En el capitulo anterior presentábamos los materiales integrantes que conforman mayoritariamente el hábitat del Cerrato. Avanzamos, sobre el carácter y estilo de la arquitectura típica del Cerrato, la configuración de sus pueblos, construcciones más representativas y legado del patrimonio popular y singular.
Digamos, que en la estructura interna de cualquier pueblo cerrateño contaban edificaciones, algunas, hoy desaparecidas o carentes de utilidad que contribuyen al conocimiento sociológico. Formarían parte del núcleo urbano: la iglesia y atrio, ayuntamiento, fuente o caño, trinquete o frontón, fragua, pósito o panera y solana. En los alrededores: las eras, bodegas, palomares, molino y cementerio.
La vivienda rural
De barro, con base de cantos rodados recubiertos también con barro, utilizándose el adobe o tapial por encima. De una o dos plantas, de forma irregular, cubiertas a dos y cuatro vertientes y numerosas dependencias en torno al zaguán. La posición social y económica del propietario determinaba su mayor o menos amplitud, pero siempre acorde al mismo modelo y conforme con el medio agrícola del que forma parte.
La casa típica del jornalero o arrendatario o casa molinera, disponía en la parte baja la vivienda y en la alta, el pajar, desván o sobrado. El corral alberga los animales domésticos. El acceso a la misma se realiza por una pequeña puerta o mini-zaguán desde el que se accedía al resto de dependencias (habitaciones y alcobas) y al corral que disponía de otra puerta trasera; la gloria (sistema romano de calefacción) y a veces, pozo y horno para el pan. La cocina, con o sin trébede servía de fogón, hogar y calefacción. Era la pieza donde se hacia la vida diaria. Unas grandes portoneras daban acceso al corral para permitir el paso del carro y del ganado a las cuadras, la porqueriza, el gallinero, la conejera, e incluso una pequeña tenada para un hato de ovejas. En el cobertizo se resguardaban los aperos de labor y el carro, y en otro, el pozo, las pilas y pilones para abrevar los animales junto con el estercolero.
La vivienda rupestre
La cueva natural fue la primera vivienda del hombre, el primer refugio que acondicionó para su asentamiento e intimidad. Ya fuera como oquedad natural o como habitáculo excavado artificialmente, la cueva ha sido un recurso seguro durante la dilatada y oscilante historia del hombre. Viviendas trogloditas que surgen en el Cerrato durante la Alta Edad Media, momento en el que repobladores norteños, huidos mozárabes y moriscos de Al-Andalus excaban cuevas artificiales en nuestra provincia. Desde entonces y hasta bien entrado el siglo XX, en muchos de nuestros acogedores y cerrateños pueblos, las habitaron algunos grupos familiares.
Ejemplos pueden verse en poblaciones como Tariego, Dueñas, Villamuriel, Cevico, Palenzuela y otros. En la actualidad, éste modelo de vivienda tradicional localista de nuestros antepasados se tiende a conservar.
Los palomares
Es una de las más notables creaciones de la arquitectura popular cerrateña que se levanta próxima a los pueblos o en la soledad del campo. Alejados siempre de la proximidad de los árboles, a fin de evitar las aves de rapiña, el palomar se concibe para dar alojamiento a la paloma zurita, símbolo de paz. Como animal de costumbres sencillas, la práctica de la combicultura, ha proporcionado al hombre un recurso más en su subsistencia. Su cuidado proporcionaba un sabroso alimento, además de un excelente fertilizante con sus excrementoso (palomina).
En la Edad Media el derecho a criar palomas estaba reservado a la nobleza; al quedar con posterioridad anulado este privilegio, la cría de palomas pasó a depender de labradores y campesinos que salvo contados casos, se ha abandonado.
En el Cerrato se pueden observar un buen número de palomares y con representación en todas sus formas: circular, cuadrada, rectangular o poligonal. Hechos de adobe y tapial, se levantan sobre un zócalo de piedra o canto rodado, con entramado de madera y cubierta a una o varias vertientes; en algunos ejemplos, con decoraciones a base de balaustradas y cenefas de ladrillo. Las oracas o nidales son el habitáculo para las palomas cuyo número no era inferior a las ciento cincuenta.
Las dimensiones de un palomar pueden oscilar entre los tres y siete metros de altura, de cuatro a seis metros en anchura en los rectangulares y entre ocho y diez metros de diámetro en los circulares.
Las bodegas
La vivienda rural
De barro, con base de cantos rodados recubiertos también con barro, utilizándose el adobe o tapial por encima. De una o dos plantas, de forma irregular, cubiertas a dos y cuatro vertientes y numerosas dependencias en torno al zaguán. La posición social y económica del propietario determinaba su mayor o menos amplitud, pero siempre acorde al mismo modelo y conforme con el medio agrícola del que forma parte.
La vivienda rupestre
Ejemplos pueden verse en poblaciones como Tariego, Dueñas, Villamuriel, Cevico, Palenzuela y otros. En la actualidad, éste modelo de vivienda tradicional localista de nuestros antepasados se tiende a conservar.
Los palomares
En la Edad Media el derecho a criar palomas estaba reservado a la nobleza; al quedar con posterioridad anulado este privilegio, la cría de palomas pasó a depender de labradores y campesinos que salvo contados casos, se ha abandonado.
En el Cerrato se pueden observar un buen número de palomares y con representación en todas sus formas: circular, cuadrada, rectangular o poligonal. Hechos de adobe y tapial, se levantan sobre un zócalo de piedra o canto rodado, con entramado de madera y cubierta a una o varias vertientes; en algunos ejemplos, con decoraciones a base de balaustradas y cenefas de ladrillo. Las oracas o nidales son el habitáculo para las palomas cuyo número no era inferior a las ciento cincuenta.
Las dimensiones de un palomar pueden oscilar entre los tres y siete metros de altura, de cuatro a seis metros en anchura en los rectangulares y entre ocho y diez metros de diámetro en los circulares.
Las bodegas
La bodega, es otra construcción muy extendida por los pueblos del Cerrato.
Una excavación subterránea de seis a ocho metros de profundidad, entre 40/50 metros de solar y ubicada generalmente en una ladera; no todas se aprecian a simple vista porque irían por debajo de la misma vivienda del propietario. Entre los departamentos o galerías y el lagar van la pila, las tinas, la viga, la madera para el pie, el contrapeso para estrujar la uva... todo lo necesario para el proceso de la elaboración del vino. Esta tierra ha producido en otro tiempo abundantes caldos de buen paladar. Las bodegas de los pueblos son "los laboratorios" en donde se elaboran y se degustan los vinos, para consumo particular y para la venta.
En un próximo capitulo, la arquitectura pétrea (construcciones en piedra) representada en el Cerrato por las grandes obras, símbolos del poder laico y del poder religioso.
Una excavación subterránea de seis a ocho metros de profundidad, entre 40/50 metros de solar y ubicada generalmente en una ladera; no todas se aprecian a simple vista porque irían por debajo de la misma vivienda del propietario. Entre los departamentos o galerías y el lagar van la pila, las tinas, la viga, la madera para el pie, el contrapeso para estrujar la uva... todo lo necesario para el proceso de la elaboración del vino. Esta tierra ha producido en otro tiempo abundantes caldos de buen paladar. Las bodegas de los pueblos son "los laboratorios" en donde se elaboran y se degustan los vinos, para consumo particular y para la venta.
En un próximo capitulo, la arquitectura pétrea (construcciones en piedra) representada en el Cerrato por las grandes obras, símbolos del poder laico y del poder religioso.
Bibliografía: Del Trabajo realizado por Miguel A. Becerril e Ignacio A. Bregel
Proyecto: "VIAJES Y RUTAS DE ESTUDIO A TRAVÉS
DE GEOGRAFÍA E HISTORIA PALENTINAS"
Fotografía a color: Montse Blanco @monblanfer
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