jueves, 28 de febrero de 2019

LA MEMORIA DEL "CHINGUILILLO". CARNAVAL VILLAMURIEL



El término "carnaval" va asociado para la mayoría de las personas con el hecho de disfrazarse y pasar unos días de fiesta y jolgorio, pero esta celebración que lleva siglos realizándose no siempre estuvo vinculada al hecho de ponerse un disfraz sino que es el resultado de una mezcla de fiestas y tradiciones, provenientes de distintas culturas, que en un momento de la historia se fueron unificando para acabar siendo el festejo que hoy en día conocemos.



Las Saturnales que celebraban los romanos, días de conmemoración a Saturno, dios de la agricultura en los que estaban permitidos todo tipo de excesos y desmadres con la opción de camuflarse bajo máscaras y otras ropas para preservar la identidad, parece la semilla de unas celebraciones de origen pagano que la imposición del catolicismo convirtió en los días festivos previos a la Cuaresma en los que se podía comer carne (de ahí la etimología de "carnaval": quitar la carne) antes del ayuno y abstinencia obligados durante los cuarenta días previos a la Semana Santa.

Durante siglos, estas tradiciones culturales se mantuvieron en el tiempo por la población rural como parte de su tradición genuina y costumbres, sin ningún apoyo financiero. En la Edad Media y desde Venecia, llega el empuje definitivo y la exportación de los carnavales al resto del continente europeo.

Castilla y León tiene un rico patrimonio en lo que a carnavales tradicionales y mascaradas se refiere. Junto a las Cofradías de Ánimas, apelativos y figuras que hunden sus raíces en la historia y la tradición regional llevan nombres tan peculiares como: Guirrio, Zafarrón, Zamarranco, Jurru, Maranfallo, Chocadeiro, Juanillo, Antruido, Zangarrónde, Visparra, Obisparra, Currumachos, Zarramaches, Colacho, Birria... o el CHINGUILILLO (o Tío Chingo) de Villamuriel de Cerrato.



EL CARNAVAL DE TODOS

Los carnavales de Villamuriel de Cerrato, en su historia más reciente, levantaron el ánimo hace apenas tres décadas. Por iniciativa municipal y con el apoyo entusiasta de los colectivos sociales, el Carnaval recuperó la calle con la democracia en el invierno de 1990. En las escuelas ya se venía celebrando la fiesta del disfraz; ahora, se trataba de implicar al pueblo entero y a los vecinos de todas las edades. Son los agentes sociales, culturales, políticos y asociaciones los que se mueven y organizan para mostrar su existencia y características. De ésta unión y cooperación sale cada año un nuevo programa con las variaciones acordadas y la difusión merecida.



La idea madura, cuaja y se acuerda el programa: Concentración en la plaza del Ayuntamiento, lectura de Pregón, desfile del "Entierro de la sardina", música de charanga y conclusión en la era con reparto de golosinas. La respuesta espontánea, ilusionante y participativa sentaría las bases para años venideros. Y en cada nueva edición se aunan esfuerzos, se eleva el presupuesto, se alargan, suman o restan  iniciativas e ideas a fin de que no decaiga el  interés común y la participación.



El Programa de Carnaval 2019 recoge actividades desde el miércoles 27 de febrero al 6 de marzo cuando se celebre el "Entierro de la Sardina" con participación de los grupos de teatro locales, la agrupación de dulzainas, la Escuela de Música y cuántos se sumen al cortejo. Finaliza la función con la quema de la sardina difunta y el reparto de la sardina-dulce que acompaña a la mistela o el mosto.


Sardina dulce que se degusta en Villamuriel junto con el mosto el miercoles de carnaval

EL CARNAVAL CONTADO POR NUESTROS MAYORES

Amigos del Patrimonio ha estado indagando en la tradición de los carnavales en Villamuriel de Cerrato. De la antigüedad, a excepción de los ritos propios asociados a la Cofradía de las Ánimas: Desfile de guardias uniformados al estilo del siglo XIX, Abanderado y Reboloteo de la bandera, más los actos en la iglesia, no hemos encontrado documentación de la que echar mano como guía válida de referencia.


La información más retrospectiva que hemos obtenido nos llega vía oral, a viva voz  y a través de la memoria de quien la vivió y retuvo. El testimonio nos sitúa en la Segunda República española (régimen democrático de 1931 a 1939). Cuando en la década de los 90 del siglo pasado se recuperan los carnavales para el pueblo, entre los más entusiasmados y a favor, los mayores de Villamuriel. El Hogar del Jubilado se decora profusamente con la especial implicación de las mujeres. Muchas imágenes, hechos y situaciones volvieron a sus mentes y "aunque poco quedará de lo antes" comentaban entonces, la idea les llenaba de satisfacción. "No contaremos con la bandera, ni la pica, ni la banda del capitán, ni tampoco con el bastón del aposentador, ni se tirará la pelusa, ni vendrá el tío Chingo de Dueñas con su pellejo de conejo para perseguir y pegar a la gente... No acudirá el tío Pascasio con su caña y su higo" pero estamos abiertos a lo que venga".


Tres días duraba la fiesta en aquellos tiempos en que la gente se vestía muy elegante para salir a la calle, recuerdan. La figura del Chinguilillo o Tío Chingo, que los dos nombres se empleaba para identificar al mismo sujeto que se correspondía con la de un varón de pequeña estatura y peculiar físico. Cada año y por carnaval, se desplazaba desde Dueñas con la misión de recorrer las calles de Villamuriel persiguiendo palo en mano a cuantos salían a su encuentro, especialmente a los niños a los que intentaba atizar mientras ellos, entre risas y aspavientos trataban de evitarlo. El palo consistía en una vara rematada en un extremo por un ato de plumas, lo que indica que si el palo del tío Chingo llegaba a algún cuerpo, no producía daño alguno. Durante el desfile, en escena iba un burro al que se le iba cargando con orinales, palanganas, baldes y otros utensilios a fin de que hiciese mucho ruido. Se acompañaba a la comitiva recitando coplas en función de la actualidad y en el lenguaje cómico - burlón - popular que se toleraba en aquel ambiente carnavalizado:

"Al tío Chinguilillo se le ha muerto el burro
y dice la canela que le den pol culo" 

A la figura del tío Pascasio, con su palo y en un extremo, un higo "pajoso" que los niños y mozos pretendían quitar:

"Al higuín al higuín
con la mano no
con la boca sí".

"Al higo, al higo
el que no tiene sapo, 
se le ha salido".

No tenemos mucho más que contar de aquellas risas integradoras del humor carnavalesco local donde todos intentaban participar alegres y burlones, parodiando la vida ordinaria y propiciando la diversión colectiva como mandaba la tradición y el estilo villamurielense.


Representación de la quema de la difunta sardina

Fotografía: Mª Eugenia, Zacarías y Montse.

LA ASOCIACIÓN APV LES DESEA ¡FELIZ CARNAVAL 2019!






lunes, 25 de febrero de 2019

ARQUITECTURA POPULAR. CERRATO PALENTINO (PARTE V)

En el capitulo anterior presentábamos los materiales integrantes que conforman mayoritariamente el hábitat del Cerrato. Avanzamos, sobre el carácter y estilo de la arquitectura típica del Cerrato, la configuración de sus pueblos, construcciones más representativas y legado del patrimonio popular y singular.


El carácter y estilo popular de la arquitectura sólo se comprende dentro del marco socioeconómico y geográfico en el que se desenvuelve la actividad humana. La amplitud de valles y páramos del Cerrato posibilitaron la formación de pequeños núcleos urbanos, en donde las viviendas se apoyan unas en otras formando manzanas. Viviendas de una o varias plantas, separadas por calles, callejas y plazuelas apenas pavimentadas hasta hace pocos años. Un elemento muy típico de las plazas donde se celebran ferias y mercados es el porticado o soportal, de los que se conservan buenos ejemplos en la comarca.



Digamos, que en la estructura interna de cualquier pueblo cerrateño contaban edificaciones, algunas, hoy desaparecidas o carentes de utilidad que contribuyen al conocimiento sociológico. Formarían parte del núcleo urbano: la iglesia y atrio, ayuntamiento, fuente o caño, trinquete o frontón, fragua, pósito o panera y solana. En los alrededores: las eras, bodegas, palomares, molino y cementerio.

La vivienda rural

De barro, con base de cantos rodados recubiertos también con barro, utilizándose el adobe o tapial por encima. De una o dos plantas, de forma irregular, cubiertas a dos y cuatro vertientes y numerosas dependencias en torno al zaguán. La posición social y económica del propietario determinaba su mayor o menos amplitud, pero siempre acorde al mismo modelo y conforme con el medio agrícola del que forma parte.


La casa típica del jornalero o arrendatario o casa molinera, disponía en la parte baja la vivienda y en la alta, el pajar, desván o sobrado. El corral alberga los animales domésticos. El acceso a la misma se realiza por una pequeña puerta o mini-zaguán desde el que se accedía al resto de dependencias (habitaciones y alcobas) y al corral que disponía de otra puerta trasera; la gloria (sistema romano de calefacción) y a veces, pozo y horno para el pan. La cocina, con o sin trébede servía de fogón, hogar y calefacción. Era la pieza donde se hacia la vida diaria. Unas grandes portoneras daban acceso al corral para permitir el paso del carro y del ganado a las cuadras, la porqueriza, el gallinero, la conejera, e incluso una pequeña tenada para un hato de ovejas. En el cobertizo se resguardaban los aperos de labor y el carro, y en otro, el pozo, las pilas y pilones para abrevar los animales junto con el estercolero.

La vivienda rupestre


La cueva natural fue la primera vivienda del hombre, el primer refugio que acondicionó para su asentamiento e intimidad. Ya fuera como oquedad natural o como habitáculo excavado artificialmente, la cueva ha sido un recurso seguro durante la dilatada y oscilante historia del hombre. Viviendas trogloditas que surgen en el Cerrato durante la Alta Edad Media, momento en el que repobladores norteños, huidos mozárabes y moriscos de Al-Andalus excaban cuevas artificiales en nuestra provincia. Desde entonces y hasta bien entrado el siglo XX, en muchos de nuestros acogedores y cerrateños pueblos, las habitaron algunos grupos familiares. 
Ejemplos pueden verse en poblaciones como Tariego, Dueñas, Villamuriel, Cevico,  Palenzuela y otros. En la actualidad, éste modelo de vivienda tradicional localista de nuestros antepasados se tiende a conservar.

Los palomares


Es una de las más notables creaciones de la arquitectura popular cerrateña que se levanta próxima a los pueblos o en la soledad del campo. Alejados siempre de la proximidad de los árboles, a fin de evitar las aves de rapiña, el palomar se concibe para dar alojamiento a la paloma zurita, símbolo de paz. Como animal de costumbres sencillas, la práctica de la combicultura, ha proporcionado al hombre un recurso más en su subsistencia. Su cuidado proporcionaba un sabroso alimento, además de un excelente fertilizante con sus excrementoso (palomina).
En la Edad Media el derecho a criar palomas estaba reservado a la nobleza; al quedar con posterioridad anulado este privilegio, la cría de palomas pasó a depender de labradores y campesinos que salvo contados casos, se ha abandonado.
En el Cerrato se pueden observar un buen número de palomares y con representación en todas sus formas: circular, cuadrada, rectangular o poligonal. Hechos de adobe y tapial, se levantan sobre un zócalo de piedra o canto rodado, con entramado de madera y cubierta a una o varias vertientes; en algunos ejemplos, con decoraciones a base de balaustradas y cenefas de ladrillo. Las oracas o nidales son el habitáculo para las palomas cuyo número no era inferior a las ciento cincuenta.
Las dimensiones de un palomar pueden oscilar entre los tres y siete metros de altura, de cuatro a seis metros en anchura en los rectangulares y entre ocho y diez metros de diámetro en los circulares.

Las bodegas


La bodega, es otra construcción muy extendida por los pueblos del Cerrato. 
Una excavación subterránea de seis a ocho metros de profundidad, entre 40/50 metros de solar y ubicada generalmente en una ladera; no todas se aprecian a simple vista porque irían por debajo de la misma vivienda del propietario. Entre los departamentos o galerías y el lagar van la pila, las tinas, la viga, la madera para el pie, el contrapeso para estrujar la uva... todo lo necesario para el proceso de la elaboración del vino. Esta tierra ha producido en otro tiempo abundantes caldos de buen paladar. Las bodegas de los pueblos son "los laboratorios" en donde se elaboran y se degustan los vinos, para consumo particular y para la venta.

En un próximo capitulo, la arquitectura pétrea (construcciones en piedra) representada en el Cerrato por las grandes obras, símbolos del poder laico y del poder religioso.



Bibliografía: Del Trabajo realizado por Miguel A. Becerril e Ignacio A. Bregel
              Proyecto: "VIAJES Y RUTAS DE ESTUDIO A TRAVÉS
                                 DE GEOGRAFÍA E HISTORIA PALENTINAS"

Fotografía a color: Montse Blanco @monblanfer

miércoles, 20 de febrero de 2019

HÁBITAT DEL CERRATO (PARTE IV)

Decimos "hábitat" al lugar donde encuentra acomodo una comunidad o una especie, y los factores físicos y geográficos que inciden en su desarrollo.


En el Cerrato castellano, la vivienda rural tradicional es un instrumento del sistema de cultivo. Constituye no sólo una "casa" en el sentido habitual del término, es también uno de los instrumentos de trabajo del agricultor que sirve de habitación, de almacén para las cosechas y las herramientas, de alojamiento del ganado y de taller. 
La vivienda rural es un reflejo del medio físico y de la civilización. Su situación, emplazamiento, materiales utilizados, forma y distribución nos hablan de costumbres, tradiciones e influencias múltiples que se heredan en el tiempo. Es una respuesta inmediata y directa a las necesidades y posibilidades de quienes van a usarla y por ello, es totalmente funcional. 

MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN


Hasta épocas recientes la construcción de viviendas, especialmente en las zonas rurales, dependía de los materiales vinculados al territorio, lo que proporcionaba una homogeneidad a la obra hecha. La arquitectura tradicional del Cerrato se basa en el barro, la madera y la piedra, pero los tiempos, con sus nuevas técnicas y comunicaciones han incidido de tal manera en el hábitat rural, que se ha ido perdiendo el uso  de los materiales tradicionales, técnica e identidad constructiva.

EL BARRO

Es la materia prima de estas tierras, habiéndose usado en su variante de abobe o tapial, desde mucho antes de nuestra Era. Será con la romanización, cuando este tipo de construcciones alcancen su mayor apogeo, subsistiendo hasta nuestros días.


El tapial 

El uso del tapial se estima anterior al del adobe, ya que su fabricación es más sencilla. La arcilla es la materia prima; la tierra se dispone en pequeños montones y se deja cierto tiempo a la intemperie para que esponje y pierda la materia orgánica. Luego se mezcla con  cal, cascajo o grava y en ocasiones, algo de arena si se quiere una mayor consistencia; se amasa con agua (no superior al 12% en peso a la arcilla empleada) y se vierte en moldes de madera y procediendo a su apisonado y la ayuda de un ligero regado. Los cuerpos rectangulares formados reciben el nombre de tamales; el tapial se levanta con sucesivas hiladas de tamales. Una vez completado el muro, se enluce (con lechada de cal y mortero de cal y arena fina),  se refuerzan las aristas (con mampostería o fábrica de ladrillo) y tratándose de un muro, se remata con tejas o ramaje para evitar su desmoronamiento.


El adobe

Para la elaboración del abobe, los barros más propicios son aquellos cuyo porcentaje de arcilla no llegue al 20% y la proporción de arena no sea superior al 45%. En este caso, la tierra se criba y mezcla con paja para facilitar su trabazón y consistencia, formando una balsa. Luego se riega con agua, se mezcla con los pies y se vierte en un molde comprimiendo y enrasando con un listón y dejando secar al sol. En el Cerrato, el molde del adobe recibe el nombre de macal, y menos común, gradilla o adobera.
Con este material y poco más, se construían las casas, cuyo coste era reducido porque en muchos casos, la mano de obra era una cuestión del ámbito familiar.
La puesta en obra de los adobes se hacía sobre un zócalo de piedra y de remate al muro para facilitar su impermeabilidad, se procedía con llana al "trullado" (revocar con barro mezclado con paja).

Los calares o caleros


Se llama la "calar" al lugar donde se extraía la cal o también donde se hacía el horno para prepararla. La cal forma una parte importante de los componentes de la arquitectura del barro, bien sea como parte integrante del mortero o como medio de encalar fachadas e interiores. La piedra caliza no falta en nuestros páramos y montes, de ahí que se haya utilizado profusamente. Para su obtención se disponía de un horno o nicho subterráneo de unos 4 por 3 metros de diámetro, hecho con piedras gruesas. El recinto se llenaba con piedras de pequeño tamaño, colocadas por personas expertas. Luego se calentaba el horno (con encina, estepa, retama...) durante unas cincuenta horas y las piedras se convertían en cal, lista para ser usada.

LA MADERA

La temprana roturación de las tierras del Cerrato para dedicarlas al cultivo, convirtió la comarca en un inmenso territorio desforestado, donde la poca abundancia de maderas, no sólo para construir sino para consumir en el horno donde cocer los ladrillos, obligó a utilizar el barro. Hubo que esperar a coyunturas económicas favorables para la utilización generaliza del ladrillo como material constructivo; a comienzos del siglo XIX, el ladrillo tiene su apogeo y la utilización de la  madera quedaba limitada a lo estrictamente necesario, constituyendo el esqueleto básico de las edificaciones, en alguna de las cuales sale al exterior, reflejándose en las fachadas y dando nombre a la "casa de entramado". 


La madera, principalmente robre y haya, se empleaba para las grandes vigas traveseras (algunas sobrepasaban los 15 metros de longitud y el medio de grosor) y pies derechos de porticados; para el resto de usos, maderas menos duras como el chopo y el pino negrillo que podemos ver en la actualidad como palancas de piedras de lagar. Nadie discutía la imaginación y maestría de los artesanos de la madera y sus trabajos de ebanistería, que junto a los forjados en hierro (ventanales, balcones, cerrojos, llamadores, campaniles...) lucen en casas, iglesias o edificios civiles. 


LA PIEDRA

No es la comarca del Cerrato un área en la que predominen los materiales pétreos; cuando estos existen se reducen a la piedra caliza de los páramos, deleznable (se rompe, se disgrega o se deshace fácilmente) y porosa, de irregular y pequeño tamaño, no siempre apta para la edificación. Es por ello que se utiliza en su forma más simple, como es la mampostería, en la que únicamente se requiere el apilamiento de forma homogénea y con cierta maestría de las piedras meramente desbastadas, para ir componiendo los muros del edificio.


En los buenos edificios, se utiliza la piedra de sillería. En los pueblos cerrateños es típica la alternancia de la piedra con el barro y el ladrillo. Su máxima presencia se reduce a los edificios religiosos (iglesias y monasterios), defensivos (fortalezas y amurallamientos), nobles (antiguos palacetes y palacios), seminobles y señoriales (casonas y casas solariegas). De la piedra de sillería, disponían el monarca, la iglesia y los nobles; sillarejo y mampostería, para edificios particulares y las simples piedras, amontonadas y ordenadas, servían para formar los chozos y las tenadas.



 En el próximo capitulo: la arquitectura popular.


Bibliografía: Del Trabajo realizado por Miguel A. Becerril e Ignacio A. Bregel y
              Proyecto: "VIAJES Y RUTAS DE ESTUDIO A TRAVÉS
                                 DE GEOGRAFÍA E HISTORIA PALENTINAS"

Fotografía a color: Montse Blanco @monblanfer
        



lunes, 11 de febrero de 2019

LÍMITES Y TOPONIMIA CERRATO (PARTE III)

LÍMITES HISTÓRICOS. 
POBLADOS Y DESPOBLADOS DEL CERRATO PALENTINO.

Dos, son los documentos principales a los que hay que acudir para delimitar la comarca histórica del Cerrato castellano: 
El "Becerro de las Behetrías de Castilla": 
Códice del año 1352 mandado hacer por Pedro I de Castilla. Un registro detallado de los pueblos y lugares de realengo, abadengo, solariego y behetría. Representa a la tradición civil en el Cerrato histórico. 
El "Repartimiento de los Beneficios de la Dióceis de Palencia en el año 1345": 
Mandado hacer por el obispo palentino del Vasco. Representa a la tradición eclesiástica comarcal. Ambos, se complementan recíprocamente, ya que, a las zonas cerratenses donde no alcanza la tradición civil, lo hace la eclesiástica y viceversa.


Existen otros documentos que retocan los límites geográficos del Cerrato surgidos de la de evolución histórica de la comarca. La principal modificación de los límites medievales del territorio cerratense fue debida a la creación de nuevas comarcas naturales: al sur, la Tierra de Pinares y el Campo de Peñafiel. En contrapartida, en el siglo XVIII el Cerrato castellano había avanzado hacia occidente e incorporado las localidades de Dueñas y Villamuriel de Cerrato y hacia el norte, un siglo después, Valbuena de Pisuerga y Villodrigo.
Los límites del Cerrato castellano abarcan la mayor parte de la zona sur de la provincia de Palencia, un sector de Burgos y otro de Valladolid. La superficie palentina abarca 153.204 Ha, siendo los municipios de mayor extensión: Baltanás (15.845 Ha.) y Dueñas (12.204 Ha). Sólo otros seis superan las cinco mil hectáreas. 
La superficie de Villamuriel de Cerrato es de 3.978 Ha.


El origen y significado de los nombres propios cerrateños es para tomar un cuaderno y anotar porque son historia y hacen historia. Abundan los referentes a la topografía, el agua, la vegetación y los pobladores. En la vasta toponimia cerratense aparecen elementos lingüísticos procedentes de los pueblos primitivos y de las invasiones que llegaron a la meseta norte en diferentes épocas; de ahí, que existan vocablos y raíces: preindoeuropeos, indoeuropeos, célticos, latinos, góticos y arábigos.

CERRATO: Voz romance que aparece en el siglo XI como "Zerrato" en el Becerro Gótico de Cardeña; es "Cerrato" en el Becerro de las Behetrías y en la documentación de San Salvador del Moral. En conclusión, la palabra ha tenido pocas variaciones y procede del vocablo latino "cirratus" que hace referencia indistintamente al término: ondulado, montuoso o cubierto de bosques y maleza.
Por razones obvias, nos limitamos en esta presentación a exponer los nombres con los que se identifican los pueblos y poblados cerrateños palentinos.


INDICE GEOGRÁFICO DE POBLACIONES
DE LA COMARCA DEL CERRATO PALENTINO


Pertenecer a una determinada comarca implica que se comparten características y valores ambientales, recursos naturales, bondades y retos sobre el territorio, historia, cultura, modos de vida, patrimonio, tradiciones... 

En la relación de pueblos del Cerrato Palentino hemos asignado en mayúsculas, los municipios que son Ayuntamiento, localidades menores, y entre (...) los despoblados inscritos a ellos.

ALBA DE CERRATO. (Villahán de Cerrato).
ANTIGÜEDAD. (Villella - Valverde)
BALTANÁS. Valdecañas de Cerrato - (La Aldea - Arnillas - Fuente Cirio -
                        Renedo de Baltanás - Terrados - Villalba - Villaflainvistia)
CASTRILLO DE DON JUAN. (San Pedro de la Yedra)
CASTRILLO DE ONIELO. (San Juan de Villagustio)
CEVICO DE LA TORRE
CEVICO NAVERO
COBOS DE CERRATO. Granja de Retortillo - (Seoguela)
CORDOVILLA LA REAL. Dehesa de Cordovilla -Dehesa de Matanzas
                                   -Dehesa de Villandrando -Dehesa de San Salvador del Moral
CUBILLAS DE CERRATO. (Grijalba)


DUEÑAS. San Isidro de Dueñas - Zona Residencial Camponecha
ESPINOSA DE CERRATO.
HÉRMEDES DE CERRATO. (San Sebastián)
HERRERA DE VALDECAÑAS.
HONTORIA DE CERRATO. (Castellanos -Rebollar)
HORNILLOS DE CERRATO..
MAGAZ DE PISUERGA
PALENZUELA. Montemayor - (Torre Moronta - Villajera - El Moral
                           Barrio de Santa María - Villalcón - Villavoyaya)
POBLACIÓN DE CERRATO.
QUINTANA DEL PUENTE. Colonia M. Infantil - (Báscones - San Antonio)


REINOSO DE CERRATO.
SOTO DE CERRATO.
TABANERA DE CERRATO. (Cornejo - Olmos de Cerrato)
TARIEGO.
TORQUEMADA.
VALBUENA DE PISUERGA. San Cebrián de Buena Madre
VALDEOLMILLOS. (Quintanilla de Valdeolmillos)
VALLE DE CERRATO.
VENTA DE BAÑOS. Baños de Cerrato - Cementos Hontoria


VERTAVILLO. (Vega de Cerrato - Fontanilla)
VILLACONANCIO.
VILLAHÁN. (Castriello - Quintanilla)
VILLAMEDIANA.
VILLAMURIEL DE CERRATO. Calabazanos - C.J.Virgen del Milagro                                                                               - Gómez Manrique - Los Olmillos
VILLAVIUDAS. Dehesa de Tablada
VILLODRIGO. Henar - Val de Peral  


El Cerrato ofrece un paisaje de páramos, cuestas y valles, comprendidos entre los 850 y 900 m. de altitud, carente de vegetación, salvo en los fondos de los valles.
En este tipo de terreno aparecen los pueblos diseminados, la distancia entre los núcleos y su tamaño, son los dos elementos básicos de su caracterización. Encontramos poblamientos concentrados en núcleos pequeños (menos de 40 casas)  medios (entre 40 y 100 casas) y los más grandes, con más de cien casas.
Este tipo de poblamiento responde a una razón histórica: la organización colectiva del cultivo de la tierra y los problemas de seguridad. Para buscar sus orígenes habría que remontarse a épocas muy antiguas o a la repoblación durante los siglos IX-XI. Las viviendas y dependencias, en la mayoría de los casos se organizaban alrededor de una plaza o edificio público (iglesia o ayuntamiento), próximas a un cerro o junto a una ladera, un río o fuente de agua, y en todo caso, ocupando el centro de los terrenos cultivados.

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Bibliografía: Del trabajo original de Miguel A. Becerril e Ignacio A. Bregel para:
              Proyecto: "VIAJES Y RUTAS DE ESTUDIO A TRAVÉS
                                 DE GEOGRAFÍA E HISTORIA PALENTINAS"

Fotografía a color: Montse Blanco @monblanfer