NUESTRA
ESCUELA Y LA DE NUESTROS MAYORES
1.- INTRODUCCIÓN
Hoy el derecho a
la educación en España es universal y desde temprana edad se escolariza a niños
y niñas, en colegios que disponen de instalaciones adecuadas, con medios
materiales aceptables y con profesores que han recibido buena formación para
desarrollar su labor.
Pero en los
siglos pasados la “Instrucción” de los niños presentaba muchas carencias en
todos los campos: instalaciones, material escolar, profesorado, número de
alumnos por aula, escolarización de los niños, valoración social de la
educación.
EDIFICIO ACTUAL DE LA VIEJA ESCUELA DE NIÑOS - DE 1884
2.- LA EDUCACIÓN PRIMARIA EN EL S. XVIII
En la filosofía
de los ministros de la Ilustración y en los Reales Decretos de los monarcas del
siglo XVIII se recoge la importancia de
la educación como medio para lograr el progreso y la felicidad de sus súbditos,
pero en la práctica ese servicio social estaba en manos de los municipios, que
no contaban con medios suficientes para poner en práctica todas las buenas
ideas de los gobernantes ilustrados.
La Educación
Primaria en Villamuriel estaba en manos del Ayuntamiento, que contrataba al
maestro, asignándole un salario en especie, en concreto en trigo, o su valor en
reales.
En el Catastro
de Ensenada (1752) se señala que pagaba 88 reales, valor de 2 cargas de trigo
(unos 360 kg), a Manuel de las Heras, maestro de primeras letras, el cual
también era organista y sacristán de la parroquia.
En las
Ordenanzas Municipales de 1765 se indica que el Municipio pagaba al año al
maestro de primeras letras 384 reales, en lugar de las 24 fanegas (6 cargas) de
trigo que se le daban, con la calidad de que el que suceda al actual maestro ha
de estar examinado.
NOTA: Una carga de trigo eran 4 fanegas o 2 sacos, equivalentes a unos 185 kg.
ORDENANZA MUNICIPAL SOBRE EL MAESTRO (1765)
El municipio
pagaba un salario al maestro para que los niños de familias más pobres pudieran
recibir la instrucción gratis, por lo que los padres pudientes debían pagar al
maestro por la educación escolar de sus hijos.
A la escuela
solo asistían los niños, ya que a las niñas se les asignaban socialmente las
funciones domésticas, por lo que ellas aprendían a coser y realizar las tareas
de la casa y el cuidado de los hijos, y generalmente no sabían leer y escribir,
incluso las niñas de familias de labradores, como se puede ver en la
Declaración que hizo para el Catastro Dª María Martín Obejero, una labradora
rica, que no sabía ni firmar.
No había un
local municipal para la escuela y, por ello, el Municipio debía pagar 66 reales
anuales por el alquiler de la casa que servía de escuela de primeras letras.
3.- LA EDUCACIÓN EN LOS SS. XIX Y
XX
Casi todas las Constituciones
y Leyes fundamentales de España de los siglos XIX y XX recogen en su articulado
el derecho a la educación de los niños y la creación de escuelas en los pueblos por el Estado.
Así en el artículo 366 de la
Constitución de las Cortes de Cádiz de 1812 se dice: ”En todos los pueblos de
la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se
enseñará a los niños a leer, escribir y contar y el catecismo de la religión
católica”.
En el artículo 48 de la
Constitución de la República de 1931 se señala: “El servicio de la cultura es
atribución esencial del Estado y lo prestará mediante instituciones educativas
enlazadas por el sistema de la escuela unificada. La enseñanza primaria será gratuita y
obligatoria”.
En el Fuero de los Españoles
del Régimen de Franco de 1945, en el artículo 5, se recoge que “todos los
españoles tienen derecho a recibir educación e instrucción y el deber de
adquirirlas, bien en el seno de su familia o en centros privados o públicos, a
su libre elección”.
Pero el Estado central,
aunque controlaba el funcionamiento de las escuelas a través de organismos
políticos o educativos provinciales, luego delegaba la aplicación práctica de
las normas y su soporte económico en los Ayuntamientos, los cuales fueron
perdiendo ingresos a medida que el Estado iba desamortizando los bienes
municipales a partir de mediados del s. XIX.
Por eso, los Ayuntamientos
siempre tuvieron verdaderas dificultades para crear, dotar adecuadamente con
materiales y sostener las escuelas, sobre todo a medida que fue aumentando la
población infantil desde fines del s. XIX.
A.- LA
ESCOLARIZACIÓN DE LOS NIÑOS/AS
Durante gran
parte del s. XIX la escuela pública de Villamuriel estuvo destinada solo a los
niños, que eran escolarizados entre los 6 y los 12 años.
Hasta los 6 años
estaban al cuidado de sus madres o acudían a escuelas particulares de párvulos
(si sus padres podían pagarlo), donde
aprendían las letras, los números y canciones religiosas o populares.
PIZARRA Y TIZA PARA HACER LAS CUENTAS
A partir de los
12 años, la mayoría ya ayudaban a sus padres en la labranza familiar o
trabajaban como motriles (mozos de labranza) de los propietarios de tierras o
rabadanes de los pastores que cuidaban de los rebaños de ovejas.
Los estudios medios (Artes, Gramática… en
Palencia) o superiores (Leyes, Teología, Medicina… en alguna universidad:
Alcalá, Valladolid) estaban al alcance de muy pocos jóvenes del pueblo.
Incluso, antes
de cumplir los 12 años, muchos de los hijos de jornaleros no acudían
regularmente a la escuela (a pesar de que la escolarización de los más pobres
era gratuita), debido a su falta de interés o el de sus padres por los
estudios, para realizar algunas tareas menores y aportar algunos reales a la
familia, por lo que apenas aprendían a leer y escribir.
Las niñas
aprendían las labores domésticas, para saber realizarlas después cuando se
casaran o para trabajar como criadas desde muy jóvenes en las casas de familias
acomodadas, y ayudaban a sus madres a cuidar de sus hermanos pequeños y en
otras tareas de la casa.
A partir de 1860
la Corporación municipal aprobó la creación de una escuela para niñas, donde
unas acudían a aprender a leer y escribir, pero otras solo a labores de aguja
(a coser).
Cada año, los
maestros presentaban la lista de niños y niñas que asistían a las escuelas y
la Corporación, una vez escuchados los
maestros, fijaba la lista de niños y niñas verdaderamente pobres (hijos de
padres pobres de solemnidad), los cuales estaban exentos de pagar a los
maestros o, al menos, recibían el material escolar.
Al producirse la
Revolución de 1868 (que provocó la caída de Isabel II y su exilio),
inicialmente el Ayuntamiento Provisional cerró las escuelas y cesó a los
maestros. Poco después, dicho
Ayuntamiento y los vecinos asociados a ella aprobaron abrir de nuevo solo la
escuela de niños, suprimiendo la de niñas (por 20 votos contra 18).
Pocos días más
tarde, el Gobernador Civil de la provincia mandó reponer en sus destinos a los maestros
de 1ª Enseñanza destituidos por las Juntas Revolucionarias o por los
Ayuntamientos y el Ayuntamiento Provisional de Villamuriel se vio obligado a
abrir las 2 escuelas y a reponer a sus maestros.
B.- EL CONTRATO DE
MAESTRO DE ESCUELA DE 1ª EDUCACIÓN
Cuando se producía una vacante de la Escuela de 1ª
Educación, se anunciaba la vacante en el Boletín de la provincia.
Los candidatos
presentaban sus memoriales en el Ayuntamiento y la Corporación elegía al
agraciado, después de leer el informe de
la Junta Local de Instrucción.
Así, como ejemplo, en 1846 dimitió el maestro D.
Juan Manuel Salazar y fue elegido por unanimidad D. Matías Meneses Alonso,
profesor de 1ª Educación examinado (cuyo título presentó unido al memorial)
tanto por reunir las cualidades necesarias para el efecto como por ser el que
más destacaba en forma de letra.
Al estar
presente el agraciado en la villa, se le hizo llamar para que aceptase el cargo
bajo las obligaciones observadas de costumbre y se le señaló el contrato con
las condiciones salariales, que D. Matías aceptó.
La dotación anual
del profesor era de 2.200 reales (la cual estaba aprobada por la Diputación
Provincial):
-- 1.100 reales de
los fondos municipales
-- 500 reales del
foro impuesto sobre la era donde desgranaban los labradores sus cereales
-- 100 reales por
la renta de las tierras del pan de los reyes (las cuales quedaban a su
disposición para que decidiese sobre ellas)
-- 200 reales que
calculaban que podía valer en renta la casa que se le había de dar
-- El resto, hasta
los 2.200 reales (200 ducados), de las retribuciones de los niños de padres
pudientes, a razón de 8 celemines de trigo y 8 reales los de escribir y leer y 8
celemines de trigo y 4 reales los de solo leer.
NOTA: el celemín es una medida de capacidad, que equivale a casi 4 litros.
El dicho "Pasar más hambre que un maestro" era una realidad frecuente en el s. XIX, porque los Municipios pagaban tarde a los maestros, al carecer de suficientes recursos, pero en el caso de Villamuriel no debió de producirse, ya que no aparecen quejas por ese motivo en las Actas municipales.
Su salario anual, superior a los 2.000 reales, era un buen salario y no dependía solo de lo que le pagaba el Ayuntamiento, ya que se completaba con otras aportaciones no estrictamente municipales.
C.- LOS EXÁMENES DE
LOS NIÑOS DE 1ª EDUCACIÓN
Periódicamente,
se hacía un examen público a los niños. Como ejemplo, el examen realizado el 1
de febrero de 1850.
Para proceder a
los exámenes de los niños de la única escuela elemental de la villa, se
reunieron la Corporación (el Ayuntamiento) y la Junta Local de Instrucción Primaria.
La Junta Local
de Instrucción Primaria la formaban: el presidente (el Sr. Alcalde) y 5 vocales
(un Regidor del Ayuntamiento, 2 curas de la parroquia y 2 personas de las clase
de propietarios).
El profesor
empezó contando a los niños (resultó haber 46) y después habló a los niños
haciéndoles entender el objeto de la reunión y a las dos Corporaciones lo muy
necesarios que eran los exámenes para mayor aprovechamiento de los niños.
Se empezó los
exámenes por los niños de letras, sílabas y lectura como tal, destacando en
esta asignatura Evaristo Pozurama y Esteban
Sevilla (de 12 años), Juan Fernández y Donato Diez (de 11 años) y Nicolás Inclán y Vicente
Villameriel (de 9 años).
Después se
procedió al examen de la escritura, destacando las muestras, escritas en el
acto, de Evaristo Pozurama, Esteban Sevilla, Eugenio Rodríguez (de 10 años),
Ventura Rodríguez (de 9), Toribio Meneses (de 11), Cándido García (de 11) y
Antonio Meneses y Camilo Fernández (de 9).
En Aritmética y
en Religión y Moral se señalaron los mismos.
Y, por último, en Análisis sintáctico, ortográfico y gramatical ninguno
lo hizo mejor que Evaristo Pozurama.
MATERIAL ESCOLAR DEL S. XX
A todos los
dichos niños el Sr. Alcalde les dio unos maravedíes como premio y para que se
señalasen de entre los demás se les dio un lacito de cinta de varios colores
por cada una de las asignaturas en que más se distinguieron.
Todos merecieron
la nota de Superior y de forma señalada a Evaristo Pozurama se le dio un lacito
más, de color de oro, para manifestar que fue el Sobresaliente.
Acabados los
exámenes, les hablaron el Sr. Cura y el Sr. Alcalde, ofreciéndoles mejores
premios para los exámenes sucesivos.
Finalmente, el
Sr. Alcalde (D. Pedro Mínguez) ordenó se diese noticia de este resultado a la
Comisión Superior de Instrucción
Primaria de la provincia, según lo mandaba una Circular.
D.- LA VISITA DEL
INSPECTOR DE ESCUELAS
El Inspector de
Escuelas realizaba visitas a las escuelas para conocer las condiciones en que
se encontraban.
Así, en julio de 1851 realizó una visita a la escuela de
Villamuriel y propuso lo siguiente: “es necesario dar mayor ensanche al local
donde se encuentra la escuela así como mayores luces, proveyéndola de una
colección de carteles para lectura, un tablero contador, tinteros, muestras y a
los niños pobres de los útiles necesarios y del manual de agricultura del Sr.
Oliván, por ser de mayor utilidad al ser la única riqueza de esta villa,
invitando a los padres pudientes a la adquisición del mismo”.
ALGUNOS MATERIALES ESCOLARES DEL S. XIX
El Ayuntamiento
y la Junta de Instrucción Primaria “reconocen que lo que pide no es de gran
coste, pero que es imposible poner en práctica todo a la vez por carecer este
municipio de fondos suficientes y que ni los padres de los niños ni los demás
vecinos se prestarían gustosos a un desembolso para ello, porque aún no ha
llegado el tiempo de que se persuadan de lo útil que sería para todos en
general”.
Por ello, se
acordó “ponerlo en práctica sucesivamente a lo largo de varios años y remover
cuantos obstáculos se opongan hasta poner la Instrucción Primaria en esta villa
a la altura que hoy se merece y reclama la época”.
E.- LA INSTRUCCIÓN
EN VILLAMURIEL, SEGÚN SIMÓN NIETO
Según el censo de 1877, más de la mitad de la
población no sabía leer y escribir (644 personas: 237 hombres y 407 mujeres),
siendo las mujeres las que aumentan el porcentaje. En estas cifras se incluyen 190 menores de 6
años que no están escolarizados.
|
VARONES
|
HEMBRAS
|
TOTAL
|
SABEN SOLO LEER
|
21
|
73
|
94
|
SABEN LEER Y ESCRIBIR
|
327
|
130
|
457
|
NO SABEN LEER Y ESCRIBIR
|
237
|
407
|
644
|
Los medios de
adquirir instrucción son 3 escuelas: 2 oficiales y 1 libre. A las primeras (una para cada sexo) asisten
76 niños y 52 niñas (según el censo de 1877). Simón Nieto considera bajas estas
cifras y cree que a la escuela de niños
asisten de 85 a 90.
La escuela
privada está destinada a párvulos y a ella asisten de 35 a 40 niños. Durante el invierno hay también escuela para
adultos.
La aptitud para
el estudio de los vecinos de Villamuriel no es pequeña; al contrario, a veces
llama la atención las buenas condiciones que presenta la inteligencia de muchos
para una cultura delicada. Por lo
general, hay facilidad en la asimilación de ideas y buenas aptitudes para el
razonamiento.
Pero es tan
grande su aversión al estudio, tan escasa la fuerza de voluntad y tienen tan
poco desarrollada la atención que abandonan gustosos los placeres de la lectura
por las ventajas de los negocios o de las ocupaciones agrícolas o en entretener
el tiempo en juegos y distracciones frívolas.
4.- LOS EDIFICIOS ESCOLARES
A.- LAS ESCUELAS DEL S. XIX
Durante gran parte del s. XIX el Ayuntamiento de Villamuriel no
dispuso de locales propios para instalar las escuelas, por lo cual tuvo que
alquilarlos y pagar un alquiler por ellos.
Ya en 1883, el alcalde D. Gervasio Manuel comunicaba a la Corporación
que la localidad carecía de escuelas de ambos sexos, que los que utilizaban no
tenían ni la capacidad ni la higiene necesarias y que el Ayuntamiento estaba pagando por ellos unas rentas anuales.
Por ello, acordaron construir 2 escuelas y casas para maestros en las
mismas, cuyo proyecto fue elaborado por el arquitecto de Palencia D. Ángel
Cadarso. Los edificios se construyeron en
1884.
FACHADA DE LA ESCUELA DE NIÑOS - DE 1884
LA ESCUELA DE NIÑOS - A MEDIADOS DEL S. XX
Para la ubicación de los edificios se eligió 2 solares situados en la
C/ Mayor. El primero, emplazado entre la
C/ Mayor y la C/ Tercias, fue destinado a escuela de niños, con una capacidad
para 80 alumnos. El segundo, situado en
la C/ Mayor, muy cerca del 1º, se dedicó a escuela de niñas, para una matrícula
de 74 alumnas.
Ambos, construidos con piedra de sillería, ladrillo, adobe, madera y
mosaicos, tenían 2 plantas: la baja destinada a escuela y la principal dedicada
a casa para maestro/a.
Las viviendas para maestro/a disponían de sala, comedor, 3 dormitorios, cocina y despensa.
PLANTA DEL EDIFICIO PARA ESCUELA DE NIÑAS -- DE 1884
FACHADA ACTUAL DE LA ESCUELA VIEJA PARA NIÑAS
Al aumentar el nº de niños en las décadas finales del s. XIX, al
descender la mortalidad infantil, las 2 escuelas construidas en la década de 1880 eran insuficientes para albergar a un nº tan elevado de alumnos,
instruidos además por un solo maestro/a.
Por lo cual, se decidió crear 2 nuevas escuelas, una para cada sexo, que fueron
instalados en locales no específicos para la enseñanza: para escuela de las niñas pequeñas se habilitó la planta alta del Ayuntamiento de la Pza.
de la Villa, que a la vez servía como Salón de Sesiones de la Corporación y la
Junta Municipal; y para escuela de los niños pequeños se adecuó un local
en alquiler (antes era una panera), situado en la confluencia de la
C/ Tercias con el Camino de las Eras (enfrente del Corralón o corral de ganado).
AYUNTAMIENTO VIEJO - ESCUELA DE NIÑAS EN 2ª PLANTA
La desamortización de
Mendizábal de ½ del s. XIX hizo que el convento de las Claras de Calabazanos
perdiera sus bienes y medios de subsistencia.
Al no tener recursos, el Provincial franciscano, en 1854, permitió a las
monjas la apertura de un colegio donde instruir a niñas, tanto internas como
externas.
El colegio ocupó una parte
del convento, situándose en uno de los lados del Claustro del Aljibe. Una monja salía a dar las clases, pero sin
dejar de atender los rezos y sus obligaciones en el Convento.
B.- LAS ESCUELAS DEL S. XX
Durante la 1ª mitad del s. XX, los niños
y niñas de
Villamuriel siguieron recibiendo su instrucción en las
escuelas del s. XIX. Será en los años
40 del s. XX cuando comiencen a prepararse cambios, con
diversas propuestas.
En 1944 la Comisión Gestora Municipal acordó construir una escuela
mixta y una casa para el maestro en Calabazanos y habilitar 2 escuelas en
Villamuriel en la planta alta de las escuelas existentes, donde estaban las
casas para los maestros, y 3 casas para maestros en Villamuriel. Pero esto no llegó a realizarse.
En abril de 1949 el Gobernador Civil de la provincia propuso que las
escuelas ya existentes se transformen en viviendas para los profesores y que la
Obra Sindical del Hogar (que empezaba a construir las Casas Nuevas) construyera
4 escuelas unitarias de ambos sexos.
En diciembre de 1949 la Obra Sindical del Hogar aprobó construir 4
viviendas para funcionarios y un grupo de 2 escuelas en la parte delantera de
las Casas
Nuevas.
Las 4 viviendas sí se construyeron, pero no el grupo escolar. Como
solución al problema de las escuelas, en 1952, la
Corporación decidió transformar las viviendas para maestros de las antiguas
escuelas en escuelas para los niños y niñas mayores, trasladando a los niños y
niñas pequeños a las escuelas del piso bajo.
De esta forma, se abandonó el local alquilado en la C/ de las Eras, se subió la Secretaría del Ayuntamiento y el Juzgado de Paz a la
planta alta del Ayuntamiento y en la planta baja del mismo se habilitó una
vivienda y un locutorio para la instalación del teléfono público en la
villa. Esta obra fue realizada por
el constructor albañil, D. Agustín Martínez Abad, con un presupuesto de 30.000
pesetas.
C.- LAS ÚLTIMAS ESCUELAS DEL PERÍODO FRANQUISTA
En los años 60 se hicieron las últimas escuelas del Régimen de Franco en el pueblo.
Al obligar a las monjas el Gobierno de la IIª República a cerrar la escuela de niñas en 1932, Calabazanos
se había quedado sin escuela. Después se instaló una escuela pública mixta
en una pequeña casa alquilada.
El proyecto de 1944 de construir
una escuela mixta y una casa para maestro en
Calabazanos no se concretó hasta 1962, en que el Ayuntamiento acordó realizarlo en un
solar de la plaza exterior al convento por un importe de 99.000
pesetas.
Finalmente, en 1963 y 1967, el
Ministerio de Educación Nacional, en colaboración con el Ayuntamiento,
construyó 2 grupos escolares (llamado Francisco Abella, que era el Gobernador
Civil de Palencia), uno de Enseñanza Primaria y otro de Infantil, con 2
escuelas cada uno, y un patio de recreo entre ambos grupos escolares.
El 1º bloque (escuelas de ladrillo
rojo) fue construido por D. Victorino Becerril,
mediante una contrata directa de la Junta Provincial de Construcciones
Escolares, y el 2º (escuelas
de bloques grises) por D. Demetrio Montes.
A su lado, el Ayuntamiento instaló un
parque con juegos para niños, que ha ido mejorando posteriormente.
ESCUELAS DE LA DÉCADA DE 1960 EN LA ZONA DE LAS CASAS NUEVAS
5.- RECUERDOS DE LA ESCUELA
¿Quién de mi edad no recuerda los días de escuela con D. Segundo o D. Lino o con Dª Rosa y Dª Alejandrina? ¿O los algo más jóvenes, con D. Mariano, D. Miguel, Dª Angelines?
Tengo muy buen recuerdo de D. Lino, con el que solo pasé 2 años de escuela. Era un maestro muy querido en el pueblo por su dedicación y entrega diaria, a pesar del frío que pasaba durante los inviernos largos de aquellos años para venir en bici de Palencia a Villamuriel y los bajos salarios de los maestros en la posguerra. Pero él nunca desfalleció durante los 15 años que ejerció su labor educativa en Villamuriel, hasta trasladarse a Palencia.
Hablando con él, que ya estaba jubilado y vivía en Palencia en el mismo bloque que yo, entre otras muchas cosas, me contaba lo mal tratados que fueron los maestros titulados durante la República al llegar el régimen de Franco (les hizo repetir el examen de grado para volver a tener el título de maestro) y las penurias económicas que pasaban los maestros con varios hijos, como era su caso.
Me decía que siempre le había gustado hacer bien su trabajo como maestro y que otro de sus afanes era su numerosa familia, a la que había querido educar en el esfuerzo, el respeto y los valores cristianos.
Yo recuerdo cómo por la mañana los alumnos mayores iban con D. Lino a llenar de agua las garrafas para disolver la leche en polvo y después, a la hora del recreo, nos daban un vaso de leche, o por la tarde iban a desmoldar los quesos envasados en una lata cilíndrica y al salir de la escuela nos daban un triángulo de queso amarillo.
O cuando D. Lino mandaba a los chicos mayores a coger leña al Vado (el Vau, decíamos), al otro lado del río, para la estufa de leña de la escuela. Y al volver traían batatas, las asaban y nos daban alguna.
Y recuerdo el mal rato que pasé, cuando recién subido de la escuela de D. Segundo a la de D. Lino, con 8 años, salió un ratón del armario y D. Lino mandó a los mayores (de 13 y 14 años) a coger los palos para matarlo. Ellos hacían por no matarlo para que escapara y volviera a salir y así pasar un buen rato en la caza del ratón. Pero yo, ingenuo, lo pisé y lo maté. Los mayores empezaron a amenazarme con pegarme, cuando saliéramos de la escuela.
Como homenaje a los maestros/as, adjunto varias fotos de esos años, cedidas amablemente por la familia de D. Lino.
JUBILACIÓN DE D. SEGUNDO MARTÍN
Abajo, de izquierda a derecha: D. Florentino Meneses (alcalde), D. Lino (maestro), D. Segundo (maestro), Dª Juliana (esposa de D. Segundo), señora no conocida, Dª Alejandrina.
D. Lino (de pie, en el centro), Dª Araceli, Dª Rosa, Dª Angelines, D. Miguel y otros maestros/as (abajo, en el centro), de excursión en el monte con los niños
Dª Araceli Merino con los niños, de excursión en el monte.
6.- DOCUMENTACIÓN UTILIZADA
-- Las Respuestas Particulares
del Catastro de Ensenada, de 1752, del Archivo Histórico Provincial de
Palencia.
-- Las Ordenanzas Municipales de
Villamuriel, de 1765, del Archivo Municipal de Villamuriel.
-- Varias Actas de las Sesiones
del Ayuntamiento de Villamuriel de los siglos XIX y XX, del Archivo Municipal
de Villamuriel.
-- “Apuntes para el estudio médico-topográfico
de Villamuriel de Cerrato”, de D. Francisco Simón y Nieto, 1886.
-- El Proyecto de construcción
de las escuelas de Educación Primaria de Villamuriel, obra del arquitecto Ángel
Cadarso, de 1884, del Archivo Municipal de Villamuriel.
-- “Real Monasterio de Nª Sª de
la Consolación de Calabazanos”, de Enrique Gómez Pérez y Ángel Sancho
Campo. Ediciones Cálamo. Palencia, 2009.
-- La mayor parte de las fotografías y tablas han sido realizadas por el autor del artículo.
-- Fotografías de "Recuerdos de la escuela" cedidas amablemente por D. Ángel Merino, hijo de D. Lino.
-- Algunas imágenes de material escolar han sido tomadas de varias páginas de Internet.
Artículo realizado por Zacarías Diez García, miembro de la Asociación Amigos del Patrimonio de Villamuriel