SEQUÍA Y MALAS COSECHAS
EN LOS SIGLOS XVII A XIX
1.- INTRODUCCIÓN
En
la península Ibérica las sequías se vienen produciendo desde el final del
Paleolítico y, por tanto, no son un fenómeno nuevo en la meseta castellana y el
resto de España, ya que son una de las características del clima mediterráneo y
mediterráneo-continentalizado. España
sufre una sequía cada década, al encontrarse en la zona templada de la Tierra.
Se
han producido sequías periódicas a lo largo de los siglos, según se puede ver
en la documentación de los archivos eclesiásticos y municipales o en los
periódicos de los últimos siglos: 1601, 1683, 1868 a 1876, 1905, 1945, 1980-83,
1992-95, 2017, 2019.
LA SEQUÍA EN EL EMBALSE DE AGUILAR (31-7-2019)
Pero
con el cambio climático el problema se está acentuando, por lo que las sequías
van a ser cada vez más frecuentes, con duración más intensa y con períodos más
cortos entre sequías.
El
problema actual ya no se debe solo a las escasas precipitaciones, sino también
al aumento de las temperaturas, que incrementan la evapotranspiración y con
ello la severidad de las sequías.
Hoy
día en España la sequía tiene repercusiones económicas, sociales y
medioambientales, pero no alcanza el nivel
de siglos pasados, en que la pérdida o una reducción notable de las
cosechas por la sequía provocaban graves crisis de subsistencia y un aumento de
la mortalidad por el hambre asociado a epidemias y enfermedades habituales.
En
este artículo voy a tratar de las sequías más conocidas sufridas en esta zona
entre los siglos XVII y XIX, dejando para otro artículo las de los siglos XX y
XXI.
2.- LA
SEQUÍA DE 1601
La
sequía más conocida en Villamuriel se produjo a principios del s. XVII, en
1601.
Ese
año la falta de lluvias era tan preocupante, a pesar de haber hecho varias
rogativas pidiendo agua para el campo durante el mes de mayo, el párroco de
Santa María, D. Diego de Calabazanos, decidió realizar una procesión-rogativa
con la Virgen de la parroquia hasta la ermita de Nuestra Señora del Otero de
Palencia el día 30 de mayo, día de la Ascensión.
El
párroco mandó que se alumbrase a la
imagen de la Virgen con 4 hachas de cera durante el recorrido por la ciudad de
Palencia. Como el Concejo tenía poco
dinero, decidieron alquilar al cerero de Palencia 4 hachas de cera y pagar al
final la cera gastada en la procesión, pesando las hachas 8 libras y media
(cada libra son 460 gramos).
El
resultado fue el Milagro de la Cera, atribuido a la Virgen a través de un proceso abierto por el Obispo de la diócesis,
ya que cuando por la tarde los regidores del Ayuntamiento fueron a pagar al
cerero la parte de las hachas gastada en la procesión resultó que las hachas
pesaban 10 onzas (290 gramos) más que cuando habían sido alquiladas por la
mañana.
LIBRO DE LA AUTÉNTICA DEL MILAGRO |
En
la documentación parroquial (la AUTÉNTICA DEL MILAGRO) no aparece reflejado que
se consiguiera la lluvia tan deseada, con el consiguiente perjuicio material
para la población, pero las almas de los fieles vieron aumentar su fe y la
devoción por la Virgen, llamada desde entonces Virgen del Milagro, cuya
efemérides sigue celebrándose hasta hoy el día de la Ascensión.
3.- LA SEQUÍA DE 1868-1870
A.- LOS DATOS METEOROLÓGICOS
En
los años finales de la década de 1860 y primeros de la década siguiente hubo
varios años de malas cosechas, sobre todo en 1868 y 1870, lo que agravó una
situación ya penosa por haberse perdido
las cosechas en años tan próximos.
La causa fundamental de la crisis de subsistencia fue la fuerte sequía prolongada durante varios años casi seguidos, como se puede ver en los datos de temperaturas y precipitaciones mensuales de Valladolid en los años 1868 a 1870 (no hay datos registrados de Palencia o Villamuriel en esas fechas).
En 1868 en Valladolid sólo cayeron 238 litros, escasos y muy mal repartidos, ya que 76 se recogieron en septiembre y 87 en noviembre y diciembre. El resto del año fue extremadamente seco, con lluvias mensuales por debajo de 10-15 litros. De las temperaturas no hay datos registrados.
En 1869 solo se recogieron 226 litros, la mitad de un año normal. Excepto mayo, que llegó a los 66 litros, y enero, agosto y diciembre, que rondaron los 25-30 litros, los demás meses se quedaron por debajo de 20 e incluso de 10 litros. En cuanto a las temperaturas, el invierno fue normal, pero la primavera resultó fría y el verano, caluroso.
En 1870 solo se midieron 273 litros, poco más de la mitad de lo normal, siendo muy seca la primavera y el verano. Respecto a las temperaturas, el invierno fue frío, la primavera normal y el verano caluroso.
B.- LA PROCESIÓN-ROGATIVA CON LA VIRGEN DEL MILAGRO EN 1868
Ante la sequía, el párroco de Sta. María, D.
Miguel García Alonso, pidió permiso al Obispo para realizar una solemne
rogativa, llevando en procesión a Nuestra Señora del Milagro desde
Villamuriel a la ermita de Nª Señora del Otero de Palencia, como lo habían
hecho sus antepasados en 1601, para que Dios por la intercesión de María y de
todos los santos se dignase remediar sus males. La rogativa se realizó el 21 de abril de 1868.
Como recoge dicho párroco en su relato,
tampoco esta vez Dios atendió sus súplicas y continuó la sequía, resultando un
año catastrófico para las actividades agrícolas y la población de Villamuriel. Así se deduce de las frases que escribe el párroco, D. Miguel García:
Dice que “las llanuras de Castilla son un inmenso páramo, un árido desierto, una región asolada, donde no han
nacido las espigas ni ha germinado la yerba”.
Dice que “se perdieron las cosechas de cereales, de legumbres, de
patatas, se carecía de pienso y paja
para los animales, algo que no había conocido jamás en Castilla la Vieja ni en
ninguna parte”.
“Sin frutos sus campos, sin existencias
en sus graneros, sin trabajo, sin yuntas
viven los pobres castellanos, sin otro amparo que la resignación, sin otra
ayuda que la misericordia del cielo".
Continúa su relato: "Los pobres operarios no tienen trabajo y huyen de sus casas y abandonan a sus esposas, porque no tiene que dar a sus hijos. En masa recorren las calles de las grandes poblaciones, pidiendo limosna por amor de Dios. Si han conseguido un bocado, bendicen a Dios y lo parten con sus hijos. Todos lloran, porque ni aun quitándoselo de su boca es bastante para tantos pobres. No hay trabajo, no hay pan, no hay más que hambre, no hay más que miseria”.
Continúa su relato: "Los pobres operarios no tienen trabajo y huyen de sus casas y abandonan a sus esposas, porque no tiene que dar a sus hijos. En masa recorren las calles de las grandes poblaciones, pidiendo limosna por amor de Dios. Si han conseguido un bocado, bendicen a Dios y lo parten con sus hijos. Todos lloran, porque ni aun quitándoselo de su boca es bastante para tantos pobres. No hay trabajo, no hay pan, no hay más que hambre, no hay más que miseria”.
C.- LA SEQUÍA EN LAS ACTAS MUNICIPALES DE VILLAMURIEL
En
las actas municipales de 1868, 1869 y 1870 la Corporación municipal se hizo eco de la
grave situación del campo y la población y se aprobaron varias medidas para
intentar paliarla.
Así
en marzo de 1868 la Corporación aprobaba realizar obras públicas en el
municipio con el dinero que el Estado debía al municipio de la venta de sus
bienes propios por el Estado para dar trabajo a los braceros de la villa por
haber mucha sequía y no haber trabajo.
A
la sequía se unió el fuerte pedrisco que el 20 de mayo de 1868 cayó en alguna
zona del campo de Villamuriel y varios vecinos de Baños pidieron al
Ayuntamiento que se les perdonase la contribución territorial por la pérdida de
los frutos en esas tierras.
En
junio de 1868 la Corporación decidía acudir a la Diputación Provincial para
pedir la rebaja o el perdón de la contribución de los vecinos del pueblo por la
pérdida de la cosecha por la sequía.
La
Diputación Provincial también trató de remediar las calamidades de la población
por la pérdida de la cosecha del cereal contratando un préstamo de 10 millones
de reales y, para dar garantías a los prestamistas, necesitó la autorización de
los pueblos para contratar el préstamo.
En
marzo de 1869 el Ayuntamiento solicitaba permiso a la Diputación (permiso
concedido en abril) para cortar por su pie 170 árboles y dejar como mochas a
otros 220 de los Carriones y venderlos
en pública subasta y emplear su importe en arreglar caminos vecinales, dando
trabajo a la clase obrera que estaba sin recursos por no poder ser empleados al
haberse perdido la cosecha del año anterior.
En
junio de 1870 la Corporación decidía solicitar a la Diputación el perdón
colectivo de la contribución territorial del pueblo del ejercicio 1870-71, ya
que “debido a la sequía se han perdido las 6/8 partes de la cosecha ordinaria
de cereales y plantas leguminosas en el pueblo”.
En
octubre de 1870 la Corporación acordaba
renovar las escrituras otorgadas a favor del Pósito municipal, porque los
labradores no podían devolver el grano que adeudaban al mismo debido a “la
calamidad que se ha presentado este año por la corta cosecha de cereales que se
ha hecho en este pueblo”.
EXTRACTO DE UN ACTA MUNICIPAL DE NOVIEMBRE DE 1870
En
noviembre de 1870 se señalaba que “la
pérdida casi total de la cosecha de cereales de este municipio en este año y en
el de 1868 había traído la mayor calamidad y miseria a la mayoría del
vecindario, tanto de la clase agrícola como la de los jornaleros”.
Y
por ello, se aprobaba “solicitar a la Diputación Provincial la autorización
para vender en pública subasta algunas fincas de este común de vecinos, en
concreto el prado de los Carriones y el plantío con arbolado de chopo y terreno
que ocupa, contiguo a dicho prado”, y
que “la cantidad total de la venta se emplee en mejoras locales de esta
población y la reparación de caminos vecinales, empleando en los trabajos a
toda la clase jornalera y labradora que tenga mayor necesidad”.
Esta última solicitud no la he visto confirmada en las Actas municipales, quizá debido a los cambios frecuentes de gobierno nacional y provincial habidos durante el Sexenio Revolucionario (1868-74) en España. De hecho, el municipio hoy sigue siendo propietario de los Carriones.
Esta última solicitud no la he visto confirmada en las Actas municipales, quizá debido a los cambios frecuentes de gobierno nacional y provincial habidos durante el Sexenio Revolucionario (1868-74) en España. De hecho, el municipio hoy sigue siendo propietario de los Carriones.
D.- LAS REPERCUSIONES DEMOGRÁFICAS DE LA SEQUÍA
La
sequía y las malas cosechas repercutieron en las condiciones de subsistencia y
en la mortalidad de la población de Villamuriel entre los años 1868 y 1871.
Así
a las enfermedades habituales del aparato digestivo (disentería,
gastroenteritis, colitis) y respiratorio (bronconeumonía, bronquitis,
pulmonía), acompañaron varias epidemias (viruela, tifus, difteria), sobre todo
en 1869.
En
1868 la mitad de los muertos fueron niños de menos de 5 años (19 niños), 12 de
los cuales tenían menos de 1 año. La población se vio afectada sobre todo por
calenturas, viruelas y fiebre tifoidea.
En
1869 la mortalidad se repartió por todas las edades: 14 fueron niños de menos
de 5 años, 9 niños o jóvenes de 6 a 20
años, 20 adultos de 21 a 50 años y 11 de
más de 50 años. La mayor mortalidad la
provocaron las viruelas, el tifus y la fiebre tifoidea.
En
1870 casi ¾ partes de los muertos fueron niños menores de 5 años (37 niños), de
los cuales 20 no habían cumplido todavía 1 año. En la mortalidad tuvieron especial
incidencia el garrotillo (difteria) y la pulmonía.
En 1871 también los niños muertos (33 niños) fueron las ¾ partes del total, de los cuales 17 eran menores de 1 año. Las causas fueron diversas: la tisis, la tabes, las calenturas, la angina y problemas gastrointestinales.
CAUSAS DE
DEFUNCIONES EN VILLAMURIEL (1868-71)
ENFERMEDADES
|
1868
|
1869
|
1870
|
1871
|
CALENTURAS
|
XX
|
XX
|
||
VIRUELAS
|
X
|
XXX
|
||
FIEBRE
TIFOIDEA
|
X
|
X
|
||
DIFTERIA
O GARROTILLO
|
XX
|
X
|
||
CUARTANAS
|
X
|
|||
TIFUS
|
XXX
|
|||
DISENTERÍA
|
X
|
X
|
||
TABES
|
X
|
|||
TISIS
|
XX
|
|||
PULMONÍA
|
X
|
X
|
XX
|
X
|
ANGINA
|
X
|
XX
|
||
BRONQUITIS
|
X
|
|||
FIEBRE
CATARRAL
|
X
|
|||
GASTROENTERITIS
|
X
|
|||
COLITIS
|
X
|
|||
POCA
VITALIDAD
|
X
|
XX
|
XX
|
X
|
CÓLICO
|
X
|
X
|
||
SARNA
|
X
|
|||
ACCIDENTE
|
X
|
X
|
X
|
|
PARALÍS
|
X
|
|||
CÁNCER
|
X
|
|||
NO
CONSTA
|
XXX
|
XXX
|
X
|
4.- MATERIALES UTILIZADOS PARA EL ARTÍCULO
Libro "La Auténtica del Milagro", del Archivo Parroquial de Sta. María de Villamuriel.
Relato de D. Miguel García, párroco de Sta María de Villamuriel, sobre la procesión de 1868, del Archivo Parroquial de Sta. María de Villamuriel
Actas Municipales de 1868 a 1872 de Villamuriel, del Archivo Municipal de Villamuriel
Libro 7 de Defunciones, del Archivo Parroquial de Sta. María de Villamuriel
Datos meteorológicos de Valladolid de 1868 a 1870, suministrados por AEMET
Norte de Castilla: periódico del 31 de julio de 2019
Norte de Castilla: periódico del 31 de julio de 2019
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