Con sus variables de dichos y hechos nadie podía imaginar que fiestas patronales tan hermosas y lúcidas cono las de La Ascensión en Villamuriel de Cerrato iban a tener en su edición de 2020 un tratamiento tan diferente y extraordinario.
En la simbología de estas fiestas se mantiene el recitar "Las Gracias a la Virgen de Milagro" a cargo de un niño/a, práctica de la religiosidad local compuesta por algún vecino o como ha sucedido en ocasiones. por personas de fuera del municipio, caso del sacerdote, escritor y poeta Elpidio Ruiz Herrero autor de las "Gracias a Ntra. Sra. del Milagro" de los años 1994 y 2000.
Con la transcripción de ambos textos de origen religioso, Amigos del Patrimonio hace homenaje al hombre, al amigo y al autor literario bien conocido y recordado en Villamuriel.
Elpidio ha publicado siete libros de poesía y recibido diversos galardones como el Premio Jorge Manrique en 1989 por Un río de turbia soledad. Fue integrante del grupo de siete autores seleccionados para el libro Poetas del Cerrato. Antología editado por ADRI CERRATO en 2012 y por años participó en la veladas de Poesía en Navidad de Villamuriel de Cerrato.
POEMA DE LAS “GRACIAS” A LA VIRGEN DEL MILAGRO
(Elpidio Herrero
-- Ascensión - mayo de 1994)
Para que sea el cantar
aroma fresco de brisa,
ritmo intacto de
sonrisa
o espuma blanca del
mar,
quiero a la Virgen
lanzar
mi voz cargada de aurora,
matinal y soñadora,
con música de cariño
haciéndome como niño
ante la madre que
adora.
Estas “Gracias” que te
canto
desde el balcón de mi
alma,
son viento, son palma,
que borran la voz del
llanto.
La acogida de tu manto,
la bondad de tu mirada,
la frescura de alborada
y el sosiego de tu amor
son en la brisa el
rumor
que sacia la fe
esperada.
Este cantar que te digo
me nace del corazón,
le riega la devoción
y se convierte en buen
trigo.
Villamuriel es testigo
de cómo un amor se
canta,
cuando María es la
planta
y su cariño es el
fruto;
por eso, se rompe el
luto
con la luz de mi
garganta.
Garganta que hoy se
hace flor
pintando de primavera
los campos y la ribera
con las luces del amor.
Tú llenas de
resplandor,
Oh Virgen, nuestro
camino
para llegar al destino
marcado por tu sendero,
como norte de romero
y estación de
peregrino.
Peregrino soy, Señora,
Virgen del Milagro amada,
y al hacer esta jornada
busco el frescor de tu aurora.
Esta es la fiesta que añora
este pueblo y esta gente
de devoción transparente
y de corazón cercano.
Dale, Señora, tu mano
GRACIAS
A NUESTRA SEÑORA DEL MILAGRO
(Elpidio Ruiz Herrero –
Año 2000)
Mi palabra a ti,
Señora,
viene humilde,
agradecida,
para seguir en la vida
la alborada de tu
aurora;
por eso, te rindo ahora
en homenaje de amor
el aroma de una flor,
la primavera de un
sueño
y el resurgir cerrateño
en torno a tu
resplandor.
Resplandor que no
termina
mientras la cera del
alma
se eleve como una palma
a tu presencia divina.
Milagro que peregrina
en la voz de la memoria
coronándote de gloria
y adornando de virtud
a un pueblo que ve la
luz
en la frente de la
Historia.
Historia que se repite
desde tiempo
inmemorial,
agradecida señal
que con el celo
compite.
No hay distancia que
nos quite
cantar tus gracias,
Señora,
pues el milagro no
ignora
quien nace en Villamuriel.
¡Cómo olvidarse de él,
de tu mano salvadora!
Salvadora tu mirada,
la ayuda de tu consuelo
para poner en el cielo
la oración gratificada.
Tú eres la Madre
adorada,
el volcán que nos
eleva,
la senda limpia que
lleva
espejos a lo divino
para alumbrar el camino
con claridad siempre
nueva.
Nueva es la voz que te
canta
con rendida devoción
y nueva la admiración
que sale de mi
garganta,
Pues eres flor que se
planta
al lado de la
corriente,
eres aroma reciente
sobre rama de laurel;
por eso, Villamuriel
se te rinde
eternamente.
Eternamente la brisa
de tu amor de Madre
buena
viene a quitarnos la
pena
dibujando una sonrisa.
Tu mano de sol irisa
nuestra miseria mortal
y como río caudal
humedece la sequía
con gotas de melodía
y perfume celestial.
Celestial es el destino
del pueblo que se
enamora
de ti,¡humilde Señora!,
con amor a lo divino.
Tú nos marcas el
camino,
tú nos limpias el
sendero
y animas como un lucero
la fe de la oscuridad
con tus ojos de bondad
desde la luz del Otero.
Otero que vio nacer
milagro tan singular
al que con este cantar
yo te quiero agradecer.
Tu grandeza de mujer
dejó en este pueblo un
día
señal de amor y alegría
en oración redentora.
Por eso, ¡Gracias,
Señora!
¡Del Milagro, tú,
María!
No hay comentarios:
Publicar un comentario