FRANCISCO DEL BARRIO GAMA, que falleció en1699
Tenía 60 años. Era sacristán de la parroquia de Sta. María.Antes de morir recibió los Santos Sacramentos de la Penitencia, Eucaristía y Extremaunción. Se le dio sepultura eclesiástica en la 2ª hilera de sepulturas en medio del coro, que está junto al púlpito y enfrente del altar de las Ánimas.
Debido a la falta de escribano, hizo testamento ante el cura y dejó por testamentarios a su
mujer Mª Dorado y a Pedro Monedero, capellán de esta parroquia.
En el testamento dispuso:
Mandó se le dijesen 40 misas rezadas por su ánima y 10 misas rezadas por las penitencias mal cumplidas y otras 40 misas por las ánimas de sus padres y algunas obligaciones.
Y mandó que todas las misas se dijesen en esta parroquia y por los Beneficiados de ella.
D.- JOSÉ DIEZ NÚÑEZ, que falleció en 1746
Tenía 46 años. Era marido de María Martín Obejero. Era familiar del Sto. Oficio de la
Inquisición,
Antes
de morir recibió los Santos Sacramentos: Penitencia, Comunión y Extremaunción.
Otorgó
testamento en 1746 ante el escribano de Palencia Andrés de Vergara, poniendo
por testamentarios a su mujer María Martín Obejero, al cura D. Francº García
Casado y a otros 2 vecinos.
En el testamento dispuso:
Que se le enterrase en la iglesia parroquial, en la tumba de su padre (Antonio Diez Quijada), al lado de la Epístola, en la capilla de s. Pedro.
Que se le hiciese entierro doble de 3 ministros (cura y beneficiados) y misa de cuerpo presente y que después de Pascua se le hiciesen 8 funciones con sus misas, en la misma forma que el entierro.
Que por 1 año se ponga ofrenda sobre su sepultura con 2 hachas, 2 velas de media libra y 1 librillo de cera tirado y 1 pan cocido de 2,5 libras todos los días feriados y no feriados.
Que acabado dicho año se diga por su alma otra misa y vigilia, como la del entierro, por el cura y beneficiados.
Que por su alma e intención se digan 800 misas rezadas, con limosna de 2 rs. cada una: 160 misas de funeral en la parroquia, 300 misas por los religiosos del convento del Carmen de Palencia y 340 se celebren a voluntad de los testamentarios.
Que se le enterrase en la iglesia parroquial, en la tumba de su padre (Antonio Diez Quijada), al lado de la Epístola, en la capilla de s. Pedro.
Que se le hiciese entierro doble de 3 ministros (cura y beneficiados) y misa de cuerpo presente y que después de Pascua se le hiciesen 8 funciones con sus misas, en la misma forma que el entierro.
Que por 1 año se ponga ofrenda sobre su sepultura con 2 hachas, 2 velas de media libra y 1 librillo de cera tirado y 1 pan cocido de 2,5 libras todos los días feriados y no feriados.
Que acabado dicho año se diga por su alma otra misa y vigilia, como la del entierro, por el cura y beneficiados.
Que por su alma e intención se digan 800 misas rezadas, con limosna de 2 rs. cada una: 160 misas de funeral en la parroquia, 300 misas por los religiosos del convento del Carmen de Palencia y 340 se celebren a voluntad de los testamentarios.
El
cura señala que se ha cumplido todo lo señalado en el testamento y lo firma.
E.- D. MIGUEL GARCÍA ALONSO, que falleció en 1874
Natural
de Carrión de los Condes, era presbítero cura propio de esta villa y arcipreste
de Dueñas. Recibió
los Santos Sacramentos: Penitencia, Viático y Extremaunción. Fue
enterrado en el camposanto de esta parroquia.
Hizo testamento ante D. Julián Rojo, notario de Palencia, en 1874. Nombró por testamentarios a D. Gervasio Manuel Salazar, Antonio Meneses y Romualdo del Barco, naturales y vecinos de esta villa.
En
el testamento dispuso:Hizo testamento ante D. Julián Rojo, notario de Palencia, en 1874. Nombró por testamentarios a D. Gervasio Manuel Salazar, Antonio Meneses y Romualdo del Barco, naturales y vecinos de esta villa.
Que
se celebre entierro doble con asistencia de 8 sacerdotes y cabo de año al día
siguiente en la misma forma.
Que
después de su fallecimiento se celebre en esta parroquia un novenario por su
alma y obligaciones.
Mandó a las monjas de Calabazanos 1.000 reales para que celebren otro novenario por su intención.
Mandó que se celebre una memoria en las parroquias de San Mamés y Espinosa de Villagonzalo, con limosnas de 50 rs.
Que durante 4 años se cubra su sepultura en la iglesia de esta villa con 2 luces mayores y 2 menores, dándose de responsos 2 cuartos diarios y que se pague por una vez a la fábrica de la iglesia 4 ducados.
Mandó a las monjas de Calabazanos 1.000 reales para que celebren otro novenario por su intención.
Mandó que se celebre una memoria en las parroquias de San Mamés y Espinosa de Villagonzalo, con limosnas de 50 rs.
Que durante 4 años se cubra su sepultura en la iglesia de esta villa con 2 luces mayores y 2 menores, dándose de responsos 2 cuartos diarios y que se pague por una vez a la fábrica de la iglesia 4 ducados.
Mandó
que al concluir cada uno de los 4 años se haga un cabo de año por sus
obligaciones.
Mandó
se celebren 200 misas por su alma, a 6 rs. cada una.
Mandó
que, después de haberse satisfecho
diversas mandas, el importe de la mitad del remanente que quedare se
emplee en misas de a 5 reales cada una por las almas en general y especialmente
por las de sus obligaciones, a determinar por el Obispo.
Hizo
una serie de mandas sociales: 1.000 reales de limosna a los pobres de Villamuriel, 1.000 rs. a los pobres de S. Mamés y
500 rs. a los pobres de Espinosa de Villagonzalo y limosnas a los pobres que residan en Palencia,
una carga de trigo en pan cocido a los pobres
de la villa el día de su entierro y el día siguiente, 2 cuartos a cada
uno de los niños y niñas de la escuela el día de su entierro.
F.- MÁXIMO BRAVO RODRÍGUEZ, que falleció en 1898
Era
marido de Vicenta de la Fuente.
Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Viático y Extremaunción.
Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Viático y Extremaunción.
No
otorgó testamento, dejando lo piadoso a disposición de su mujer Vicenta de la
Fuente, quien mandó se le hiciese entierro mayor.
G.- DEOGRACIAS SALVADOR DEL POZO, que falleció en 1901
Tenía 73 años. Era
viudo de Mauricia Fernández.
Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Sagrado Viático y Extremaunción.
Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Sagrado Viático y Extremaunción.
Otorgó
testamento, dejando señalado lo piadoso: entierro menor, cabo de año y 20 misas
de 5 reales, y por disposición de sus hijos se cumplió.
6.- MATERIALES UTILIZADOS
Libros de testamentos y defunciones de Sta. María de Villamuriel
Estatutos de la Cofradía de Ánimas de Villamuriel
Diversas páginas de Internet para los aspectos generales del artículo
Fotografías de diversa procedencia: del autor del artículo del blog Zacarías Diez, del convento de Sta. Clara de Calabazanos, de Internet
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