martes, 8 de diciembre de 2020

LOS MAJUELOS EN LA VIDA DE VILLAMURIEL



LOS MAJUELOS EN VILLAMURIEL

1.- INTRODUCCIÓN

En los siglos pasados los cultivos más importantes  y, por tanto, los que más extensión del campo ocupaban en Castilla eran los cereales: el trigo, básico para la alimentación de las personas,  y la cebada y avena para la de los animales, sobre todo de labranza.

Además había otro cultivo también presente en todos los pueblos, la vid, ya que el vino era una bebida que aportaba muchas calorías, muy necesarias para los trabajos de gran esfuerzo físico y gasto energético, y la más utilizada en los días de ocio de la población desde temprana edad.

Pero había zonas en que la vid tenía una presencia mayor debido a las condiciones adecuadas de su suelo (amplias zonas de cascajo, que proporcionan más graduación al vino, o zonas poco aptas para los cultivos herbáceos por ser más secas y pobres en sustancias minerales, como las laderas, en pendiente) o por encontrarse cerca de ciudades o pueblos grandes, donde había un mercado más amplio al que vender sus vinos.         Este es el caso de Villamuriel, Dueñas, Torquemada o Becerril (en la provincia de Palencia).

MAJUELO EN EL PEDRACHO

El cultivo de la vid en Villamuriel ya se documenta en los siglos XI al XV (de la Edad Media) y  los primeros siglos  de la Edad Moderna.       Tuvo gran importancia desde el s.  XVIII, continuando en el s. XIX y 1ª mitad del s. XX, como se refleja en las diversas fuentes de documentación.

Por ello, voy a dedicar 2 artículos, uno a los majuelos y otro a las bodegas.  Probablemente realice un 3º artículo dedicado solo a la Bodega Lagunilla, la de mayor tamaño en Villamuriel, con un edificio de fábrica muy sólida y con métodos más modernos de elaboración y almacenaje del vino.

 

2.- LAS VIÑAS EN LOS DOCUMENTOS MEDIEVALES

En 1146, el obispo D. Pedro II (primer obispo señor de Villamuriel) cambiaba unas heredades que tenía en Palencia por otras que Palea y su mujer Mª Andrés tenían en Villamuriel, entre las cuales había 12 aranzadas de viñas.

En 1302, Alfonso Martínez, 4º nieto del Cid, dejaba en su testamento majuelos en Villamuriel a los racioneros de la Catedral de Palencia.

En 1434, Juan Alfonso de Palencia vendía a Gómez Diez de Burgos (ambos vecinos de Palencia) una viña de 10 cuartas que tenía en Villamuriel. Las parcelas linderas de la misma eran también viñas.

En 1586, Juan de Calabazanos y su mujer Catalina Fernández (vecinos de Villamuriel) vendían a los Sres. Deán y Cabildo de la Catedral de Palencia 4 tierras de pan llevar. Los vendedores estaban obligados a un censo en favor de una Capellanía de Palencia y para garantizar el pago de los réditos del censo tenían hipotecadas muchas tierras (entre ellas, las 4 tierras que vendían) y viñas.

 

3.- LAS VIÑAS EN LAS ORDENANZAS  MUNICIPALES DE 1764

En las Ordenanzas Municipales de Villamuriel de 1764 hay 14 capítulos que recogen de forma minuciosa todo lo relativo a las viñas y el vino en su término municipal, lo que indica la importancia del viñedo en la economía del pueblo.

Ninguna persona podía entrar en las viñas ajenas para cortar pámpanos, agraces, tallos ni uva en ningún tiempo de frutos pendientes, sin obtener por escrito licencia del dueño y de la justicia.

Los dueños de las viñas podían entrar en ellas, excepto para cortar para vender los pámpanos, tallos o uva, en cuyo caso habían de obtener también licencia de la Justicia.

ESCOGIENDO UVA PARA GUARDAR

Cualquier  persona que sin licencia de la Justicia fuera vista o aprehendida en las viñas suyas o ajenas debía pagar 200 maravedíes (el salario diario de un jornalero del campo era de 3 reales, o sea, 102 maravedíes) por la falta de la dicha licencia.

Y, aprehendidas en ellas o fuera de ellas, deberían pagar por cada racimo de uvas no excediendo de 4, a real cada uno, y pasando de 4 hasta 8, a 2 reales, y siendo más de 8, a 3 rs. cada uno.    Y esto por la 1ª vez, por la 2ª, doblada, y por la 3ª, trasdoblada.  Y siendo de noche la aprensión, sería también trasdoble.

La Justicia y el Regimiento nombraban a las personas que iban a reconocer el estado y calidad del fruto de las viñas por todos los términos de esta villa.       Y, según la declaración, se determinaba el día de la vendimia y, establecida, ningún vecino la podía romper antes del día asignado con motivo ni pretexto alguno.     Y al que rompiese dicha vendimia se le impondría la pena de 2.000 maravedíes y 500 maravedíes al que saliese por uvas para guardar o vender.

MAJUELO CON LA UVA YA MADURA

Ninguna persona podía entrar en viña alguna (aunque fuera suya y estuviera vendimiada) a coger la rebusca que en ella hubiese quedado hasta que, después de levantado el fruto, se hubiera tocado la campana.        Se impondría la pena de 200 maravedíes a cada persona que se le encontrare rebuscando y además la pérdida de la uva, cestos, cestas y tarreros en que lo cogieren y se vendería públicamente y el valor de esto sería para aumento de bienes comunes.

Los ganados mayores y menores y aun de la cabaña real no podían entrar en las viñas, aunque estuviera levantado el fruto, hasta que finalizada la vendimia se hubieran aprovechado de la rebusca que hubiera quedado durante 3 días y, una vez finalizado este plazo, no podían entrar sin licencia de la Justicia, lo que se daba a son de campana.

Ninguna manada de ganado lanar ni otras podían pastar las orillas de tierras sembradas ni las de las viñas, salvo en las cañadas, ni  arrimarse a ellas, a distancia de 10 pasos, sobre todo en las viñas desde 1º de mayo hasta que levantado el fruto y rebuscado se tocase la campana para entrar en ellas.

Y  los pastores que guardaban dicho ganado no podían andar por las viñas ni arrimarse a ellas, a la dicha distancia de 10 pasos, en el tiempo que estaban los frutos pendientes.     Si lo contravenían, la pena por la 1ª vez era de 200 maravedíes, además de pagar el daño que se apreciare.  Y en caso de reincidir, la pena era doblada.

Los obreros trabajadores del campo, vecinos y forasteros, que fueran a trabajar en las viñas en todo tiempo del año no habían de llevar caballerías mayores ni menores a las viñas y, si las llevaban para conducir sus herramientas y personas, las habían de atar y estacar fuera de ellas.        Cada caballería que faltase a esta prevención pagaría de pena 102 maravedíes la 1ª vez,  204  por la 2ª y 500 por la 3ª.

Mientras estuvieran pendientes los frutos de pan y vino, o sea, desde que empiezan a echar las viñas (desde el 1º día de abril) y respecto a los panes (desde 1º de febrero) hasta cogidos los frutos, ninguna persona (vecino o forastero, de cualquier estado o condición) podía andar a cazar en panes ni viñas con perros y galgos, a pie o a caballo ni con otro género de instrumentos a ninguna especie de caza terrestre o volantín.     De lo contrario, se impondría la pena de 500 maravedíes por la 1ª vez, 1.000 por la 2ª y reincidiendo se castigaría con mayor rigor.


4.- LOS MAJUELOS  EN LA  OBRA DE FRANCº SIMÓN NIETO

En su “Estudio  médico-topográfico de Villamuriel de Cerrato” (1886), en el capítulo IV “Los habitantes de Villamuriel física y socialmente considerados”, en el apartado 3º  trata de las “Ocupaciones”, en el 4º  de la “Riqueza y producciones”,  en el 5º de  la “Alimentación”.

Así en el apartado 3º dice: “Las ocupaciones a las que se dedican sus habitantes son las de un pueblo esencialmente agrícola.  El cultivo del trigo, cebada y demás gramíneas y de la vid sostienen a la mayoría de la población, aparte de algunas pequeñas industrias”.

En él señala también  que “la mujer de Villamuriel está dedicada solo al cuidado de la casa; para ellas las labores del campo no existen, no considerando como tales la vendimia y la escarda, faenas que corren a su cargo” (lo dice así)).

FIESTA DE LA VENDIMIA: VENDIMIANDO EN EL PINO

En el 4º señala que la base de su riqueza está en “la laboriosidad de sus habitantes, la fertilidad del suelo que produce abundantes cosechas de cereales, su proximidad a Palencia que da a los agricultores grandes cantidades de abono a un precio módico, con el cual mejoran sus fincas, y en la naturaleza de los terrenos de la parte Este del término municipal, muy favorable para el cultivo en gran escala de la vid, que produce un vino de excelente calidad muy apreciado en estos contornos”.

En cuanto al nº de hectáreas cultivadas, según datos oficiales, señala 2.770 para los cereales, 544 para los viñedos (cultivadas por sus dueños en casi su totalidad), 154 para praderas y pastos, 61 para plantas hortícolas y 23 para alamedas.

En el mismo recoge la producción de trigo, cebada, avena y vino, señalando 645.320 litros en 1882 y  560.000 en 1884 para el vino.  Él considera que “estos datos oficiales son incompletos o erróneos, porque estimamos muy baja la cifra de la cosecha de vino, que sin duda alguna se eleva por término medio a 900.000 o 1 millón de litros”.


5.- LA VID: ASPECTOS GENERALES

El cultivo de la vid y la elaboración  de vino se iniciaron en el Neolítico en el Próximo Oriente (Asia Menor y Egipto), para extenderse después por las zonas ribereñas del Mediterráneo (Grecia, Italia, norte de África).  A la península Ibérica llegó con la colonización griega de zonas del este de la península y el dominio de Hispania por los Romanos.  Hoy se cultiva en todas las zonas templadas de la Tierra.

Hay varias especies de vid, de las cuales la más importante es la Vitis Vinifera.     La vid tiene un tronco (llamado cepa) con raíces profundas y muy extendidas y  varios brazos de los que salen vástagos largos y flexibles (los sarmientos).  Su fruto es la uva, que puede consumirse como fruta y sobre todo utilizarse para obtener mosto, que una vez fermentado se transforma en vino.

La vid necesita un suelo seco y permeable y rico en potasa, que produce menos cantidad de uva que el suelo fresco y más fértil, pero de más calidad y mejores vinos.

Se reproduce por estacas, plantadas en invierno, con una distancia de 2 m. entre cada planta.  Hoy, en los viñedos de espaldera, las plantas están separadas medio metro.  También se reproduce realizando injertos en madres silvestres o en madres cultivadas más resistentes.  Empieza a dar frutos entre los 3 y los 5 años y puede vivir más de 100 años.

MAJUELO CON MILDIU

Sus principales enfermedades son el mildiu, el oídio, la botritis y la filoxera.    La filoxera la produce un pequeño pulgón que seca las raíces de la planta.    Llegó de América a Europa a mediados del s. XIX y a España en el último ¼ del mismo, destruyendo gran parte de las vides europeas, teniendo que ser sustituidas por vides americanas (resistentes al insecto) injertadas con palos de las vides europeas supervivientes.


6.- LAS  LABORES EN EL MAJUELO

El trabajo en los majuelos era constante a lo largo del año, en todas las estaciones. Algunas labores se podían realizar con el ganado (mulas, bueyes, asnos), pero la mayor parte de ellas eran manuales, lo que proporcionaba muchos jornales a los obreros del campo.

PLANTAR UNA VIÑA: Se podían plantar directamente en la parcela palos cortados de los  sarmientos de otra viña, pero las cepas resultantes solían tener una vida más corta (unos 25-30 años).

INJERTAR: Lo mejor era injertar. Para ello se plantaban en un vivero palos de madres silvestres para que echasen raíces, luego se trasplantaban a la parcela en invierno (normalmente en febrero-marzo) y  a los 3 años se injertaban las madres con  palos del tipo de uva deseado.  Estas cepas injertadas podían durar de 80 a 100 años.

A veces también SE ECHABAN MURONES (palo de una cepa fuerte), que se  llevaban enterrados desde la cepa fuerte hasta un punto cercano en que faltaba la cepa por haberse secado.

PODAR: se cortaban los palos, dejando una vara y un pulgar en cada brazo (se dejaban 4 o 5 brazos en cada cepa).

Después de podar se recogían los palos para HACER LOS MANOJOS: se colocaban unos pocos más largos formando una cruz con otros más cortos para después ir tejiéndolos.

MAJUELO PODADO

ALUMBRAR:   En invierno se alumbraba el majuelo, que consistía en cavar alrededor de las cepas para limpiar el forraje (malas hierbas) y para que además cogiesen el tempero de invierno.

ABONAR: en invierno se abonaba el majuelo con estiércol o con abono mineral (ya en el s. XX).

ARAR: en marzo se daba la 1ª vuelta de arado, en los 2 sentidos, o sea, cruzándose.   En junio  se daba la 2ª vuelta de arado, también en los 2 sentidos, para quitar el forraje de las calles (zonas entre  cepa y cepa).

A finales de mayo, una vez que habían brotado los brotes, SE TAPABAN LAS CEPAS, echando la tierra quitada a los lados al alumbrarla.  También se limpiaba la zona de alrededor de las cepas.

MAJUELO EN PRIMAVERA, CON LOS BROTES EN LOS BRAZOS

SULFATAR: se daban 3 manos, la 1ª a finales de mayo, la 2ª en junio y la 3ª a mediados de agosto, para controlar el mildiu y el oidio.  Las dos primeras se daban con sulfato azul para el mildiu y la 3ª con sulfato amarillo para el oidio y para madurar mejor la uva.

ESCARDAR: al final del verano se solía escardar el majuelo para cortar los cardos y otros forrajes grandes que podían estorbar el trabajo a la hora de la vendimia.

VENDIMIAR: a principios de octubre, cuando las uvas estaban ya maduras, se realizaba la vendimia.  La vendimia  se hacía por parejas y por linios, de forma que cada persona vendimiaba su lado de la cepa.  Cuando su cunacho estaba bastante lleno, los tarreristas recogían la uva de los vendimiadores y la llevaban a los cestos o al remolque a granel para luego transportarlo al lagar.

VENDIMIANDO EN EL PEDRACHO, EN LA ACTUALIDAD



7.- LOS MAJUELOS   EN VILLAMURIEL  EN EL S. XVIII


A.- SU  SUPERFICIE  y  LOCALIZACIÓN

A mediados del s. XVIII Villamuriel dedicaba bastante superficie agrícola al viñedo: 1.213 aranzadas (unas 450 obradas), en torno a 1/5 de toda la superficie cultivada (unas 2.100 obradas).

Del total de la superficie de viñedo, la mitad era de buena o mediana calidad y la otra mitad de inferior calidad, ya que bastantes de los majuelos se plantaban en zonas de cascajo (en la zona este del  campo del pueblo) o en la parte baja de las laderas del páramo (al oeste del pueblo), zonas menos favorables para el cultivo de cereales.

MEDIDAS DE SUPERFICIE UTILIZADAS EN VILLAMURIEL

Hasta la implantación del sistema métrico decimal en España, en la 2ª ½ del s. XIX, en Villamuriel se utilizaban las siguientes unidades básicas de medida:

La vara castellana de Ávila: 0,835 metros

El pie o tercia: 0.278 metros

El estadal o palo cuadrados:  -    Para las tierras: 3,5 varas2: 9 m2

                                                  -     Para las viñas: 8 tercias2: 5 m2

 

Las tierras se medían en obradas  = 5.380 m2 cada una

Y cada obrada se componía de 6 cuartas = 897 m2 cada una

Las viñas se medían en aranzadas =  2008 m2 cada una

 Y cada aranzada se dividía en 4 cuartas = 502 m2 cada una

MAJUELO EN SANTA OLALLA, EN LA ACTUALIDAD

Los majuelos se concentraban  en determinados pagos del pueblo. Los de los vecinos estaban plantados especialmente en Santa Olalla, La Vega, La Senara y los Olmillos.     Los de los forasteros se situaban sobre todo en los Olmillos, la Vega, la Nava y Fuente Rodrigo.

 ZONA DE LOS OLMILOS, HOY URBANIZADA O DE REGADÍO


B.- LOS CULTIVADORES

Los vecinos cultivadores de viñas eran numerosos (35 laicos y 4 clérigos), ya que muchas familias tenían algún majuelo, aunque fuera pequeño, y trabajaban 255 aranzadas (95 obradas).     La mayor parte cultivaban entre 1 y 5 aranzadas (0,4 a 1,9 obradas)  y sólo 8 pasaban de las 10 aranzadas (3,7 obradas), siempre divididas en varias parcelas pequeñas.

Los vecinos con mayor superficie de viñedo eran labradores/as medianos: Dª María Martín Obejero (33 aranzadas), María Núñez (23 aranzadas) y Manuel  García (19 aranzadas) y el cura párroco D. Francisco García Casado (29 aranzadas).

La mayoría pagaban un foro al municipio (0,5 - 1 real por aranzada al año), por haber plantado las viñas en tierras de propios del mismo.

Los cultivadores forasteros eran más  numerosos (37 laicos y 19 clérigos), cultivaban 957 aranzadas (354 obradas) y los majuelos eran de mayores dimensiones que los de los vecinos.     La mayor parte eran particulares o instituciones religiosas de Palencia.  Muchos los explotaban directamente, pero no eran labradores, por lo que tenían que contratar bastantes jornaleros a lo largo del año.

De ellos, 20 cultivaban menos de 5 aranzadas, 21 cultivaban entre 5 y 25 ar.,  9 entre 25 y 50 ar.  Solo unos pocos pasaban de las 50 aranzadas, destacando la Capellanía de los Canales (73 aranzadas), el Hospital de San Bernabé (61 ar.), D. Juan Manuel López de Puga, D. Manuel  Rodríguez de Cosgaya y D. Baltasar Pérez (53 aranzadas cada uno).


C.- LA PRODUCCIÓN DE VINO

Según las Declaraciones Particulares de los vecinos de Villamuriel y los valores de mosto asignados a cada aranzada en las Respuestas Generales de Villamuriel en el Catastro de Ensenada, la producción de vino se elevaba, a mediados del s. XVIII, a casi 23.000 cántaros (cada cántaro son 16 litros), el resultado de una cosecha de casi 525.000 kilos de uva (se utilizan unos 23 kilos de uva para hacer un cántaro de mosto).


8.- LOS MAJUELOS EN CALABAZANOS EN EL S. XVIII


A.- SUPERFICIE Y LOCALIZACIÓN

Calabazanos (aldea dependiente del señorío del convento de Sta. Clara) también  tenía una parte importante de su campo dedicada al viñedo.  Allí se cultivaban 1.093 aranzadas de majuelos (405 obradas), casi 1/3 de toda la superficie cultivada (1.300 obradas).      De todo el viñedo, ¾  partes era de buena o mediana calidad y ¼ de inferior calidad.

Los majuelos se situaban en la zona este de su término, llamada de forma genérica El Rebollar, que se extendía por el Paramillo (Vallolongo), las laderas del Paramillo (el Rebollar, la Ladera Borral, los Ángeles, San Cristobal, la Tablada alta) y las zonas llanas próximas a las laderas (la Barreñona, los Albañiles, la Junquerilla, la Tablada Baja, las Marnias, Santa Clara, la Jijona).

ZONA DE LAS MARNIAS, EN EL CAMINO DE BAÑOS

ZONA DEL REBOLLAR Y LADERAS DEL PARAMILLO


B.-  LOS CULTIVADORES

La propiedad de casi todo el terreno de Calabazanos era del Convento, que lo tenía cedido a foro a diversos cultivadores, por lo que éstos solo tenían el dominio útil del mismo, debiendo pagar a cambio un foro anual al mismo (0,5 -2 reales por aranzada).      Además el diezmo de los frutos de la aldea (1/10 del mosto, cereales y productos ganaderos) iba íntegro a manos del Convento cada año.

Los cultivadores eran 41: 27 de ellos vecinos de Palencia, 4 de Calabazanos, 4 de Villamuriel, 4 de Baños y 1 de Valladolid y Zamora.   La mayoría eran laicos, pero también había 5 eclesiásticos (algunos centros religiosos).

Del total de los majuelos, 888 aranzadas las cultivaban forasteros laicos de Palencia y de otras ciudades (81% del total).  La 5ª parte restante la  realizaban clérigos forasteros y vecinos  laicos de Calabazanos, Villamuriel y otros pueblos próximos.

Había 3 cultivadores (vecinos de Palencia) con más de 75 aranzadas (28 obradas) de viña: Marcos  Bolado, con 105 aranzadas (39 obradas) en 4 parcelas, Manuel Nieto Fernández con 84 en 5 parcelas y D. Pedro Villamediana con 76 en 3 parcelas.

Luego había 11 cultivadores con más de 35 aranzadas y otros 11 con 10-35 aranzadas.  El resto no llegaban a las 10 aranzadas.


C.- LA PRODUCCIÓN DE VINO

Según las Declaraciones Particulares de los vecinos de Calabazanos y los cántaros de mosto dados a cada cuarta de viñedo en las Respuestas Generales de Calabazanos en el Catastro de Ensenada, la producción de vino se elevaba, a mediados del s. XVIII, a 21.000 cántaros, el resultado de una cosecha de 482.000 kilos de uva. 


9.- LOS MAJUELOS   EN VILLAMURIEL  EN EL  S. XIX


A.- SUPERFICIE Y LOCALIZACIÓN

Desde mediados del  s. XIX, al suprimirse los señoríos,  Calabazanos dejó de pertenecer al Convento de Santa Clara y pasó a formar parte del municipio de Villamuriel, por lo que sus términos municipales quedaron unificados.

La superficie total de majuelos (608 obradas) a mediados del s. XIX era ¼ menos que a mediados del s. XVIII (854 obradas), pero seguía siendo importante en la economía del pueblo, ya que suponía 1/5 respecto a las tierras dedicadas a cereales (unas 3.000 obradas).    Los majuelos de más calidad (1ª y 2ª) eran algo menos de la mitad del total y el resto eran de calidades inferiores (3ª y 4ª).

Es probable que el descenso del nº de obradas de viñedo se deba al descepe de majuelos por el descenso de la producción de las cepas muy viejas del s. XVIII y por la necesidad de aumentar las tierras de cereales para alimentar a una población en crecimiento en el s. XIX.

 MEDIDA DE SUPERFICIE EN VILLAMURIEL EN EL S. XIX

En el s. XIX los agricultores ya no utilizaban las aranzadas, sino las fanegas y las obradas para todo tipo de tierra de cultivo, antes de generalizarse el sistema métrico decimal.

1 OBRADA (5.400 m2) =  2 FANEGAS (2.700 m2, cada una)

1 HECTÁREA (10.000 m2)  =  1,85  OBRADAS

En la 2ª mitad del s. XIX se plantaron majuelos nuevos en el Rebollar, la Serranilla, la Estrella y varias décadas después en el Vivero, coincidiendo con la demanda del vino de España al arruinar la filoxera las viñas de Francia en el último 1/4 del siglo.   Por eso y por la falsedad de las cifras dadas por los cultivadores, Simón Nieto situaba la superficie de viñedo en 544 hectáreas (1.006 obradas) en los años 80 del s. XIX.

La localización de los majuelos en el antiguo campo de Calabazanos continuó en la zona del Rebollar (en los mismos pagos que en el s. XVIII: la Ladera y el Paramillo, el camino de Baños, la Tablada) y los de la zona de Villamuriel se situaban en los cascajos del camino de Magaz, en Santa Olalla y el Salgüero, el Pedracho, la Senara y los Olmillos, la Vega y la Serranilla.

ZONA DE SANTA CLARA, HOY DE FASA, EN EL CAMINO DE MAGAZ

MAJUELOS ACTUALES EN LAS LADERAS DEL PEDRACHO

 B.- LOS CULTIVADORES

A mediados del s XIX los cultivadores de viñas seguían siendo numerosos (205 en total), de los que 145 eran vecinos de Villamuriel y 60 eran forasteros (la mitad de ellos de Palencia y otros tantos de los pueblos próximos: Baños, Tariego, Magaz, Dueñas).   Ya no había cultivadores del estamento eclesiástico, sino que todos eran laicos.

Del total de cultivadores, 171 (el 82%) trabajaban menos de 5 obradas de majuelos, 24 cultivaban entre 5 y 10 obradas, 8 entre 10 y 25 obradas y sólo 2 personas tenían viñas de más de 25 obradas.

Entre los vecinos, los mayores cultivadores eran agricultores medios: 9 de ellos trabajaban más de 8 obradas de viñas, sobresaliendo D. Román Obejero (26,5 obradas) y Antonio Mª Diez de la Mota (19,5 obradas).

Entre los forasteros, los grandes propietarios eran vecinos de Palencia: 4 con superficies de unas 16 obradas y 1 con 37,5 obradas (D Andrés Ruiz de Colmenares).


En el último ¼ del XIX apareció en escena D. Narciso Rodríguez Lagunilla (casado con Dª Regina Pascual Diez, que en 1876 había heredado las propiedades de su padre en Villamuriel, consistentes en 9,5 obradas de majuelo, 1 bodega y 2 lagares) y empezó a comprar majuelos o cambiar tierras por majuelos y más tarde a plantar majuelos nuevos en sus tierras hasta llegar a cultivar más de 70 hectáreas, sobre todo en la zona del Vivero y la Tablada.

ENTRADA AL VIVERO, SIN MAJUELOS DESDE HACE 50 AÑOS


C.- LA PRODUCCIÓN DE VINO

Tomando como referencia los datos del Amillaramiento de 1850 (los Amillaramientos son declaraciones de los bienes inmuebles y de los animales y su valor, con objetivos fiscales) la producción de vino se elevaba en Villamuriel, a mediados del s. XIX, a casi 25.000 cántarosel resultado de una cosecha de 568.000 kilos de uva, tal vez una cifra falsa y  bastante baja para pagar menos impuestos, tanto por los majuelos como por el vino. 

Y a finales del s. XIX Francº Simón Nieto daba la cifra de 900.000- 1.000.000 de litros (56.000-62.000 cántaros), considerando que los datos oficiales de 550.000-650.000 litros eran incompletos y engañosos.


10.- LOS MAJUELOS EN EL S. XX

En las primeras décadas del s. XX se tuvieron que replantar casi todos los majuelos injertando palos de vides locales en las madres de vides americanas para hacer frente a la filoxera, que también acabó llegando a muchas regiones de España.

D. Narciso Rodríguez Lagunilla, a finales del s. XIX, y después su yerno, D. Vicente Almodóvar Gil (el cual se hizo cargo de la explotación agrícola  una vez fallecido aquel en 1908),fueron los que impulsaron un vivero de vides americanas en su finca de Villamuriel para hacer frente a la filoxera.

En el s. XX, una  vez superada la filoxera, el cultivo de la vid siguió siendo importante en la vida y la economía de Villamuriel.

Siguió habiendo majuelos por muchos de los pagos del campo del pueblo, dando un aspecto más agradable a la vista, por su verdor, que en las zonas exclusivas de cereal de secano, con barbecho cada 2 años.   

El viñedo seguía dando trabajo diario a muchos jornaleros y sus familiares durante casi todas las estaciones del año y suponía un ingreso casi siempre seguro para los cultivadores de viñedos.

Así se puede ver en las noticias del Diario Palentino con motivo de la helada producida a principios de mayo de 1945, en que se vio arruinada toda la cosecha del año.

DIARIO PALENTINO - 29 DE AGOSTO DE 1945

En el Diario Palentino del 29 de agosto un titular decía: “LA COSECHA DE VILLAMURIEL, VERDADERAMENTE DESASTROSA”.  “Ha sido un desastre el rendimiento en los cereales en cantidad y calidad, algo jamás aquí conocido, por la pertinaz sequía.   Únase a esto la helada del 2 de mayo, que arrebató la principal riqueza del pueblo, el vino, de tal manera que se puede calificar de ruina económica en cuanto a este producto, con pérdidas que se calculan en 1 millón de pesetas”.  

En el Diario Palentino del 28 de septiembre la noticia se titula “MAL AÑO DE UVA EN VILLAMURIEL”. Y sigue diciendo: “La terrible helada del 2 de mayo ha revestido caracteres de una catástrofe local, cuya magnitud no es conocida ni por los más viejos, al ser su principal fuente de ingresos. El desastre es tal que cosecheros de relativa importancia han recolectado escasamente unos kilos. Esto afecta a todas las escalas sociales que viven y se dedican a él”.

A Villamuriel acudían asiduamente a comprar vino muchos vecinos de Palencia y los dueños de tiendas, bares y otros establecimientos de la zona, ya que era muy apreciado por su calidad y buen precio.

Llegado el otoño y una vez que empezaba la vendimia en octubre, se producía un ajetreo especial en el pueblo, con las cuadrillas de vendimiadores preparándose para ir a los majuelos y los carros de mulas acarreando la uva a los lagares de las zonas de bodegas. Y en los días siguientes se hacían los lagares, con todas las labores necesarias para obtener el mosto y almacenarlo en las cubas.

CUBOS CON RACIMOS, EN LA ACTUALIDAD, EN ZONA DEL PEDRACHO

Pero desde los años 40 la situación empezó a cambiar.

En la posguerra, el régimen de Franco impulsó una política de autosuficiencia por su aislamiento internacional y fomentó el cultivo de trigo para garantizar el abastecimiento de pan para la población.

Además, en esos años, se implantó el regadío de muchas zonas del pueblo abastecidas con el agua del canal de Palencia y del canal de Castilla, donde se empezaron a introducir cultivos de regadío más rentables. Incluso se penalizaba con impuestos más altos a las fincas que se seguían dedicando a cultivos de secano.

En las décadas siguientes empezó a disminuir la demanda del vino de Villamuriel, porque la población de otras localidades ya disponía de lugares de venta más accesibles sin desplazarse al pueblo, lo que alargaba demasiado la venta de las cubas de vino, poniendo en peligro su buena conservación.

El laboreo manual de las viñas era muy trabajoso y la mano de obra se había encarecido al haber menos jornaleros por la emigración a las ciudades, pero la introducción de los tractores en el cultivo de las viñas no era fácil por la anchura insuficiente de las calles, dañando con frecuencia las cepas.

Villamuriel pudo entrar en la zona de denominación de vino Cigales, como hizo Dueñas, pero los propietarios de las viñas del pueblo no lo vieron adecuado y dejaron pasar ese tren.

Así que poco a poco, pero de forma progresiva, entre los años 50 y 80 se fueron descepando los majuelos (primero los de la zona de regadío y después los de los pagos de secano) o dejándolos perdidos  hasta desembocar en la situación actual, en la que quedan unos pocos testigos de la gran superficie de majuelos en algunos pagos del pueblo: el Pedracho, la Estrella, Santa Olalla, las Raposeras, el Paramillo.

                            MAJUELO PERDIDO EN SANTA OLALLA


A pesar de todo, en los años 70  se celebró la Fiesta de la Vendimia, que trataba de dar a conocer una actividad centenaria tan característica del pueblo, y durante unos años la fiesta dio color y animación al mismo en unos días de octubre.      Pero fue como el canto del Fénix, ya que en 1978 dejó de celebrarse, porque el viñedo estaba en clara regresión y la economía del pueblo iba por otros derroteros con la llegada de FASA a Villamuriel.

CARROZA DE LA FIESTA DE LA VENDIMIA DE 1977

11.- DOCUMENTACIÓN UTILIZADA

  • Las Ordenanzas Municipales de Villamuriel, de 1764,  del  Archivo Municipal de Villamuriel
  • Los Amillaramientos de Villamuriel, de 1850 y años posteriores, del Archivo Municipal de Villamuriel.
  • Las Respuestas Generales y las  Declaraciones particulares para Villamuriel, del Catastro de Ensenada, de 1752, del Archivo Histórico Provincial de Palencia.
  • El Estudio médico-topográfico de Villamuriel de Cerrato, de Francisco Simón y Nieto, de 1886
  • Diversos documentos sobre ventas o cambios de heredades en Villamuriel en los siglos XII a XVI, del Archivo de la Catedral de Palencia.
  • Varios ejemplares de Diario Palentino de 1945, del Archivo Histórico Provincial de Palencia.
  • Información oral de varios vecinos de Villamuriel: Miguel Aparicio, Guillermo Nieto.
  • Diversas páginas de Internet para los aspectos generales sobre los viñedos.
  • Fotografías  del autor del artículo y de Guillermo Nieto
  • Gráficas y tablas elaboradas por el autor del artículo



Artículo elaborado por Zacarías Diez García, 

miembro de la Asociación Amigos del Patrimonio de Villamuriel































No hay comentarios:

Publicar un comentario