DE LA IGLESIA Y EL SANTO PRADILLO
AL CEMENTERIO MUNICIPAL
1.- ASPECTOS GENERALES
A.-
EN EL MUNDO ANTIGUO
Desde
tiempos remotos en todas las sociedades se ha practicado un culto a los
muertos, traducido en darles un lugar de reposo digno y seguro, en el cual se
depositan ciertos objetos queridos o
usados por el difunto y al que se acude con cierta periodicidad para hacer
algunas ofrendas y no romper los vínculos afectivos creados en vida con esas
personas.
En
la España prerromana, los pueblos celtas y celtíberos enterraban a sus muertos
en necrópolis, situadas fuera de los núcleos de población, pero próximas a
ellos, para poder acudir a ellas con facilidad y dotar de cierta seguridad a
las sepulturas.
Los
romanos también enterraban a los suyos en cementerios columbarios y panteones
situados a los lados de las vías de acceso a las ciudades.
Los
primeros cristianos los enterraban en las catacumbas (galerías de antiguas
minas abandonadas) o en cementerios creados en fincas proporcionadas por
correligionarios ricos.
TUMBAS EN LA VÍA APIA DE ROMA
B.- EN ÉPOCA MEDIEVAL
En
la España medieval, el Fuero Juzgo visigodo (654) y las Partidas de Alfonso
X (1318) prohibían enterrar los
cadáveres en la iglesia e incluso en cementerios situados en los núcleos
urbanos e indicaban que estos se establecieran en las afueras de los mismos.
Pero
se permitió que algunas personas ilustres se enterrasen dentro de las iglesias
o en el atrio, costumbre que se extendió a otras personas durante la Edad Media
por motivos religiosos y económicos: se creía que así los sufragios por los
difuntos eran más efectivos al estar cerca de los santos y al facilitar a los
vivos la memoria de sus muertos y a la vez la Iglesia obtenía dinero de los
enterramientos y de los sufragios por los muertos. Así
los cristianos se enterraban dentro o cerca de las iglesias parroquiales,
catedrales, conventos, ermitas.
SEPULCRO DE Dª INÉS DE OSORIO (Catedral de Palencia)
Dentro
de la iglesia las personas con más poder ocupaban los espacios mejor situados
(capillas, criptas o nichos de las paredes).
La nave central se reservaba para miembros de la familia real y
dignidades eclesiásticas. El resto de
personas se enterraban en el espacio libre de la iglesia o en el atrio adosado
a la iglesia.
El
precio de las sepulturas era más alto en las ciudades y pueblos grandes que en
los pequeños e iba descendiendo desde la capilla mayor hacia los pies del
templo.
C.- EN ÉPOCA MODERNA
Debido
a los malos olores que salían de tumbas mal cerradas y la falta de higiene con
peligro de provocar epidemias, los higienistas del s. XVIII denunciaron la
insalubridad de los cementerios eclesiásticos.
En
1787 una Real cédula de Carlos III prohibía los enterramientos dentro de los
muros de la población y ordenaba la construcción de cementerios fuera de las ciudades
y pueblos, aunque admitía todavía el entierro en las iglesias de personas
destacadas por su virtud o santidad.
En
esta Real Cédula, la construcción de los cementerios debía hacerse por los
párrocos mediante el dinero de las fábricas de las iglesias.
Se
señalaba que los cementerios se dividan en áreas (adultos, párvulos, clérigos)
y que se rodeen de un muro de 2 metros de alto y con puertas de hierro para
evitar que sea profanado por personas o animales.
Se
establecía que su capacidad fuera
suficiente para albergar los muertos de 1 año,
calculando 2 cadáveres por sepultura y un período de 3 años para la
descomposición de los restos.
La
Ordenanza de Carlos III fue más teórica que práctica y a lo largo del s. XIX
(1806, 1833, 1834, 1840) se vuelven a dar
Ordenanzas Reales recordando la prohibición y dando facilidades
económicas para su cumplimiento.
En
1833 se fijó un control mixto de los cementerios: el municipio era responsable
de la construcción y las autoridades religiosas eran las responsables de su
custodia.
En
1857 se volvía a prohibir los enterramientos en las iglesias o dentro de las
poblaciones, pero todavía en España había 2.650 poblaciones sin cementerio (más
de la mitad de los pueblos de España).
2.-
LOS CEMENTERIOS DE VILLAMURIEL
CRONOLOGÍA DEL
USO DE LOS CEMENTERIOS
DE VILLAMURIEL
AÑOS
|
IGLESIA
PARROQUIAL
STA. MARÍA |
CEMENTERIO
DE LA IGLESIA
(Sto.
Pradillo)
|
ERMITA DE
S. SEBASTIÁN
|
ERMITA DE
Nª Sra. de LAS
ANGUSTIAS
|
CEMENTERIO
DE
LA VILLA
|
Antes de
1680
|
SI
|
||||
De 1680
a 1700
|
SI
|
||||
De 1700
a 1750
|
SI
|
||||
De 1750
a 1804
|
SI
|
SI
(algunos)
|
|||
De 1805
a 1812
|
SI
|
SI
|
|||
De 1813
a 1831
|
SI
|
||||
En 1832
y 1833
|
SI
|
SI
|
|||
De 1834
a 1863
|
SI
|
SI
(algunos)
|
|||
De 1864
a 1875
|
SI
|
SI
|
|||
De1875
a 1999 Desde 1999 |
SI (Cº viejo)
SI (Cº nuevo |
A.-
EL CEMENTERIO EN LA IGLESIA
Desde
el s. XIII y hasta finales del s. XVI la iglesia-fortaleza de Villamuriel fue
residencia de los obispos de Palencia, mientras que el pueblo tenía su iglesia
parroquial de San Sebastián en la parte baja del pueblo.
Como
en esos siglos fue habitual enterrar a los
muertos en la iglesia o cerca de ella, lo normal es que los
enterramientos de los vecinos se realizasen en dicha iglesia de S. Sebastián
(desmantelada en el s. XIX), pero actualmente no hay documentación ni estudios
arqueológicos que lo confirmen.
Sí
está documentado en los libros de Defunciones de Santa María que entre mediados
del s. XVIII y principios del s. XIX se
enterró a algunas personas en la iglesia de San Sebastián o iglesia de abajo.
Estas personas eran pobres transeúntes que habían fallecido durante su estancia
en el hospital de la villa o pobres de solemnidad forasteros.
EDIFICIO ESPACIO JOVEN,
DONDE ESTUVO LA IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN
Desde
finales del s. XVI Santa María, iglesia
del palacio episcopal, pasó a desempeñar también la función de iglesia
parroquial del pueblo y S. Sebastián se convirtió en iglesia subsidiaria, por
lo cual los enterramientos debieron realizarse ya en Santa María.
En los libros de testamentos y defunciones de finales del s. XVI y de los ss. XVII, XVIII y primeras décadas del s. XIX los párrocos de Sta. María señalan en las partidas de defunción las personas que se enterraban dentro de la iglesia, indicando casi siempre el lugar exacto de la misma en que estaba enterrada cada una.
IGLESIA DE STA. MARÍA - Atrio
IGLESIA DE STA. MARÍA - Nave central
En los libros de testamentos y defunciones de finales del s. XVI y de los ss. XVII, XVIII y primeras décadas del s. XIX los párrocos de Sta. María señalan en las partidas de defunción las personas que se enterraban dentro de la iglesia, indicando casi siempre el lugar exacto de la misma en que estaba enterrada cada una.
Las
sepulturas eran abiertas en el suelo y estaban cubiertas con losas, para no
dificultar los actos de culto y evitar la salida de olores al exterior. Se
les solía enterrar envueltos en un sudario, sin ataúd (más utilizado a partir
del s. XVIII), los adultos boca arriba, los niños de lado.
Las
sepulturas y el suelo no debían estar en
buenas condiciones y, por ello, en 1757 el Obispado firmó un contrato con el
constructor Manuel López para abrir 102 sepulturas dispuestas en 10 filas desde
al ábside hasta la zona del coro, tanto
en la nave central como en las laterales, y enlosar el resto del suelo de la iglesia de
Sta. María, siguiendo el proyecto del arquitecto Ventura Padierne.
En
el contrato se señalaba que las sepulturas tenían que tener 7 pies de largo de
luz y 2,5 pies y 2 dedos de ancho de luz, con 2 largueros, 2 cabeceros y sus
crucetas en los 4 ángulos, y los adoquines de las paredes debían ser de 1 pie
de ancho por el fondo que puedan dar las canteras de piedra de Paredes de
Monte. Sobre
dichos adoquines iban apoyadas 3 losetas de medio pie de grosor en cada
sepultura, una de las cuales debía tener un agujero para poder levantarla con
una llave de hierro. Se
indicaba que todo ello debía ir bien labrado y ejecutado a satisfacción de los
peritos nombrados por el cura mayor de la parroquia.
PLANO DE LAS TUMBAS EN LA IGLESIA DE STA. MARÍA
De
acuerdo con las tarifas indicadas en el libro de defunciones en 1743, las más
caras eran las que se situaban en las 10 filas de la nave mayor, cuyo precio
iba de 33 a 66 reales, según la proximidad al altar mayor. Las sepulturas de las naves laterales eran
más baratas, porque desde ellas no se veía el altar mayor. Estas eran las de las capillas de Nª Sra. del
Rosario, san Pedro, san Roque, santa Catalina, el Santo Cristo. A los párvulos les enterraban en la zona de
las dos primeras capillas.
B.- EL SANTO PRADILLO O CAMPOSANTO DE LA IGLESIA
Hasta
1833 se siguió enterrando en la iglesia de Sta. María, pero ya en 1832 se
empezó a enterrar en el Camposanto de la iglesia o Santo Pradillo, en el cual
se seguirá enterrando hasta 1875.
Debió
ser la epidemia de cólera de 1833-34, que originó una gran mortalidad y un
pánico general al contagio, lo que propició el inicio de los enterramientos
fuera de la iglesia.
También
en las décadas de 1840 y 50 se entierran algunas personas en la ermita de Nª
Sra. de las Angustias o de Eugenio García, situada extramuros, en la salida del
pueblo hacia Dueñas, a la izquierda.
El
Camposanto eclesiástico se situaba en todos los pueblos al lado de la iglesia,
en una zona del atrio o anexa al atrio. En
Villamuriel, no hay constancia de que
hayan aparecido enterramientos en el atrio, cuando se ha realizado alguna obra
en el mismo.
CAMPOSANTO DE LA IGLESIA EN C/ EMILIO MENESES
CAMPOSANTO DE LA IGLESIA EN C/ PALACIO
El
Camposanto parece que estuvo situado en la zona de la rampa de la C/ Emilio
Meneses (al oeste de la iglesia), donde sí han aparecido enterramientos de
niños y adultos, a varios niveles, cuando se han realizado las obras de urbanización de
esa rampa hace algunos años.
También
han aparecido enterramientos en la C/ del Palacio (al sur de la iglesia),
cuando se han realizado obras de pavimentación y alcantarillado en esa calle.
El
problema de enterrar en la C/ del Palacio se produce al tener en cuenta que ahí
estuvo el palacio del obispo desde el s. XV hasta mediados del s. XIX, en que
fue desamortizado y desmantelado.
Tampoco hacían referencia a ello los arquitectos que describieron y
tasaron el palacio para su desamortización en 1842. Tal
vez, al escasear el espacio en el Camposanto de la zona oeste de la iglesia, se
aprovechó la zona del patio del Palacio (anexo a la iglesia), a raíz de su
venta y demolición a mediados del s. XIX
C.- EL CEMENTERIO MUNICIPAL ANTIGUO
Es
difícil conocer la fecha exacta de su construcción, porque las Actas de las
sesiones del Ayuntamiento conservadas comienzan en 1846 y la documentación
anterior a las primeras décadas del s. XIX conservada en el Ayuntamiento es muy
escasa, por haber sido destruida por los franceses a principios del s. XIX durante
la invasión napoleónica (así se señala en algunas de dichas Actas).
Francisco
Simón Nieto en su Estudio sobre Villamuriel de 1886 indica que el Cementerio
Municipal se construyó a finales del s. XVIII, pero no concreta la fecha. Lo
que sí está documentado por las partidas de defunción de la iglesia de Sta.
María es que los primeros enterramientos en el Cementerio de la villa se
realizaron en 1805, lo cual indica que en esa fecha ya estaba construido.
El
cementerio se construyó en una finca propiedad del municipio, situada al norte
del pueblo, a unos 20 m. del mismo, al final de la C/ del Castillón y
comienzo del camino del Campo hacia Palencia.
En
este Cementerio municipal se enterró de 1805 a 1812, año en que se volvió a
utilizar la iglesia como cementerio, continuando con esta práctica hasta 1833,
en que los enterramientos ya se realizaron sólo fuera de la iglesia, en el
Santo Pradillo.
En
1854, en el Acta de la sesión municipal del
9 de septiembre, se recoge la aprobación de alargar el cementerio de la villa
(además de alargar la escuela y construir un matadero). El
cementerio era muy pequeño, insuficiente para albergar todos los cadáveres
debido a la elevada mortalidad de la época (en este año murieron 57 personas,
varias de ellas por una nueva epidemia de cólera).
La
ampliación del cementerio no se hizo y no se volvió a utilizar hasta 1864, aunque
a la vez se siguió enterrando durante
varios años en el Santo Pradillo de la iglesia, casi por partes iguales en ambos
cementerios.
Desde
1875 el Cementerio de la villa será el único lugar de reposo de nuestros
difuntos.
FACHADA PRINCIPAL DEL CEMENTERIO VIEJO
Simón
Nieto, en el citado Informe, se quejaba de las malas condiciones del Cementerio
municipal. Decía que por su proximidad
al pueblo, por la calidad del terreno (una arcilla dura y poco permeable) y por
sus reducidas dimensiones (30 ms. de largo por 15 de ancho) debería desaparecer
y ser sustituido por otro más grande, más distante y construido en otro terreno
que acelerase más la descomposición de los cadáveres.
El
cementerio se mantuvo en el mismo lugar y en 1901 (fecha en la que el
Ayuntamiento sacó a subasta la obra de cercamiento del cementerio) todavía
seguía teniendo las dimensiones que le asignaba Simón Nieto en 1886, o sea,
unos 600 m2. Según
el pliego de condiciones para cercarlo, la longitud de dichas tapias era de 90
a 100 m., los muros de las tapias (que eran 6) habían de tener 2 ms. de alto,
ser de ladrillo y estar calicastradas por fuera, los cimientos debían ser de piedra mampostería
(1,2 m. enterrados y 0,4 m.
descubiertos, pero revocados con arena y cal).
En ese pliego de condiciones no
se dice nada de cómo debía ser la portada, por lo cual deduzco que sería la ya existente, construida a fines del s. XVIII, y que ha llegado
hasta nuestros días. Es una portada sobria, pero de mejores materiales, ya que
el primer cuerpo lo forman sillares de piedra, que enmarcan el vano de la
puerta, cerrado por una verja de hierro y rematado en un arco apuntado de
ladrillo. La portada se remata con un
frontón y una cruz (hoy ya no existe), ambos de ladrillo.
PLANO DEL CEMENTERIO VIEJO
En
la 2ª ½ del s. XX el cementerio se amplió hasta las dimensiones que ha tenido hasta
finales del s. XX, unos 2.400 m2.
La ampliación se realizó con
terrenos situados al este y al sur, alrededor del antiguo cementerio. La nueva cerca se construyó con bloques grises reforzados cada cierta distancia con viguetas de hierro en H.
Pasada
la puerta había una calle de 2,5 m. de ancha y unos 10 m. de larga, que acababa
en una cruz de piedra, levantada sobre un basamento hexagonal del mismo
material, delante de la cual se colocaba el ataúd para que el sacerdote diera
el último responso al difunto. A su
alrededor se levantaban varios cipreses, presentes
en todos los cementerios (el ciprés simboliza
la inmortalidad, porque, al ser un árbol que siempre está verde y apunta al cielo. se piensa que ayuda a las
almas de los muertos a elevarse en esa dirección, aunque en algún país es símbolo de la muerte).
Este
cementerio no tenía una distribución determinada para las tumbas, sino que se
iba enterrando en las zonas vacías o en las tumbas compradas previamente por
las familias. Los
panteones se situaban sobre todo en la zona próxima a la entrada o alrededor de la calle central y el resto de
las tumbas eran en tierra. La
sala para depósito de los cadáveres a los que había realizar la autopsia para determinar
la causa de su muerte primero estuvo instalada
en el ángulo sureste y más tarde en la zona noroeste del mismo.
Dejó
de utilizarse en 1999, fecha en que el Ayuntamiento decidió dejar de enterrar
en el mismo para empezar a utilizar el
nuevo cementerio. En
los 10 años siguientes ha estado abierto al público para poder hacer visitas a
las tumbas de los seres queridos y se ha podido trasladar sus restos a otras
tumbas del cementerio nuevo.
PORTADA DEL CEMENTERIO VIEJO
A
partir de 2009 se ha cerrado totalmente el cementerio, se han subido los restos
no trasladados por los familiares a una fosa común del nuevo cementerio y a
principios de 2018 se han demolido los
muros, dejando solamente la portada y un ciprés de la entrada Este
ciprés ya no existe, porque el fuerte viento lo arrancó y tumbó en marzo de
2018. Finalmente se ha allanado el solar, con la idea de construir una zona
ajardinada al lado de la ya existente.
D.- EL CEMENTERIO MUNICIPAL NUEVO
Fue
proyectado por los arquitectos Juan Carlos Sanz Blanco y Gabriel Gallegos Borges
y se construyó por la empresa Río Mayor en 4 fases entre 1996 y 1999, dentro de
los Planes Provinciales de la Diputación, empezando a utilizarse en 1999. Su
coste ascendió a 100 millones de pesetas. Tiene una superficie de 11.000 m2,
de los cuales 767 son ocupados por las edificaciones.
Es
uno de los edificios funerarios más destacados de España, habiendo merecido los
elogios de la crítica y alcanzado el accésit en la categoría “EDIFICACIÓN DE
NUEVA PLANTA: EDIFICIOS PÚBLICOS Y ADMINISTRATIVOS”, en el III Premio
de Arquitectura de Castilla y León.
También
participó en 2012 en la exposición “Arquitectura Española (1975-2010 + 35 años
construyendo democracia”, organizada en Madrid por el área de Difusión y
Calidad de la Arquitectura del Ministerio de Fomento, en la que entre las 200
obras seleccionadas solo había 12
proyectos de Castilla y León, siendo uno de ellos el cementerio de Villamuriel.
Se
construyó en 2 parcelas del pago de las Pedreras, próximas a la zona de
Miraflores (una de 0,5 ha, plana, y la
otra de 1,5 ha, con fuerte pendiente), a
1 km del pueblo, a la derecha del camino de subida al páramo. Al
ir subiendo la cuesta apenas se divisa una cruz de hierro, en lo alto del
espigón, que anuncia su existencia,
pero, una vez alcanzada la cima, se le contempla en toda su extensión en el
fondo de un pequeño valle abierto hacia el norte en las faldas del páramo.
EDIFICIOS DE SERVICIOS EN TORNO AL PATIO
Por
el empleo de hormigón armado sin revestir para construir las dependencias y la
cerca se le sitúa en el estilo llamado brutalismo arquitectónico, que resulta
frío a la vista, pero por la adaptación e
integración del conjunto en el medio natural (muros del mismo color que
el suelo gredoso-arcilloso, localización en un valle rodeado de vegetación,
espléndidas vistas sobre el valle del río Carrión) se le puede considerar
también arquitectura orgánica.
Además
su proyecto revela una gran maestría en el diseño de los diversos elementos del
edificio, que busca sorprenderte mediante el contraste, utilizando la
geometría, el hormigón, algunos metales (cubierta de plomo) y la madera.
El
acceso peatonal se realiza a través de una galería monumental en rampa, que
reduciendo progresivamente su altura y anchura te lleva de la luz de la vida a
la penumbra de la muerte.
Pero,
una vez pasada la puerta, se accede a un patio porticado, lleno de luz y
serenidad, con un estanque y un jardín
en el centro, alrededor del cual se disponen las dependencias que albergan los
servicios funerarios (en un lado, la capilla-oratorio con un pequeño patio que
le proporciona luz natural por una pared acristalada; en el opuesto, la
oficina, los servicios, la sala de autopsias, el tanatorio y un horno
crematorio de restos no humanos) y por el tercero, amplios vanos adintelados que
nos permiten pasar a las zonas de las sepulturas.
GALERÍA DE ACCESO AL CEMENTERIO
PATIO PORTICADO CON ESTANQUE
La zona de enterramientos es muy amplia, disponiendo de 2 sectores para los panteones y otros tantos para las sepulturas en tierra, reservando los lados del recinto para la colocación de los nichos y columbarios (los nichos más antiguos están adosados al muro sur y hay algunos más recientes en el muro norte, además de una pequeña zona de columbarios en el muro oeste), quedando un amplio espacio libre en las zonas norte y este para necesidades futuras.
ZONA CON COLUMBARIOS, EN EL MURO OESTE
El
acceso para los vehículos funerarios se efectúa por un portón abierto en el
lado este y los movimientos por el interior se pueden realizar por una amplia
calle que circunvala las zonas de panteones y sepulturas en tierra.
La
zona de acceso está embellecida con jardines, bien cuidados y provistos de
árboles y arbustos, jardines que luego aparecen también en diversos espacios
del interior, cuyas flores y arbustos alegran la vista y los ánimos al
desplazarnos por las zonas de las sepulturas.
Fuera, en la finca de la cima del espigón, se ha
dispuesto una amplia zona de aparcamiento para vehículos, que necesita un firme mejor acondicionado.
3.- DOCUMENTACIÓN UTILIZADA
-- Libros de defunciones de la iglesia de Santa María de Villamuriel
-- Actas de las Sesiones Municipales de Villamuriel
-- Simón Nieto, Francisco: ”Estudio Médico-Topográfico de Villamuriel de Cerrato”, realizado en 1886.
-- Memoria y planos del proyecto de construcción del cementerio nuevo de Villamuriel, de Juan Carlos Sanz y Gabriel Gallegos .
-- Sánchez, Jose Luis y Viguri,
Miguel de: “Arquitectura en la Tierra de Campos y el Cerrato” (Archivo de la catedral de Palencia, sección
Provisorato, legajo 39).
-- http://www.luz10.com/cementerio-de-villamuriel-de-cerrato, de Pedro Iván Ramos.
-- Varias páginas de Internet para la introducción sobre los cementerios.
-- Información oral de personal encargado del cementerio
-- Fotografías tomadas por el autor del artículo, Zacarías Diez García, excepto la fotografía de tumbas en iglesia de Sta. María, que procede del libro de Jose Luis Sánchez y Miguel Viguri.-- Información oral de personal encargado del cementerio
No hay comentarios:
Publicar un comentario